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Carrasco se gana ser indiscutible para que el Atlético no vuelva a ser aburrido
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se está convirtiendo en el más desequilibrante

Carrasco se gana ser indiscutible para que el Atlético no vuelva a ser aburrido

El Atlético se atascó contra el Astana en una primera parte sin desequilibrios, en una planicie de juego donde fue dominado por los kazajos. Pero en el rato que jugó Carrasco, el juego se rompió

Foto: Carrasco irrumpió muy fuerte en el once del Atlético (Reuters).
Carrasco irrumpió muy fuerte en el once del Atlético (Reuters).

¿A qué jugó el Atlético en la capital de Kazajistán? Si únicamente basamos nuestra respuesta en la alineación que dispuso el Cholo Simeone podríamos decir sin miedo que salió a defenderse. Es indiscutible apreciar ese estilo si contamos que había en ese equipo hasta tres mediocentros de corte más defensivo que creativo, como son Saúl, Tiago y Gabi. Sólo Koke, Griezmann y Torres tienen un perfil menos centrado en labores de destrucción. Y sacar esa alineación contra el (a priori únicamente) peor equipo de la competición suena raro, muy raro. Y evidentemente, resulta poco efectivo para abrir a un equipo muy bien trabajado tácticamente.

Únicamente cuando Simeone reaccionó desde el banquillo, el Atleti pudo embotellar al buen Astana, bravo y elegante durante una hora y un muro prieto los treinta minutos restantes. ¿Y qué fue lo que cambió esa versión lenta, aburrida e inoperante del Atlético de Madrid? No fue el cambio de Jackson Martínez por Fernando Torres, un hombre por hombre no varía prácticamente nada, y más hablando de dos delanteros que están lejos de ser determinantes. No, lo que accidentó la planicie rojiblanca fue, una vez más, Yannick Ferreira Carrasco.

El Atlético de Madrid llevaba años necesitando un jugador como Carrasco. Y mira que ha rendido de maravilla todo este tiempo, incluso por encima de las expectativas de un equipo muy lejos a los presupuestos de los grandes de España y de Europa. Pero no ha tenido un jugador tan desequilibrante como el belga en todos estos años de títulos y creación de historia viva rojiblanca. Y en muchos partidos, como éste de Astana, al Atleti le habría venido que ni pintado un extremo rápido, vertical, atrevido y descarado como es el ex del Monaco.

Simeone dijo que le dio "30 minutos" a Carrasco contra el Astana. Además de ser incorrecto el dato (jugó, contando el descuento, 21 minutos), resultó corta su participación. Vale, el Astana estaba cansado ya, deseoso de que el tiempo pasase mucho más tiempo del que decía el reloj del árbitro. Pero para poder destacar en esos 21 minutos jugados, tenía que tener el balón exclusivamente durante ese tiempo. Y eso lo intentó, en realidad, porque fue el único peligro real del Atleti con su desborde por la izquierda.

Fue él, Carrasco, el que creó la ocasión más clara del Atleti en todo el partido, cuando ya se echaba encima el triple silbatazo del árbitro, cuando su disparo al segundo palo era detenido por Eric, que estiró los brazos donde parecía que no iba a llegar. Tuvo que entrar Carrasco para que Griezmann apareciese, para que Jackson se moviese un poco de su fijismo como punta, para que el centro del campo colchonero encontrara una vía de escape a sus leves ideas de juego.

Es, hoy por hoy, un jugador determinante en el esquema de Simeone, o debería serlo. El Atleti lleva un tiempo encajado en la complacencia, cómodo en el papel del hermano débil de Real Madrid y Barcelona, convencido de que lo que hizo fue sensacional y que ese es el nivel que pueden dar. Pero este Atleti está construido para dar mucho más. Tiene una plantilla sensacional, muy cambiada, pero muy compensada. Y se le debe exigir no sólo ganar, sumar, sino también cierto nivel de juego y en estas condiciones, Yannick Carrasco se antoca indiscutible para no caer en el aburrimiento de ciertos días y para dar ese salto de calidad al juego que necesita.

¿A qué jugó el Atlético en la capital de Kazajistán? Si únicamente basamos nuestra respuesta en la alineación que dispuso el Cholo Simeone podríamos decir sin miedo que salió a defenderse. Es indiscutible apreciar ese estilo si contamos que había en ese equipo hasta tres mediocentros de corte más defensivo que creativo, como son Saúl, Tiago y Gabi. Sólo Koke, Griezmann y Torres tienen un perfil menos centrado en labores de destrucción. Y sacar esa alineación contra el (a priori únicamente) peor equipo de la competición suena raro, muy raro. Y evidentemente, resulta poco efectivo para abrir a un equipo muy bien trabajado tácticamente.

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