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Al Atlético le da igual la final del 74: lo único que quiere es ganar al Bayern
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Al Atlético le da igual la final del 74: lo único que quiere es ganar al Bayern

Para los que lo vivieron, aquella derrota ante el Bayern en la final de la Copa de Europa fue un durísimo golpe, pero la plantilla actual vive ajena a aquel momento histórico

Foto: El 'media day' fue bajo el sol y el calor (EFE/Víctor Lerena).
El 'media day' fue bajo el sol y el calor (EFE/Víctor Lerena).

Schwarzenbeck. Es un nombre muy complicado para un hispanohablante, que no está acostumbrado a juntar tantas consonantes entre tan pocas vocales. Pero para el común aficionado atlético es más que una palabra rara, un posible insulto, o un apellido alemán. Es el hombre que les quitó una Copa de Europa en el último suspiro de una prórroga que ni los 42 años que han pasado han podido borrar de la memoria.

Naturalmente, cuando Dejan Stankovic mostró los nombres de Bayern y Atlético para formar una semifinal de la Champions League, a mucha gente le vino el nombre de Georg Schwarzenbeck a la cabeza. Era el momento que muchos rojiblancos habían estado esperando durante más de cuatro décadas. El buen hacer del Atlético en la máxima competición europea (otra vez más) le permitía encontrarse con un enemigo que no veían desde entonces, y reclamar la venganza histórica para recuperar la mente, darle al botón de 'reset' en los recuerdos y seguir adelante borrando lo peor pasado.

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Pero el problema de esos dos partidos jugados ante el Bayern Múnich es, precisamente, que se jugaron hace más de cuarenta años. La gran mayoría de los hinchas colchoneros que hoy siguen sintiendo al Atlético como propio no han vivido ese momento, no han sufrido ese dolor imborrable. A ellos, a estos que ahora van al Calderón y que la derrota de 1974 les suena a blanco y negro, lo que les dolió fue el gol de Sergio Ramos, cuyo nombr es bastante más sencillo de decir y recordar. Y aun así, en la plantilla del Atlético no hay especial aire de revancha, ni por lo de Bruselas, ni por lo de Lisboa. El deseo es ganar, estar en Milán y que esta vez la historia les sonría.

"¿Ánimo de revancha? No, para nada. Este partido lo afrontamos como una oportunidad de crecer, a este equipo le queda mucho por hacer", dijo Saúl Ñíguez en el 'media day' del Atlético de Madrid, organizado bajo un sol abrasador y con una enorme expectación de medios de comunicación, como no podía ser de otra manera. Las palabras del único canterano que habló ante la prensa son reveladoras. No siente esta eliminatoria como un reto personal contra un equipo en concreto. Les da igual que sea el Bayern o el Real Madrid, el objetivo del Atlético va más allá que hacer olvidar malos recuerdos: lo que quieren es ganar sea como sea.

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También reflejó un sentimiento similar Filipe Luís: "Queremos darle una alegría a esta gente que vivió aquel partido, pero al mismo tiempo no hay ningún tipo de ánimo de revancha. Es un partido completamente nuevo", dijo el lateral brasileño, al que se unió Augusto Fernández, un recién llegado al que ya le han contado ese pedacito de historia negativa: "Negar que se ha pensado en aquel partido sería negar la realidad, sería hipócrita. Sé de la necesidad de la gente, pero la nuestra es igual que la de ellos. Lo que queremos es sacar esto adelante".

Schwarzenbeck. Es un nombre muy complicado para un hispanohablante, que no está acostumbrado a juntar tantas consonantes entre tan pocas vocales. Pero para el común aficionado atlético es más que una palabra rara, un posible insulto, o un apellido alemán. Es el hombre que les quitó una Copa de Europa en el último suspiro de una prórroga que ni los 42 años que han pasado han podido borrar de la memoria.

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