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Simeone, hora de atacar para enterrar de golpe todos sus demonios
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dos trágicas finales que marcaron al atlético

Simeone, hora de atacar para enterrar de golpe todos sus demonios

Clave en la exitosa etapa del Atlético de Madrid en los últimos tiempos, determinadas decisiones en las dos finales perdidas le dejaron marcado. Ahora tiene otra ocasión para sacarse la espina

Foto: En la imagen, Simeone tras caer el Atlético de Madrid en la final de Milán. (Reuters)
En la imagen, Simeone tras caer el Atlético de Madrid en la final de Milán. (Reuters)

La tercera oportunidad está a un par de pasos. Otra vez aparece el Real Madrid en la senda que recorre el Atlético de Madrid. Dos veces la tragedia acabó envolviendo el mundo rojiblanco; ahora, piensan los entonces perdedores, es el momento de reír. Ya toca. Los dos funestos episodios colocaron a Simeone en el centro de la diana por diferentes cuestiones. Sin él en el banquillo, el equipo jamás habría soñado con alcanzar su estatus actual. Los títulos sumados en los últimos años tienen el incuestionable sello del argentino. También alcanzar finales finalmente perdidas. Pero en Lisboa y Milán, decisiones del estratega fueron duramente censuradas, fuera y dentro. Ahora que tiene una tercera cita definitiva a dos pasos, los errores del pasado deben servirle para dar un giro ganador a la historia eliminando al gran emenigo en las semifinales de la Champions League.

Foto: Imagen de un sorteo de Champions en Nyon. (EFE)

Si duro fue caer en la final de Lisboa —cuando el Atlético ya acariciaba el trofeo apareció Sergio Ramos con un imponente cabezazo—, más lo fue en Milán. Todos entendieron en el vestuario, también en el club, que había llegado el momento de ganar el gran trofeo. Sentían que no se repetiría lo sucedido dos años antes, que ahora sí el equipo estaba perfectamente preparado para someter al rival. Por ello, la decepción fue si cabe mayor, a pesar de que en Portugal la escuadra rojiblanca tuvo al alcance la gloria. El golpe sufrido la pasada temporada provocó heridas que tardaron en cicatrizar, pero aquellas marcas ya están olvidadas. Eso parece a la vista de la ascendente trayectoria del Atlético en los últimos tiempos.

La final de Milán pudo tener efectos devastadores para el Atlético de Madrid. Durante días desapareció por completo de la faz de la tierra el Cholo, prácticamente ilocalizable. Tan feo pintaba el panorama que el propietario del club y el director técnico cruzaron el charco para, cara a cara, confirmar que el argentino seguiría siendo el líder del equipo, cosa que durante muchas jornadas no se tuvo nada claro. Una foto lanzada por el estratega en la red, en la que aparecía junto a Miguel Ángel Gil y Andrea Berta, tranquilizó de manera definitiva al personal. Consiguió retener el club a un Simeone que tenía decidido abandonar y emprender una aventura en otra parte; eso sí, se quedó reduciendo la duración de su contrato.

"En el Atleti no nos lamentamos"

En Lisboa estaban preparadas las botellas de champán para ser descorchadas, cosa que no sucedió finalmente. Un partido que tuvo ganado el Atlético y que perdió al final. Un partido en el que pasaron muchas cosas antes que finalmente repercutieron en el triste y duro desenlace. Unos días antes había ganado la Liga y los festejos posteriores fueron interminables. Demasiadas horas de fiesta, tal vez tocaba otro plan pensando en la final que una semana después tocaba afrontar. Diego Costa, mientras, apareció en el once y abandonó el terreno de juego a las primeras de cambio. Tenía tocado el físico, pero se empeñó en comparecer. Simone le respaldó. Resultado, regaló un cambio que pudo haber guardado para el final. Y uno de ellos no fue entendido por nadie. Quitó a Raúl García para dar entrada a José Sosa. Nadie comprendió la decisión del argentino. "Tal vez tuve quitar a Adrián, pues Raúl nos hubiera echado una mano en el juego aéreo de esa maldita pelota del minuto 93", dijo en una entrevista concedida a 'Marca'. Cuando apareció en la tablilla el número del navarro, hubo muchos que tuvieron que frotarse los ojos para creerlo...

Hace dos temporadas, los dos grandes clubes de Madrid quedaron emparejados en los cuartos de final de la máxima competición europea. También entonces quedó señalado el entrenador sudamericano. Propuso un plan conservador de principio a fin, primero en el Vicente Calderón, luego en el Santiago Bernabéu. La escuadra rojiblanca apenas generó oportunidades en los dos partidos; todo fue mantener a cero la portería de Oblak, el que mantuvo en pie al Atleti, esperando dar un zarpazo definitivo al final de la eliminatoria. Cuando Arda Turan fue expulsado en Chamartín en el segundo tiempo, la estrategia empezó a desmoronarse. A falta de un puñado de minutos para el final, Chicharito Hernández apareció para evitar la prórroga y colocar al Real Madrid en la siguiente etapa. El plan del Cholo falló de nuevo en la hora de la verdad.

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El año pasado, otra decisión de Simeone nubló más todavía el funesto ambiente que cubría al Atlético de Madrid. Tras el descanso, con Carrasco en el terreno de juego, el Atlético superaba al Real Madrid sobre el verde de San Siro. Cuando el belga selló el empate, el equipo de Zidane quedaba golpeado, casi listo para ser noqueado. El físico de Cristiano Ronaldo y Bale se resquebrajaba poco a poco, pero no, el entrenador argentino no estimó oportuno introducir en el campo a un jugador desequilibrante y chispeante como Ángel Correa. El menudo delantero se quedó inédito, lo que más de uno no comprendió, cuando el rival parecía muy tocado. "A lo mejor tuvimos que dar un paso al frente para ganar en Milán", reconoció tiempo después Koke en 'Radio Marca'. "Lo que nos han enseñado en el Atlético de Madrid desde que somos pequeños es que nosotros no nos lamentamos. Si caemos, nos levantamos y buscamos otra oportunidad". La máxima es de esta semana, pronunciada por Fernando Torres. Se ha vuelto a levantar el equipo rayado, pero para esta vez abatir al Madrid, posiblemente sea momento de dar un paso al frente. Simeone tiene la palabra.

La tercera oportunidad está a un par de pasos. Otra vez aparece el Real Madrid en la senda que recorre el Atlético de Madrid. Dos veces la tragedia acabó envolviendo el mundo rojiblanco; ahora, piensan los entonces perdedores, es el momento de reír. Ya toca. Los dos funestos episodios colocaron a Simeone en el centro de la diana por diferentes cuestiones. Sin él en el banquillo, el equipo jamás habría soñado con alcanzar su estatus actual. Los títulos sumados en los últimos años tienen el incuestionable sello del argentino. También alcanzar finales finalmente perdidas. Pero en Lisboa y Milán, decisiones del estratega fueron duramente censuradas, fuera y dentro. Ahora que tiene una tercera cita definitiva a dos pasos, los errores del pasado deben servirle para dar un giro ganador a la historia eliminando al gran emenigo en las semifinales de la Champions League.

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