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Simeone rota con Torres porque no se puede permitir tenerle descontento
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Simeone rota con Torres porque no se puede permitir tenerle descontento

El único cambio previsto en el partido en Rostov es la entrada del ídolo de la afición. Ha dicho en ocasiones que quiere jugar más y el técnico sabe que no tenerle en cuenta puede ser un problema

Foto: Torres y Simeone (Reuters)
Torres y Simeone (Reuters)

El camino que va de equipo peleón a referente del fútbol europeo requiere una serie de adaptaciones, desde la más obvio, que es cambiar a los jugadores y al técnico por otros mejores, hasta pequeños detalles de adaptación al medio y a las nuevas expectativas. El Atlético de Madrid de ahora tiene un equipo superior a cualquiera de hace una, dos o tres décadas, un conjunto técnicamente capaz, equilibrado y profundo, pues en el banquillo hay piezas de altísimo valor dispuestas a salir si la ocasión lo requiere.

Foto: Fernando Torres, en el acto de LG (LG).

Los suplentes, y más cuando se habla de estos niveles, son tigres presos en diminutas jaulas. No pueden estar cómodos sin más, no aceptan fácilmente ser relegados porque se saben muy buenos y, normalmente, tienen la autoestima alta para considerar que ellos, y no los que están jugando, serían la decisión acertada. Y esto, que es ley de vida, es un problema a modular. Tener a un jugador como Fernando Torres de suplente es siempre difícil. Él, lo ha dicho en diversas ocasiones, querría jugar. Como cualquiera. No hay quejas, ni declaraciones muy altisonantes, no se le verán golpes en el banquillo ni desplantes, pero no por eso el Cholo Simeone deja de saber que la ambición, en un hombre de su lustre, está siempre ahí.

Por eso entiende que, de vez en cuando, debe de concederle su espacio, darle su importancia. La élite de los entrenadores tiene que pensar en tácticas y estrategias, pero entre sus funciones también está saber tener a la plantilla enchufada y con ganas, casi como si de militancia se tratase. Simeone lo vio hace poco con Carrasco. Estaba jugando poco, menos de lo que le gustaría, y empezaba a pensar que su puesto no era el de titular en los días grandes sino en jornadas de menos interés. El Cholo detectó el problema y le puso contra el Bayern. Mano de santo.

Con Torres no va a ser lo mismo, porque hay algunas piezas en su zona que le están funcionando demasiado bien, pero sí que pretende darle espacio para lucirse. Por eso contra el Rostov será titular por delante de Gameiro. Es la única rotación prevista, todo lo demás será como contra el Granada, y bien podría repetir también el francés, pero Simeone prefiere darle un poco de oxígeno a un jugador que, a nadie se le esconde, es especial.

De hecho, pocos saben esto mejor que el técnico rojiblanco. En sus casi cinco años en el banquillo del Atlético -y ya antes cuando era jugador- ha sido reverenciado siempre ¿su único momento en duda? cuando no entró del todo en sintonía con Fernando Torres. Es lo que tiene ser un icono. Eran esos momentos en los que el club no tenía claro si renovar o no al fuenlabreño, canterano y emblema, porque el técnico no terminaba de verle en la plantilla del año siguiente. No hubo tragedia, entre otras cosas porque Torres demostró con goles y buen juego que tenía espacio en la plantilla, pero durante unas semanas la grada se enrareció ante la necesidad de elegir entre dos lealtades que en ese momento colidían.

placeholder Torres, contra el Bayern (Reuters)
Torres, contra el Bayern (Reuters)

Rostov, rival a ganar

Los atléticos fueron a las finales de Lisboa y Milán con las ganas de ser campeones de Europa. en El sueño, que se repetía con frecuencia, quien marcaba el gol era Torres. Por todo eso, porque la comunión del club con la grada es importante, y por el simple hecho de que siempre es bueno tener en posición de alerta a un jugador como el fuenlabreño, en Rostov le toca a él.

Foto: Fernando Torres alcanzó un acuerdo con el Atlético para jugar de rojiblanco una temporadas más (Reuters)

No es el compromiso soñado. Rostov es una ciudad en el sur de Rusia en la que no hay ni tradición, ni ambiente ni nada de todas esas cosas que hacen de un partido una gran oportunidad. Para quien no tiene muchos minutos, sin embargo, es tan buena como cualquiera. Salir a demostrar lo que hay, a reivindicarse contra un conjunto que, irremediablemente, esperará atrás e intentará que pasen los minutos lo más rápido posible. La única esperanza es que el reloj vuele.

Torres, previsiblemente, no tendrá muchos espacios. Deberá jugar sin una de sus características esenciales, esa capacidad de desafiar al rival a golpe de zancada, buscando las espaldas para quedar solo ante el portero. Le quedarán el resto de recursos, ese juego de espaldas y su capacidad para incordiar a los centrales, que ven en él siempre un peligro. Junto a él, por si no fuese suficiente, Griezmann, Correa, Carrasco, Koke...

El partido no tendría que ser problema, pero más vale no confiarse. Lo conseguido brillantemente contra el Bayern, una victoria que acerca a un importante liderato del grupo, se puede perder en una mala tarde en Rusia. Y eso el Atlético no se lo puede permitir.

Alineaciones probables

El camino que va de equipo peleón a referente del fútbol europeo requiere una serie de adaptaciones, desde la más obvio, que es cambiar a los jugadores y al técnico por otros mejores, hasta pequeños detalles de adaptación al medio y a las nuevas expectativas. El Atlético de Madrid de ahora tiene un equipo superior a cualquiera de hace una, dos o tres décadas, un conjunto técnicamente capaz, equilibrado y profundo, pues en el banquillo hay piezas de altísimo valor dispuestas a salir si la ocasión lo requiere.

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