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El riesgo de ser lateral en el Atlético que solo Filipe y Juanfran saben afrontar
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los rojiblancos reciben este martes al rostov

El riesgo de ser lateral en el Atlético que solo Filipe y Juanfran saben afrontar

Vrsaljo tampoco ha funcionado. La exigencia de Simeone para jugar en los flancos de la defensa es máxima, tienen que ser perfectos para atrás e incorporarse y dar sentido al juego arriba

Foto: Juanfran Torres y Filipe Luis (EFE)
Juanfran Torres y Filipe Luis (EFE)

"No, Sime, no". El Cholo Simeone y el Profe Ortega se desgañitan en los entrenamientos corrigiendo a Vrsaljko. Le ficharon este verano para dar profundidad al banquillo y desafiar la titular de Juanfran, pero de momento ve el fútbol desde la barrera. De él hablaban maravillas, su temporada pasada en el Sassuolo fue excelente y sonaba a fichaje seguro, de esos que desde el primer día están en la pomada. Pero no, en lo que va de temporada solo ha jugado un partido, contra el Sporting, en el resto de días o ha estado en el banquillo o, peor, en la grada. Ni un segundo más.

El croata se ha topado con la cruda realidad de los entrenamientos del Atlético. Tiene a dos guardianes vigilando todos y cada uno de sus pasos y es uno de los más abroncados del Cerro del Espino. No le queda más que asumir lo que hay y, si no cambian las cosas, aceptar que jugará poco. Lo suyo no es sencillo, le piden que sea lateral en el Atlético de Madrid, y si en todas las posiciones la exigencia es extrema aún lo es más cuando se trata de los flancos de la zaga.

Foto: Yannick Carrasco celebra el gol que le dio el triunfo al Atlético de Madrid ante el Bayern (Reuters)

Como defensa, porque un lateral no deja de serlo, tiene que ser perfecto. No espera menos el Cholo de los suyos, no deja perder un balón, ni una marca, hay que estar rápido al cruce y saber combinarse con los otros propietarios de la zaga. Hay otros equipos en los que el error está menos penado y los laterales pueden respirar algo más, sus fallos no se traducen necesariamente en reproches. Pero eso no es el Atlético. Además, de un lateral en 2016 se espera que tenga proyección ofensiva. En la hoja de tareas está subir la banda, centrar bien, apoyar al medio del campo y ensanchar lo más posible el fútbol del equipo. Todo eso, en el Atlético, con la espada de Damocles de saber que dejar de bajar una sola vez es una bronca casi segura. Hoy tampoco se le espera en la alineación, y eso que el rival es el Rostov y el equipo juega en casa. La clasificación a octavos se puede certificar en este partido.

Todo eso que ha aprendido Vrsaljko a golpe de grito es también un monumento en el que aparecen los nombres de Filipe Luis y Juanfran. De ellos se habla menos que de Koke, de Carrasco o de Griezmann, no diremos ya que de Simeone, pero ambos son piezas capitales para comprender un equipo que se asienta con paso firme entre los mejores del mundo. La labor del lateral no llama tanto la atención como otras, ellos mismos no son tan brillantes como los antes nombrados, pero es imposible concebir el equipo rojiblanco sin estos dos puntales.

Juanfran rumia estos días por su salida de la selección. La nueva época de Lopetegui ha tenido otras víctimas, como Cesc, pero quizá el lateral es quien más pueda hablar de injusticia. Él, que hace unos meses era titular, no ha bajado en sus prestaciones. Sigue siendo el extremo reconvertido que aprendió a defender y amarga las tardes de quienes viajan por su banda. La justificación dice que es una posición muy llena en España, que está inmenso Carvajal y algo similar puede reclamar Sergi Roberto. También está por ahí Héctor Bellerín, realidad en el Arsenal que coge sitio. Da un poco lo mismo, se pueden poner una docena más de jugadores y Juanfran seguirá teniendo argumentos sólidos para reclamar su espacio en el equipo. No hace falta irse muy lejos, basta con mirar su desempeño en el Atlético.

placeholder Simeone mira a Filipe y a Vrsaljko.
Simeone mira a Filipe y a Vrsaljko.

De equipos medianos a puntales del Cholo

Su peripecia vital es algo extraña. Era un canterano del Real Madrid con mucha proyección, un virguero que volvía locos a los laterales contrarios y que se aprovechaba de su condición de extremo para llegar al área rival y marcar algunos goles. En los blancos no cuajó, porque ser de la fábrica no es sencillo y la planta noble en ese club tiene una competencia atroz. Así que empezaron las salidas, primero al Espanyol, donde se hizo con un puesto de titular, luego a Osasuna. Su nombre iba creciendo, aunque marcaba poco su trabajo siempre era reseñable.

En el invierno de 2010 el Atlético vende a Simao para hacer caja -eran otros tiempos- y como remiendo escoge al extremo de Osasuna, que llega por cinco millones y ya no es un niño, pues tiene 26 años. Quique Sánchez Flores, entrenador en la época, está que trina, no entiende que vendiesen al portugués. Juanfran ya está en el Atleti y, con el siguiente entrenador, Goyo Manzano, cambia de posición. Baja al lateral derecho, donde su falta de gol es menos importante. Pronto demuestra que vale, y mucho, para esa posición. Simeone, cuando llega, le convierte en uno de los suyos, le da galones, le hace mejor jugador y convierte un jugador mediano en un titular en la selección.

Foto: Simeone, durante una rueda de prensa (EFE)

La historia de Filipe tiene lazos en común con la de su compañero de fatigas, aunque él siempre fue lateral. También pasó por la cantera blanca, aunque siendo el brasileño un jugador ya plenamente formado, también se curtió en un equipo de los que saben lo que es el riesgo de descenso, en su caso el Deportivo, y también llegó al Atlético en 2010, a las órdenes de Quique Sánchez Flores y sin ser ya un niño, pues tenía 25 años. Su proceso fue análogo al de Juanfran, desde que llegó jugó, pero fue Simeone quien le dio un empujón más para convertirle en un jugador de élite.

Tanto es así que en 2014 le llamó el Chelsea y él se tuvo que marchar. Había demasiado dinero para que el Atlético despreciase la operación. El brasileño se perdió en Londres, en ningún momento se encontró cómodo con Mourinho en el banquillo y le entró una repentina 'saudade'. No de su país, como es frecuente en los brasileños, sino de su exequipo y su exentrenador. Cholo, que no había dejado de hablar con él, le ofreció volver a casa al verano siguiente. Ni Siqueira ni Ansaldi, sus reemplazos, habían entendido lo que quiere el técnico argentino de un lateral y el reencuentro costaba mucho dinero, pero era una petición expresa de quien es un icono en el club. No se consigue todo lo que quiere Simeone, pero desde luego sí se intenta.

Filipe es un puñal en la izquierda, un jugador que se ofrece tanto a los medios como a los delanteros y que hace daño al equipo rival. En su selección compite contra Marcelo, más brillante en muchas facetas del fútbol, imprevisible en grado sumo. Un jugador incomparable que, probablemente, sería incapaz de meterse en la disciplina de Simeone. Es más, el argentino tendría grandes problemas para alinearle del mismo modo que los tiene para defenderle. Es otro estilo y, una escuela futbolística dispar en la que el Atlético los tiene claro: no cambiaría a los suyos por nadie. Tanto es así que uno de ellos se fue y volvió. Y Varsaljko, como Gámez en su día, puede intentar parecerse más a ellos, pues ese perfil y no otro el que se exige para ir de rojiblanco.

Alineaciones probables

Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Saúl, Gabi, Koke, Carrasco; Griezmann y Torres o Gameiro.

Rostov: Dzhanáev; Kudriashov, Navas, Terentiev, Granat, Mevlia; Gatskan, Yeroshin, Noboa, Kalachov o Azmun; y Poloz.

Árbitro: Craig Thomson (Escocia).

Estadio: Vicente Calderón.

"No, Sime, no". El Cholo Simeone y el Profe Ortega se desgañitan en los entrenamientos corrigiendo a Vrsaljko. Le ficharon este verano para dar profundidad al banquillo y desafiar la titular de Juanfran, pero de momento ve el fútbol desde la barrera. De él hablaban maravillas, su temporada pasada en el Sassuolo fue excelente y sonaba a fichaje seguro, de esos que desde el primer día están en la pomada. Pero no, en lo que va de temporada solo ha jugado un partido, contra el Sporting, en el resto de días o ha estado en el banquillo o, peor, en la grada. Ni un segundo más.

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