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Sin intensidad, no es el Atlético
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una falta de lewandowski decide el encuentro

Sin intensidad, no es el Atlético

El conjunto rojiblanco entendió desde el principio que el partido daba lo mismo, le dejó el balón al Bayern de Múnich y solo pudo desear que el partido pasase pronto y con el menor dolor posible

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Los días de fiesta fueron otros, en Múnich habían quedado unas migajas que en poco o nada se parecían a lo que esperaban los aficionados el día del sorteo. La errática marcha del Bayern en esta liguilla produjo que lo que iba a ser un partidazo se convirtiese en poco más que una pachanga con el himno de la Champions al principio. La guerra ya la había ganado el Atlético, que ha sido primero de grupo. Eso era lo que contaba. Otra cosa era esta batalla, que era una menor, pero no deja de ser fútbol.

Foto: Álvaro Domínguez (Rurets)

Esta sí, fue del Bayern. Salvo unos minutos al inicio del encuentro, con alguna llegada peligrosa en las botas de Carrasco, el Atlético fue un naufragio completo. El Bayern de Ancelotti, que es un equipo en construcción, se encontró con un partido muy cómodo, en el que el habitualmente fiero conjunto de Simeone se presentó manso, sin ningún interés por meter la pierna o correr de más. No era una de esas noches que exigen esfuerzos.

El Bayern se lo tomó con un poco más de interés. Quizá porque jugaban en casa, también por el oprobio de verse segundos en la clasificación, algo que en ningún caso iba a cambiar pero sí se podía llegar a maquillar con un buen resultado. Además, los muniqueses tienen más banquillo, mejores jugadores suplentes y muchos de ellos, en los dos equipos, aparecieron por el campo. En ese plan, mejor los alemanes.

Y especialmente bien Arjen Robben. No es nuevo en esta plaza, el jugador holandés ha sido uno de los jugadores más talentosos de la década y si no ha llegado a algo más ha sido principalmente por las lesiones. Igualmente su carrera es de primer nivel y en Múnich, con 32 años, sigue demostrándolo. Robben no engaña a nadie, lleva haciendo la misma jugada y el mismo regate desde que era un juvenil, conduce con la izquierda, bracea de una forma extraña, traza la diagonal hasta la portería. Una y otra y otra vez. Es una marca de identidad de un jugador que por más veces que haga lo mismo sigue quedándose con los defensas rivales por su potencia y su despliegue. No marcó, pero tuvo unas cuantas en el partido para hacerlo.

placeholder Koke y Vidal (EFE)
Koke y Vidal (EFE)

Lewandowski, a lo suyo

Quien sí marcó es Robert Lewandowski. Un día más en la oficina. El delantero es sensacional, por recursos, por condiciones y porque incluso es capaz de sacar bien los libres directos. El único gol del partido salió de una de esas ocasiones. El balón estaba en la frontal del área, la barrera bien colocada y Oblak atento a lo que podía depararle el disparo. Dio lo mismo, cuando una falta se tira a la perfección solo superman puede alcanzarla.

Foto: Cristiano Ronaldo y Messi, durante un Clásico (Reuters)

El gol fue el principio de la fase de dominación más abrumadora del Bayern, que fue extensa. Los de Ancelotti dormían el balón, y entre toque, toque y más toque el Atlético poco podía hacer. Era un equipo desconocido, no solo por la fuerza sino también por lo poco que le duraba el balón en los pies cuando lo recuperaban. Y no es exactamente que la presión fuese asfixiante, más bien al contrario, es que los rojiblancos no habían salido del túnel de vestuario.

Los principales culpables, si es que hay culpa en un partido en el que nadie se juega nada, son los mediocampistas. Porque ellos son quienes tienen que armar el juego, el eslabón básico del fútbol. Ni Gabi ni Koke estuvieron bien, lo cual no sería tan grave si no fuese porque más allá de este partido parece haber una tendencia, especialmente en el caso de Koke. El centrocampista anda un poco mareado, porque se ve especialmente vigilado. Él era clave en la transformación del Atlético en un equipo más bonito y mejor, pero no lo está consiguiendo. Se le nota cierta ansiedad, la necesidad de hacerlo bien y demostrar mucho aderezada con los nervios de saberse observado.

El partido terminó 1-0 y los rojiblancos solo se vieron pudiendo empatar en un último arreón en los minutos finales, como ese estudiante que intenta aprenderse la noche antes del examen todas las lección que los días previos no tuvo en cuenta. No sirvió de nada, ganaron los alemanes, como es costumbre cuando juegan en casa, aunque en un partido sin ninguna trascendencia. Pudieron incluso marcar más goles, porque Thiago falló una solo a puerta vacía que no sería aceptable si no fuese, de nuevo, porque nada estaba en juego.

El partido del Atlético es de los peores del año. También uno de los menos graves. Porque si se podía tropezar una vez sin duda era esta. La guerra, en todo caso, estaba ya ganada.

Ficha técnica

1 - Bayern: Neuer; Rafinha, Hummels, Alaba, Bernat; Renato Sanches, Vidal, Thiago; Robben (Kimmich, 83), Lewandowski (Müller, 80) y Costa (Javi Martínez, 87)

0 - Atlético; Oblak; Vrasalko, Godin, Savic, Lucas; Gabi, Koke (Thomas, 68), Sául Niguez, Gaitán (Correa, 60); Griezmann y Carrasco (Gameiro, 60).

Goles: 1-0: m. 28, Lewandowski.

Árbitro: Clemen Turpin (FRA) amonestó a Gabi.

Incidencias: Partido de la última jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones disputado en la Allianz Arena de Múnich ante 70.000 espectadores. 

Los días de fiesta fueron otros, en Múnich habían quedado unas migajas que en poco o nada se parecían a lo que esperaban los aficionados el día del sorteo. La errática marcha del Bayern en esta liguilla produjo que lo que iba a ser un partidazo se convirtiese en poco más que una pachanga con el himno de la Champions al principio. La guerra ya la había ganado el Atlético, que ha sido primero de grupo. Eso era lo que contaba. Otra cosa era esta batalla, que era una menor, pero no deja de ser fútbol.

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