Es noticia
El Barcelona se quita la espina del PSG y sus tres estrellas se reparten los goles
  1. Deportes
  2. Fútbol
los azulgranaS pasan como primeros de grupo

El Barcelona se quita la espina del PSG y sus tres estrellas se reparten los goles

Sólo valía ganar para conseguir evitar problemas en octavos. Luis Enrique arriesgó con defensa de tres cracks (Messi, Neymar y Suárez) solventaron la papeleta

Foto:

Obligados a ganar. Pronunciar esta frase a comienzos de diciembre puede resultar extraño. Pero era lo que tenía que hacer el Barcelona si quería acceder a octavos como primero de grupo. Enfrente,un Paris Saint-Germain a quien bastaba el empate para empujar a los culés a un precipicio innecesario. No hubo opción. Los franceses aprovecharon el tartamudeo inicial para que Zlatan Ibrahimovic se estrenara en el Camp Nou y llenara de críticas la apuesta temeraria de Luis Enrique. Al final, el asturiano respiró aliviado después de que su tridente ofensivo (Messi, Neymar y Luis Suárez)diera rienda suelta a su magia y lograra tres goles que devolvieron la sonrisa a un Camp Nou lleno hasta la bandera (3-1).

Las especulaciones sobre la disposición táctica sobre el verde de su once quedaron disipadas desde el pitido inicial. Defensa de tres (Mathieu, Bartra y Piqué), cinco en el medio (Iniesta, Busquets, Mascherano, Neymar y Pedro) y Messi y Suárez en punta, un experimento que encontraba su razón de ser en la previsible entrega del rival a labores defensivas."Sobre todo, lo que intentaremos mañana es defender", anunciaba el galo en la previa del choque. Para los escépticos, no, hoy tampoco era día para el denostado Montoya. Unos primeros compases que nos dejaron alguna imagen preocupante para la grada del Camp Nou. Neymar asustaba al personal con enganchones y tropezones que le hacían retorcerse de dolor sobre el verde.

Aguardaban los culés la cita con las garras extendidas. Tenía ganas Luis Enrique a un rival que había suscitado las primeras dudas sobre su proyecto deportivo, al tiempo que se alimentaba la leyenda (más o menos fundada) de que el cuadro azulgrana no da la talla en los compromisos más exigentes. Después de unos primeros minutos de tanteo, llegó la temida fisura. ‘Ibracadabra’, baja en el 3-2 del Parque de los Príncipes, no tuvo que echar mano de su mejor golpeo para ajusticiar a Ter Stegen. Internada del incisivo Lucas Moura por la izquierda, control de Matuidi que de espaldas fijó a la defensa como si de un boya de waterpolo se tratase y retrasó alkiller. Sobrio y recto, el sueco reclamó el foco con el garbo que lo caracteriza.

Era su primer gol en la que fue su casa de alquiler durante un año. De un plumazo, el hombre que ha metido en seis equipos de Champions distintos, el mismo que nunca ha podido pasar de semifinales, el mismo que ha dejado a dos equipos antes de levantar la Orejona, se hubiera quitado de encima la angustiosa sensación de resentimiento que le invade desde que abandonó Can Barça en el verano de 2010. El gusto dio el castigo a Luis Enrique. La jugada fue sintomática de lo arriesgado de la apuesta. O quizá no.

Adelantarse en el marcador sacó de la guarida al PSG. Se animaron los franceses, conscientes de que a la contra podían dinamitar el choque. Eso sí, había que andarse con mil ojos para vigilar la retaguardia. Una actividad frenética en la que salió ganando el juego vertical del Barcelona. Con los parisinos estáticos y de blanco, evocando a rivales íntimos, Mascherano encontró una rendija en la persiana por la que ver la luz. ‘El Jefecito’ se sacó de la manga un envío combado y profundo que Luis Suárez, desnudando las vergüenzas de la imponente defensa del PSG, recogió según le llegó para mandar al centro su intento de tiro convertido en pase. El intento fallido de remate se paseó por delante de la portería sin nadie capaz de mandarlo al quinto anfiteatro. Sí apareció Messi, voraz como siempre, para empujarla y lograr su gol número 75 en la máxima competición continental.

Intentaron reponerse los hombres de Blanc. Incluso pusieron añadieron un nudo a la prominente bufanda de Luis Enrique tras un centro de Matuidi desde la izquierda al que el interior de la bota de Lucas Moura no le dio el trato que merecía. Poco después, Ibrahimovic galopó con temple para conectar con Edison Cavani, impertérrito en la frontal. El disparo mordido del uruguayo sólo pudo hacer crecer la mermada confianza de Ter Stegen. Pese a los fogonazos, el desorden provocó el caos y abrió el camino del Barça.Con el PSG convertido en una anarquía táctica, a Neymar le dio por bailar. El brasileño, tras recibir en tres cuartos, se plantó detrás del balcón del área para deshilachar la meta rival con un golpeo delicioso. Envolvió la perla carioca el cuero con una clase magistral haciendo inútil el vuelo de Sirigu. Una de esas delicatesen que enamoran y crean escuela. Como ocurriera ante el Espanyol, el gol al filo del descanso elevó a unos y condenó a otros.

A la vuelta de la caseta, el decorado no cambió en exceso aunque los franceses subieron su línea de presión. Había que intentarlo. Con la defensa adelantada, Lucas Moura siguió percutiendo por el perfil diestro. El brasileño se coló hasta la cocina y a trompicones se plantó ante Ter Stegen en la antesala de un barullo de infarto. Matuidi y Cavani probaron suerte con más corazón que cabeza. Al final, como pudo, la melé azulgrana agazapada dentro del área deshizo el entuerto de forma poco ortodoxa. Mientras el Barcelona circulaba en horizontal con inquietante sosiego, el PSG prefería morder en línea recta. Alocadas estampidas que terminaron en agua de borrajas.

Blanc dio entrada al talento puro que es Pastore en detrimento de Verratti. Una decisión arriesgada en cualquier partido menos en este, donde, según pintaba el panorama, poco había que perder. Luis Enrique captó el mensaje y también agitó la cesta. Rakitic, el croata de acento sevillano, supuso el comienzo del fútbol control. Al poco, Iniesta, algo turbio, hizo atronar a un Camp Nou que registró la mejor entrada en lo que va de campaña tras dejar su sitio al capitán, Xavi Hernández. Con el ‘Big Three’ danzando al compás del arquitecto de Terrasa, la vida se ve de otra manera.

Y en una de esas asociaciones infinitas que evocan a la épocas más gloriosas de la Ciudad Condal, llegó la puntilla. Messi se plantó en el balcón para combinar con Luis Suárez. De rebote, tras tocar en un defensa, el balón cae a Xavi que engaña a todos encontrando a Neymar en la izquierda. El ex del Santos la empaló con instinto pero su lanzamiento fue desbaratado a medias por Sirigu. Dadivoso en exceso, el balón cayó muerto en boca de gol donde aguardaban Messi y Suárez. Leo no quiso meterse en líos, levantó los brazos y dejó a su compañero rematar a placer. Y así llegó el bautismo en casa para el charrúa, un hombre necesitado de confianza. Partido roto. Momento para buscar agrandar la herida y el calor de la afición a Bartra (Adriano). Las imprecisiones en los metros finales lo impidieron. Por suerte, el trabajo ya estaba hecho.

Ficha técnica:

3 - Barcelona: Ter Stegen; Bartra (Adriano, min.92), Piqué, Mathieu, Mascherano, Sergio Busquets, Pedro (Rakitic, min.68), Iniesta (Xavi, min.73), Messi, Neymar y Luis Suárez.

1 - París Saint Germain: Sirigu; Van der Wiel, Thiago Silva, David Luiz, Maxwell, Motta, Verratti (Pastore, min.62), Matuidi (Lavezzi, min.75), Lucas Moura, Cavani e Ibrahimovic.

Goles: 0-1: Ibrahimovic, min.15. 1-1: Messi, min.19. 2-1: Neymar, min.41. 3-1: Luis Suárez, min.77.

Árbitro: Martin Atkinson (ENG). Mostró tarjeta amarilla a Cavani (min.57)

Incidencias: Partido de la sexta y última jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones disputado en el Camp Nou ante 82.570 espectadores.

Obligados a ganar. Pronunciar esta frase a comienzos de diciembre puede resultar extraño. Pero era lo que tenía que hacer el Barcelona si quería acceder a octavos como primero de grupo. Enfrente,un Paris Saint-Germain a quien bastaba el empate para empujar a los culés a un precipicio innecesario. No hubo opción. Los franceses aprovecharon el tartamudeo inicial para que Zlatan Ibrahimovic se estrenara en el Camp Nou y llenara de críticas la apuesta temeraria de Luis Enrique. Al final, el asturiano respiró aliviado después de que su tridente ofensivo (Messi, Neymar y Luis Suárez)diera rienda suelta a su magia y lograra tres goles que devolvieron la sonrisa a un Camp Nou lleno hasta la bandera (3-1).

Luis Enrique
El redactor recomienda