Carrasco se hace dueño y señor del Atlético

El Atlético no está todavía en octavos de final, pero puede ir ya pensando en cómo prefiere que se organicen el resto de grupos para seleccionar los rivales que prefiere para la primera ronda de eliminación directa. Ha ganado los tres partidos que ha jugado y demostrando en los tres que su candidatura a ganar el torneo sigue el curso ideal con firmeza. Ha hecho lo que se necesita para ganar, que es marcar un gol más que el contrario. Suficiente para ser líder de su grupo sin haber recibido ni un solo gol.

La última victoria se produjo en la lejanía, en Rostov, una ciudad que nunca antes había vivido lo que era estar entre los mejores equipos del mundo. Olía a partido duro, de los de toda la vida en Rusia, esos que se jugaban a las 18.00 horas para adaptar el fútbol europeo a la vida del aficionado de aquel país. La historia dice que los rusos tienen fama de guerreros toscos, recios e imperturbables. El Rostov, movido por la esencia de su nación, representó este papel de memoria y convirtió el encuentro en un duelo intenso, competido hasta el último instante y mucho más parejo de lo que cabía esperar. El subcampeón de Europa no debía sufrir para ganar allí, o eso decían las quinielas, pero hasta que Carrasco no prolongó su idilio goleador, no pudo Simeone respirar tranquilo.

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Este Atleti irrefrenable que acumula un mes prácticamente perfecto debe buena parte de su estado de gracia a que Carrasco también lo está. Sólo los expertos podrán decir qué es causa y qué es consecuencia, pero una cosa tiene una evidente relación con la otra. Por supuesto, la principal razón que ha hecho que éste sea ahora el Atlético de Carrasco casi más que el de Griezmann es Simeone, que ha moldeado al belga a su antojo hasta sacar de él un jugador de nivel mundial a través de un año de trabajo de base, formación táctica y potenciamiento de sus cualidades técnicas al servicio del equipo. A este medio-andaluz, medio portugués pero que juega con Bélgica se le antojaban unos detalles que anunciaban su futura explosión, pero no había nadie que le hubiera guiado hacia la cima. Simeone lo ha hecho. Ambos han tenido paciencia y el resultado es buenísimo ahora y será excelente en breve espacio de tiempo.

Uno de los aspectos que ha pulido el Cholo de su '10' es el aspecto goleador, algo en lo que nunca había destacado y que necesitaba incorporar a sus facultades para dar el salto cualitativo que requiere ser importante en este Atleti. Se caracteriza por ser profundo y aprovechar bien los espacios, además de por ser hábil en la combinación rápida entre delanteros, pero no marcaba goles. Y en los últimos cuatro partidos ha hecho cinco tantos. Dos indispensables para que el Atleti tenga nueve puntos en Champions, y otros tres para que la paliza al Granada fuera apoteósica. Mantener este ritmo depende de él y de que Simeone le dé la continuidad que hacen falta para proseguir este tipo de rachas.

Le falta todavía dar un paso más hacia la perfección, que estará cerca de alcanzar más pronto que tarde. Ese paso es no creerse el mejor. Al menos no todavía. Hubo fases del encuentro en las que se sentía tan superior a sus contrarios, tan determinante para su equipo que abusaba de la conducción, le sobraba un regate o un recorte. No duden, no obstante, que Simeone le enderezará. Si algo no soporta el Cholo son los egos pomposos de sus jugadores.

El gol de Carrasco fue ocasionado, entre otras muchas cosas, por uno de los poquísimos fallos de la defensa rusa. Es imperdonable que Kireev pierda la marca del belga en un balón colgado desde el lado contrario. Aunque, sin duda, el principal motivo por el que se adelantó el Atleti es la insistencia. No se frenó en su intento de marcar el primero, de abrir el marcador ante los continuos fallos. Dijo Simeone al acabar el choque que esos errores les estaban creando ansiedad. En realidad, no lo pareció.

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El Atleti siguió jugando con calma, sabiendo que era cuestión de tiempo que apareciera un resquicio por el que introducir la pelota. Koke creaba en el medio como en los mejores días (como si tuviera días malos) y Griezmann y Torres provocaban espacios con sus movimientos para la aparición de los extremos en ventaja. Las mejores ocasiones fueron para Correa y Carrasco, sobre todo para el argentino, que perdonó dos goles cantados en el primer tiempo, aunque en su mayoría vinieron provocadas por acciones de los laterales, siempre profundos y peligrosos. Juanfran puso el balón del gol, sin ir más lejos. Ya después, tras la reanudación y con la entrada de Gameiro por Correa, pudieron aparecer los puntas. Tanto Torres como Griezmann disfrutaron de dos cabezazos que no entraron por pocos centímetros. Por cierto, jugar con cuatro delanteros ya es algo normal para el Cholo.

El Rostov es uno de esos equipos que puede jugar la Champions por el ideal democratizador de Platini, pero que puede no tener el nivel para enfrentarse a los mejores. Da igual, lo intentó como el que más y solo un despiste evitó que sacaran un punto ante el Atleti. Eso, y que Oblak paró la única que tuvo que parar cuando el encuentro agonizaba y Carrasco ya ganaba en el banquillo su merecido descanso.

Ficha técnica

0 - Rostov: Dzhanáev; Kudriashov, Navas, Kiréev, Granat, Mevlia; Gatskan, Yeroshin, Noboa; Azmun (Prepelita, min.74) y Poloz (Doumbia, min.77).

1 - Atlético Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Correa (Gameiro, min.57), Gabi, Koke, Carrasco (Saúl, min.88); Griezmann (Thiago, min.91) y Fernando Torres.

Goles: 0-1, min.62: Carrasco.

Árbitro: Daniele Orsato (ITA). Amonestó a Filipe Luis, Juanfran y Mevlia.

Incidencias: partido correspondiente al Grupo D de la Liga de Campeones disputado en el estadio Olimp-2 de Rostov ante 15.000 espectadores (lleno).