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El Sevilla olía el miedo, pero aprovechó que tres penaltis no se pitan todos los días
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el Borussia Mönchengladbach acabó entregado

El Sevilla olía el miedo, pero aprovechó que tres penaltis no se pitan todos los días

Los de Emery llevaban meses sin probar el elixir de la victoria y entran a lo grande en la Champions. Gameiro marcó un penalti y falló otro, Banega convirtió el tercero y Konoplyanka puso el 3-0

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De golpe, y a base de penaltis, corazón y fútbol, el Sevilladejó atrás los miedos y entregó una tarjeta de oro en su debut Champions. Barrió al Borussia en un partido cuanto menos trepidante por no decir raro. Era un partido extraño, de los que olían a miedo de lejos. Lógico, el Sevilla campeón de la Liga UEFA, no ganaba desde que consiguió el título y esto pasó en mayo. Desde entonces, nada. Una victoria sobre el Wattford de Quique Sánchez Flores, en Julio, y el resto un canto doloroso por el desierto. Después de tres dolorosos pinchazos en la Liga, Unai Emery se cansó de probaturas y encaró el debut del Sevilla en Champions, frente a los leñadores del Borussia Mönchengladbach, en clave de continuidad. La mayoría de los nuevos al banquillo.

Sólo se salvaron NZonzi y Andreolli, el técnico vasco confió tan trascendente compromiso a los veteranos, a la gente de siempre. La batuta la recuperó Ever Banega y el argentino, que descansó en el último partido de Liga, se dedicó a la tarea de reconocer a su gente y, sobre todo, a sumar efectivos a la causa. No era aventura fácil. Este Sevilla ha padecido demasiados accidentes (lesiones, salmonella, traspasos, fichajes…) en los dos últimos meses y ha sufrido una amnesia ganadora tremenda. Y un borrón de juego que ha necesitado un reseteado de urgencia. Más que un lavado de cara, lo que le urgía al Sevilla era una recomposición de lugar: encontrar su identidad, su fútbol.

Vitolo, el mejor de su equipo

El primer tiempo fue eso, buscarse y mirarse en el espejo, porque Reyes mandó a las un rechace del palo a remate de Vitolo, y eso era señal inequívoca de la falta de luz en la cocina sevillista. Porque Reyes no perdona en balones así. Banega buscaba y solo encontraba a Nzonzi y a Vitolo, sin duda el mejor del equipo. Los demás seguían de reconocimiento, buscando asegurar el pase, no perder la posición. Tampoco era muy difícil, porque los alemanes cerraron con llave la muralla y se dedicaron al tiro al plato.

Con todo, el gol se paseó por las azoteas del equipo de Lucien Favre, aliado con la fortuna y con el poco tino de los delanteros blancos. Gameiro, Reyes de nuevo y las piernas de los zagueros nibelungos hicieron el resto.

Terminó la primera mitad y tras el descanso al Borussia le entró un apretón, quizás un ataque de vértigo, tal vez por el empuje de un ciclón llamado Sevilla, que hizo trizas los papeles del cuadro alemán. Dos derribos claros dentro del área sobre Vitolo, solventados a medias por Gameiro, puso la bandera sevillista en todo lo alto y en franquía la partida. Ya no existió más equipo sobre el campo. Banega, en otro penalti cometido sobre Gameiro, dejó el choque listo de papeles. Luego salió Konoplyanka, y el ucraniano, que es un mago, en su primera intervención hizo bingo.

Un rival que viajó en clase turista

Tres a cero, distancia lógica entre un equipo que quiso ganar el partido y otro que viajó en clase turista. El Sevilla, que llevaba meses sin probar la medicina de la victoria, entra a lo grande en la Champions y aventa los fantasmas.

El equipo que prepara Emery sacó la casta cuando el agua le llegaba al hombro y los ruidos comenzaban a sonar bajo el camarote. Los rutilantes fichajes todavía tienen que seguir en la sala de pruebas. NZonzi, que forma una línea muy sólida con Krychowiak. Lo mismos que Andreolli. Konoplyanka dejó un detalle de genio de lámpara. El mejor de la partida, Vitolo, un crack el canario. Reyes se entonó con los minutos y dejó momentos buenos. Banega se hizo bien con la batuta y encandiló al equipo. El Sevilla, poco a poco, vuelve a ser reconocible. Le ha costado una travesía de mucha fatiga. Pero comienza con charol la Champions. Ahora, la Liga.

Ficha del partido:

3 - Sevilla: Sergio Rico; Coke, Andreolli, Kolodziejczak, Trémoulinas; Krychowiak, N'Zonzi; Vitolo, Éver Banega (Krohn-Dehli, m.75), Reyes (Konoplyanka, m.83); Gameiro (Immobile, m.71).

0 - Borussia Mönchengladbach: Sommer; Korb, Brouwers, Jantschke, Wendt; Hahn (Nico Schulz, m.73), Stindl (Dahoud, m.67), Nordtveit, Traoré; Hazard, Raffael (Drmic, m.84).

Goles: 1-0, M.47: Gameiro, de penalti. 2-0, M.66: Banega, de penalti. 3-0, M.84: Konoplyanka.

Árbitro: Pavel Královec (República Checa). Amonestó al local Reyes (m.78) y a los visitantes Browers (m.49) y Stindl (m.52).

Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo D de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 40.000 espectadores, entre ellos alrededor de 2.000 aficionados alemanes.

De golpe, y a base de penaltis, corazón y fútbol, el Sevilladejó atrás los miedos y entregó una tarjeta de oro en su debut Champions. Barrió al Borussia en un partido cuanto menos trepidante por no decir raro. Era un partido extraño, de los que olían a miedo de lejos. Lógico, el Sevilla campeón de la Liga UEFA, no ganaba desde que consiguió el título y esto pasó en mayo. Desde entonces, nada. Una victoria sobre el Wattford de Quique Sánchez Flores, en Julio, y el resto un canto doloroso por el desierto. Después de tres dolorosos pinchazos en la Liga, Unai Emery se cansó de probaturas y encaró el debut del Sevilla en Champions, frente a los leñadores del Borussia Mönchengladbach, en clave de continuidad. La mayoría de los nuevos al banquillo.

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