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Florentino Pérez se juega su prestigio a una sola carta: ganar la Champions League
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TODO PASA POR DERROTAR AL ATLÉTICO EN LA FINAL

Florentino Pérez se juega su prestigio a una sola carta: ganar la Champions League

El presidente blanco sabe que se juega el prestigio deportivo del club y el suyo en particular. No es una final más. Es la que marcará el rumbo del Real Madrid

Foto: Florentino Pérez durante un acto del Real Madrid (EFE)
Florentino Pérez durante un acto del Real Madrid (EFE)

“Será una temporada muy buena o mala. Y todo por un partido. Se hablará de éxito o de fracaso dependiendo de lo que pase en Lisboa”, comenta uno de los que mandan en el Real Madrid, una de las personas de confianza de un Florentino Pérez. Todos los movimientos de éste como máximo mandatario blanco siempre han giradoalrededor de la Copa de Europa. Las vivió de niño como un aficionado más y ahora programa cada uno de sus pasos para levantar la Champions. Tras los sinsabores de su vuelta a la presidencia delequipo blanco, sin apenas conseguir títulos, ahora sueña conque el Real Madrid levante mañana la ‘Orejona’, la de la mejor competición del mundo, esa que alzó en 2002 y que convierte al que la toca en el centro del mundo durante unos minutos. Todas las decisiones en el Real Madrid están paradas y supeditadas a lo que suceda en el estadio del Benfica.

El presidente blanco y su Junta son conscientes de que se juegan el prestigio deportivo del club y el suyo en particular. Su apuesta siempre ha sido la máxima, y ahora está ante un doble o nada. Tocar la gloria o esconderte en casa durante unos días. No hay otra. Y todo porque el que te gana es el vecino, al que ves a diario. El gol de Bale en Mestalla fue un triunfo suyo. El galés representa el modelo Florentino por excelencia. Uno de Villa o Raúl García dolería mucho.

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Florentino Pérez llega a la final con un sentimiento contradictorio, como el de todo el madridismo. Sabe que se juega mucho. Más de lo que la gente puede llegar a pensar. Volver al partido, a la madre de todas las batallas, doce años después debería llenar de alegría a toda la entidad, pero los últimos resultados del equipo no invitan al optimismo. Más bien al contrario. El presidente regresó para ordenar el club y volver a dominar futbolísticamente. Lo primero lo consiguió en cuanto se dejó caer. Lo segundo, en cambio, no lo ha conseguido. Al quinto año tiene ocasión de lograrlo parcialmente. Es demasiado tiempo, pero sabe que si Casillas levanta la Champions nadie se acordará de lo padecido en el camino. El problema es que esa confianza que siempre parece tener en el equipo ahora se ha transformado en dudas por culpa de lo sucedido en el campeonato doméstico.

El jefe madridista se tomó como algo personal lo sucedido en la Liga. Tras años alejado del equipo, antes de la final de Copa decidió arrimarse de nuevo al vestuario. Manteniendo cierta distancia, no como en plena época galáctica, pero sí quiso volver a ser la referencia del grupo.Tanto que este jueves viajó junto al equipo hasta Lisboa. La Copa de Valencia dio la razón a su nueva manera de gestionar su relación con la plantilla, algo que quedó ratificado en Múnich. Después, el revolcón liguero le llevó incluso a levantar la voz y abroncar a unos jugadores ante su inexplicable desconexión.

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Sportyou informó sobre un posible paso atrás de Florentino Pérez tras la derrota ante el Celta. El calentón fue de los buenos, pero ahora ha olvidado ese momento de crisis. La confianza ha crecido, pero los nervios no se han marchado. Sabe que se juega mucho, algo que va más allá del éxito o del fracaso de una temporada. Así es el fútbol y un partido marcará el futuro y el devenir de la entidad madridista. Y más teniendo en cuenta que el enemigo es el eterno rival de Florentino Pérez, al que le gusta ganar hasta en las chapas. Cuando de joven acudía al Bernabéu no pensaba en el Barcelona y sí en el Atlético. Además, las relaciones con sus dirigentes tampoco es que sean muy cordiales en los últimos años.

Aquí, en el fútbol, no vale el análisis profundo. La inmediatez de los resultados se lleva todo por delante. Por eso, contrasta el éxito en el que vivirá el Atlético pase lo que pase el sábado con las dudas y los nervios que aparecerán en el Real Madrid en caso de caer derrotado. O blanco o negro, mientras que en el vecino todo es felicidad y de color de rosa. La acumulación de estrellas tipo Cristiano, Bale, Ramos o Casillas exige algo más que una Copa. Al menos así lo piensan por la zona noble del Bernabéu.

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El máximo mandatario blanco sabe que en caso de perder su papel estará en entredicho y debería tomar decisiones drásticas. En el fútbol la cuenta de resultados son los títulos y ese bien escasea en el equipo madridista en los últimos años. La Champions lo cambiaría todo. La Copa, en esta ocasión, no valdría para Ancelotti y su cuerpo técnico. Y para algunos de los jugadores tampoco. Todas estas escenas están pasando por la cabeza del presidente blanco, por eso sabe de la importancia que tiene el partido de mañana en Lisboa. No es una final más. Es la que marcará el rumbo del Real Madrid y el suyo como presidente. Un cambio en el proyecto pasaría factura en una masa social que está entregada a la gestión de su actual presidente.

El Real Madrid no es la única ocupación del presidente en los últimos días, ni en los próximos. La junta de accionistas de ACS del próximo día 29 de mayo y el apuntado posible relevo en la presidencia del grupo para 2015 también se refleja en su día a día. Lógico. Añade tensión que quedaría aliviada en caso de levantar la Décima al cielo de Portugal.

A Mourinho le valió la Copa. Con Ancelotti se duda. Al portugués le apuntan como éxito el poner en duda el dominio de Guardiola, al italiano le señalan por la renuncia a hacer historia. El ex del PSG ha logrado una paz deportiva que nada tiene que envidiar a la social que consiguió Florentino Pérez en 2009, pero no es suficiente. Ni la presencia en una final que no pisó el portugués cuando vistió de blanco sirve de bálsamo. Por el Bernabéu no se conforman con estar en Lisboa si no es para levantar la Décima. El madridismo bajaría al infierno en caso de ser derrotado por el vecino, por el equipo que peleaba por no pasar apuros y, si acaso, entrar en Europa hasta hace poco más de un lustro.

“Será una temporada muy buena o mala. Y todo por un partido. Se hablará de éxito o de fracaso dependiendo de lo que pase en Lisboa”, comenta uno de los que mandan en el Real Madrid, una de las personas de confianza de un Florentino Pérez. Todos los movimientos de éste como máximo mandatario blanco siempre han giradoalrededor de la Copa de Europa. Las vivió de niño como un aficionado más y ahora programa cada uno de sus pasos para levantar la Champions. Tras los sinsabores de su vuelta a la presidencia delequipo blanco, sin apenas conseguir títulos, ahora sueña conque el Real Madrid levante mañana la ‘Orejona’, la de la mejor competición del mundo, esa que alzó en 2002 y que convierte al que la toca en el centro del mundo durante unos minutos. Todas las decisiones en el Real Madrid están paradas y supeditadas a lo que suceda en el estadio del Benfica.

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