"Oblak estuvo a la altura contra el Madrid, pero fueron acciones fáciles, 'sólo' paradas"
Oblak realizó un soberbio partido contra el Real Madrid, consolidándose como titular en el Atlético tras muchos meses de suplente. Hablamos con el preparador de porteros Luis Llopis para analizarlo
La imagen de la ida de los cuartos de final del Calderón no fue un futbolista del Real Madrid celebrando un gol, y si eso ocurrió así fue porque la defensa del Atlético de Madrid actuó al máximo nivel, como suele hacer. Pero hubo una acción en particular en la que el que nunca falla, Diego Godín, midió tan, tan, tan mal que dejó solísimo a otro que tampoco suele fallar, Gareth Bale. Esa jugada de Bale genera la misma incertidumbre que la de Robben con Casillas en Johannesburgo: ¿es un fallo del delantero galés o una grandísima parada de Jan Oblak? No hay una respuesta clara. Lo que sí es evidente es que evitar ese gol prácticamente le garantiza ser titular de aquí a final de temporada.
Los goles del Málaga en La Rosaleda fueron los primeros que encajó desde que ocupó el puesto de Moyá. Eso llegó cuando el guardameta balear se lesionó en la vuelta de cuartos de final contra el Bayer Leverkusen. Ese día, Oblak tuvo que salir en frío a uno de los partidos más calientes de la temporada y se lució hasta parando un penalti en la tanda. ¿Cómo hace un portero que estaba llamado a no jugar ni un minuto de aquí a final de temporada a surgir de improviso y convertirse en uno de los héroes de su equipo? El Confidencial habla sobre ello con uno de los preparadores de porteros más reputados de España, Luis Llopis.
Exentrenador de porteros del Real Madrid, Llopis ligó su carrera profesional a la de Joaquín Caparrós cuando éste le ofreció unirse a la aventura que estaba viviendo en el Athletic Club en 2008 y desde entonces lo ha acompañado allá donde ha ido. Conoce mejor que nadie cómo hay que tratar con los guardametas, el bicho raro en esto del fútbol. “En el mundo del portero estamos mal acostumbrados al comparar al titular con el suplente, pero cada semana, con una circunstancia puntual puede cambiar, como se ha visto ahora con Oblak”, nos comenta.
El caso del portero esloveno es especial por un motivo, y es que Oblak fue fichado para ser el titular en el arco del Atlético de Madrid. Era el perfil idóneo para evitar que la larguísima sombra del espigado Courtois se cerniese sobre la portería rojiblanca. Joven y con una temporada más que notable en el Benfica, llega al Atleti con un sobreprecio, probablemente. “Pero cuando cree todo el mundo que va a ser el titular, tiene una lesión que le da la oportunidad a Moyá, que lo hace estupendamente”, recuerda Llopis. Ahora ha sucedido lo contrario.
Pero no es en absoluto novedosa esta situación para Jan. Precisamente esa buena campaña en el Benfica se inició al minuto 25 de la 13ª jornada de la liga portuguesa. En ese minuto, Artur Moraes se tiene que retirar lesionado y Oblak entra para sustituirlo. No fue una lesión importante, ya que sólo se perdió lo que restaba de ese partido y el siguiente, pero Oblak no perdió el sitio. Esa capacidad de adaptarse a situaciones de presión honra al esloveno y a sus preparadores, porque también tienen una parte de culpa muy importante.
“Hay que motivar al suplente día a día –continúa Llopis–. Por un lado con el trabajo individual que se realiza con los porteros (donde toca hacer un poco de psicólogo), y por otro, haciéndole partícipe en las acciones colectivas. El comportamiento de preparación de partido tiene que ser casi igual para el que va a jugar y para el que no. Nunca hay que dejarlo de lado, porque cuando menos lo piensas, va a tener que jugar”. Y así pasó, y jugó de maravilla.
Eso sí, no es lo normal, por así decirlo. “El portero entrena, pero lo que necesita es competir. Ha habido ocasiones en las que Oblak ha jugado pero no ha estado a gran nivel, como en la Copa del Rey contra el Barça en el Calderón. En los primeros minutos tuvo varias dudas y eso es síntoma de la falta de continuidad. Y en este último caso –contra el Madrid en Champions–, sí ha estado a la altura de las circunstancias, con unas muy buenas intervenciones, lo que le da confianza al jugador y a los técnicos. Pero en realidad son acciones más fáciles, por así decirlo, eran 'sólo' paradas. Y hay otras cosas también difíciles que no son paradas”.
Pero Oblak no sólo ha rendido a un gran nivel contra el Madrid, si bien será el partido que más se le recuerde. Antes de eso había encadenado cuatro encuentros sin recibir un gol, cosa nada sencilla en un fútbol de altísimo nivel como el español. Y todo eso coincidió con los partidos en los que de suplente no estaba Moyá, presionándole y haciéndole peligrar el puesto, sino que estaba Bernabé Barragán, el portero del filial colchonero. Llopis no tiene claro de qué clase es Oblak, porque “hay porteros que necesitan que otro les presione para dar el nivel y unos que se encentran más cómodos sabiendo que van a jugar seguro. Considero que lo bueno es que haya una competencia sana y que un club cuente con dos buenos porteros. Y si surge uno del filial, pues mejor todavía”.
¿Y ahora cómo se queda Moyá? Un portero que venía jugándolo todo por méritos propios, porque con su seguridad y experiencia había conquistado a Diego Pablo Simeone, y que por un problema muscular se pierde la parte decisiva de la temporada y no porque le impida jugar, sino porque ya no es el elegido. Luis Llopis, que conoce muy bien al exportero del Getafe, está convencido de que “Moyá va a seguir preparándose para estar listo si tiene que volver a jugar. Y si no juega, estoy seguro que va a ser el primero en ayudar al colectivo. Unos porteros se abandonan fácil, aceptan el rol de suplentes, pero además son muy importantes para el vestuario, para el equipo. Y bueno, luego están los casos que el pique es tan fuerte que ni se hablan. Ahí entran el entrenador de porteros y el principal”.
La imagen de la ida de los cuartos de final del Calderón no fue un futbolista del Real Madrid celebrando un gol, y si eso ocurrió así fue porque la defensa del Atlético de Madrid actuó al máximo nivel, como suele hacer. Pero hubo una acción en particular en la que el que nunca falla, Diego Godín, midió tan, tan, tan mal que dejó solísimo a otro que tampoco suele fallar, Gareth Bale. Esa jugada de Bale genera la misma incertidumbre que la de Robben con Casillas en Johannesburgo: ¿es un fallo del delantero galés o una grandísima parada de Jan Oblak? No hay una respuesta clara. Lo que sí es evidente es que evitar ese gol prácticamente le garantiza ser titular de aquí a final de temporada.