Primero fue Lisboa, ahora es Milán: Madrid vuelve a ganar a toda Europa
El equipo que era un hazmerreír a finales de 2015 está a un partido de ser campeón de Europa. Lo luchará en otro derbi legendario contra el Atlético tras ganar a un Manchester City lamentable
Les voy a contar una fábula. Es una historia situada en la segunda década del siglo XXI, una centuria marcada por el gusto irremediable del ser humano a las guerras. Pero no es este el asunto que nos ocupa, pese a su tamaña importancia. La fábula versa sobre un señor que, después de muchos años y aventuras varias, había obtenido el billete para volver a casa. Sin embargo, allí sufrió lo indecible, hasta que fue traicionado y ejecutado. Ese hombre había recibido un proyecto exitoso que hacía aguas. Unos meses después de su 'muerte', ese proyecto había florecido. Ese hombre era Benítez, y ese proyecto, el Real Madrid. El equipo que era un hazmerreír a finales de 2015 está a un partido de ser campeón de Europa.
Mucho se hablará desde ahora mismo hasta el 28 de mayo (y pase lo que pase entonces, mucho después también) y siempre será poco, se hará corto todo lo que se diga. Madrid ha vuelto a ganar a toda Europa. Madrid, sí, la ciudad, la capital de España y del fútbol mundial. Real Madrid y Atlético de Madrid repiten final dos años después. Con todo lo que significó Lisboa, Milán le coge el relevo en importancia histórica. Quizás hoy en día todavía no seamos del todo conscientes de lo que significan dos finales así, dos derbis de dimensiones mitológicas. Tres Copas de Europa consecutivas se quedan en este país. Cuando pasen los años y no se repita, echaremos de menos el vendaval de sobreinformación que se nos viene encima.
El mejor contra el Madrid
El Madrid jugará la final de la Copa de Europa. Lo repito porque parece increíble. Del Atlético, en realidad, se podía esperar. Su evolución a lo largo de la temporada ha sido claramente ascendente y en enfrentamientos de altura, contra "dos de los tres mejores equipos del mundo", como dijo el Cholo, sus resultados han sido imponentes. Ha sido, probablemente, el mejor equipo de la competición. El Madrid, en cambio, fue un despiporre durante meses. Y sin embargo, ahí está. A tres partidos de poder ganar Champions y Liga, Barça y Atleti mediante, por supuesto.
Se podría decir, más bien, que el Madrid no se ha clasificado para la final de la Champions, sino que el City le ha empujado hacia ella. Hasta Fernando, sin voluntad hacia ello, ha ayudado a Gareth Bale a marcar su primer gol en esta edición, el más decisivo hasta ahora. Es complicado demostrar tan poco en una semifinal de la Copa de Europa. Ni siquiera el Chelsea de Di Matteo, el campeón más ramplón del siglo, mostraba una apuesta tan pobre como la del Manchester City de Pellegrini. ¿Qué quiso hacer en Madrid? Y en Manchester, se podría preguntar a su vez. Dos tiros, muy peligrosos, eso sí, pero dos tiros en una eliminatoria. Y los dos, cuando Milán parecía que estaba en Marte y no en Lombardía.
"Suficiente" para estar en la final
El Madrid no ha hecho una gran eliminatoria, más bien ha hecho lo justo para pasar, "suficiente", como recordó Cristiano. Y el equipo 'citizen', una máquina de gastar dinero por fantásticos jugadores, tiene la habilidad inexplicable de convertirlos en futbolistas del montón. Cualquiera que no haya visto mucho a Kevin de Bruyne se tirará de los pelos al saber que pagaron 75 millones de euros por él. ¿Y qué dirán de los 68 por Sterling? Ah, y los que le hubieran perdido la pista al Kun dirán: ¿qué narices ha sido de Agüero? ¡Ni siquiera se notó un poco la ausencia de Casemiro! Es complicadísimo destacar a un solo jugador del Manchester City a lo largo de la eliminatoria, más allá de Joe Hart, que suele ser tirando a poco fiable.
Bien es cierto que el inicio del Madrid fue de una intensidad muy alta, como correspondía al ambiente ensordecedor del Santiago Bernabéu. No se podía saltar al campo sin la intensidad que reclamaba una afición siempre entregada en las grandes ocasiones como lo era esta. Isco por Casemiro y Jesé por Benzema, las decisiones trascendentales de Zidane. Como si supiera que el City iba a ser una broma de semifinalista, Zidane volvió a Kroos como pivote posicional, con Modric e Isco con mayor libertad de movimiento y de influencia en el colectivo. E Isco justificó su elección llevando su participación en el juego a la omnipresencia. La salida del balón era cosa suya: con un recorte o un amago liberaba un espacio y el balón fluía como agua por cañerías. Lo de Modric y su exquisitez es tan obvio que ya huelga comentarlo.
Los blancos tenían las de ganar en la gran mayoría de las situaciones que se dieran sobre el campo. Solo una, que posteriormente comentaremos, era la que podía perturbar el trayecto hacia Italia. Con el balón en su poder, el Madrid encontraba con relativa sencillez huecos a la espalda de los dos mediocentros brasileños del City y en las bandas había superioridad casi constante. Sin la pelota y sin Silva, el City tenía menos peligro que un cachorro de labrador. Una colocación defensiva en 4-4-2, con Bale entregado a las labores defensivas, fue más que suficiente para que Navas no tuviera que hacer ninguna parada de mérito (aunque hiciera una salida suicida con la que se hizo daño en la pierna).
El error de Pellegrini
Esa alternativa que podía dañar al Madrid duró exactamente nueve minutos. Yaya Touré no estaba para jugar ni una pachanga con los colegas, mucho menos una vuelta de semifinales de Champions. Sin embargo, Pellegrini lo puso como mediapunta, donde apenas aportó más que su irreprochable y vacuo despliegue físico. Sin Silva, el 'ingeniero' tenía a un '10' natural como De Bruyne, pero lo desaprovechó. Lo acostó a la izquierda y allí siempre estuvo en inferioridad ante Carvajal, Modric y Bale. Cuando se descolgó al medio, De Bruyne filtró un pase a Fernandinho que acabó en el palo. Al entrar Sterling por el marfileño, De Bruyne se fijó en el centro. Nueve minutos después, entró Iheanacho y mandó a la derecha al belga. Todo al traste otra vez. Ni siquiera con el agua al cuello el City tiró de orgullo. Bueno, sí. Lo hizo Agüero con un tiro de rabia (y de magia) que rozó el larguero.
Entonces, si tan mal estuvo el City, ¿por qué el Madrid no sentenció muchísimo antes? Primero, porque remató dos veces a la madera, que oye, si van unos pocos centímetros más hacia la portería, se habría acabado el duro mucho antes. Pero es que el Madrid tampoco estuvo muy allá. Cristiano no estaba al cien por cien, por mucho que lo recalcase él mismo después y lo hiciera antes Zidane, y Jesé renunciaba a su velocidad jugando por dentro, caso contrario al de De Bruyne. Bale no podía hacerlo todo. Mucho hizo ya con su gol de rebote para seguir con una racha sensacional.
El Madrid no sentenció, pero en realidad no sufrió en ningún momento. No había opción de que se fastidiara otra final tremebunda. La segunda parte de un partido histórico. Una ciudad unida en la única ciudad que tiene a dos clubes campeones de Europa. Real Madrid y Atlético. Milán espera...
Ficha técnica:
1 - Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Modric, Isco (James, m.68); Bale, Cristiano Ronaldo y Jesé (Lucas Vázquez, m.56).
0 - Manchester City: Hart; Sagna, Kompany (Mangala, m.10), Otamendi, Clichy; Fernando, Fernandinho; Jesús Navas (Iheanacho, m.69), Touré (Sterling, m.61), De Bruyne; y Agüero.
Gol: 1-0, m.21: Bale.
Árbitro: Damir Skomina (ESL). Amonestó a Lucas Vázquez (83) por el Real Madrid; y a De Bruyne (30), Fernando (71) y Otamendi (90) por el City.
Incidencias: encuentro de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 79.500 espectadores. Presenciaron el encuentro en el palco de honor el rey Felipe VI y la infanta Sofía. También asistieron los tenistas Rafa Nadal y Novak Djokovic.
Les voy a contar una fábula. Es una historia situada en la segunda década del siglo XXI, una centuria marcada por el gusto irremediable del ser humano a las guerras. Pero no es este el asunto que nos ocupa, pese a su tamaña importancia. La fábula versa sobre un señor que, después de muchos años y aventuras varias, había obtenido el billete para volver a casa. Sin embargo, allí sufrió lo indecible, hasta que fue traicionado y ejecutado. Ese hombre había recibido un proyecto exitoso que hacía aguas. Unos meses después de su 'muerte', ese proyecto había florecido. Ese hombre era Benítez, y ese proyecto, el Real Madrid. El equipo que era un hazmerreír a finales de 2015 está a un partido de ser campeón de Europa.