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El Atlético conecta con lo mejor de su historia para desdibujar al Barça de Martino
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LA PASIÓN ROJIBLANCA LLEGA A SEMIfinales (1-0)

El Atlético conecta con lo mejor de su historia para desdibujar al Barça de Martino

El conjunto rojiblanco consiguió un gran triunfo en el Calderón que le mete a semifinales de la Champions, merced a un solitario tanto de Koke ante el Barcelona

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Si el Barcelona nunca fue el mismo desde que Johan Cruyff ocupara su banquillo, el Atlético de Madrid está dando pasos agigantados de la mano de Simeone para retomar una senda de equipo grande de la que empezó a desviarse justo cuando el club catalán puso el turbo ganador de la mano del técnico holandés. La historia dirá si el punto de inflexión llegó este miércoles primaveral de 2014, cuando los rojiblancos apearon de la Liga de Campeones a los azulgranas, en una noche inolvidable donde el 1-0, con gol de Koke, trajo la felicidad a una afición que dio una lección al mundo entero.

Martino y sus jugadores se vieron superados por tanta pasión rojiblanca, y fueron incapaces de sobreponerse a un rival que, a la quinta ocasión de la temporada, deshizo las cuatro tablas anteriores poniéndolo todo a su favor. En la Liga, donde los madrileños dominan perseguidos por los dos 'gigantes' de España, también puede tener sus consecuencias lo ocurrido sobre el césped, que ha sido mucho y muy significativo.

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Por si alguien entre crítica y público dudaba, el Atlético quería marcar desde el principio, no le valía el 0-0. No concuerda una predisposición al empate con la filosofía de Simeone. Y los once futbolistas rojiblancos comenzaron el duelo dispuestos a cumplir los deseos de afición y entrenador, aquello que rezaba el mosaico que cubrió las gradas del Calderón: "Ganar, ganar, ganar… y volver a ganar”. Aquella frase dicha por el ídolo atlético Luis Aragonés hace más de una década, cuando noches como la de este miércoles estaban relegadas a la memoria de los mayores, y entre la joven parroquia local sonaron durante años a un pasado lejano, de fábula, casi inalcanzable.

Pero Simeone recogió el testigo que por algún hueco del estadio del Manzanares se mantuvo oculto. El Atlético, teniendo ligera ventaja por el empate a uno de la ida, no quiso verlas venir. Ahora es el dueño de su destino. Salió a por el Barça mientras la afición rugía y a los cinco minutos ya ganaba 1-0 con un gol de Koke, que se aprovechó de una dejada de Adrián, quien en el inicio de la jugada había estrellado su tiro en el poste. Villa recogió el rechace y la bombeó al segundo palo, donde el ‘7’ la bajó y el canterano hizo estallar a la hinchada. Pocos goles en la historia de este recinto ya con fecha de caducidad habrán sido cantados de esa manera. Exagerado el volumen, exagerada la emoción.

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Un muro imposible de franquear

El empuje siguió, no se quedó ahí, y con un poco de acierto les habría dado a los colchoneros para dejar encarrilado el pase a semifinales. Villa lanzó dos tiros al palo, Pinto casi se tropieza y da origen a una jugada clara de gol, mientras sus compañeros intentaban empezar a comprender qué era ese torbellino que no les dejaba dar dos pases seguidos y, mucho menos, pasar del medio del campo. Pero siguió el marcador igual tras las embestidas, y Leo Messi recordó a los presentes que él y su equipo necesitan mucho menos esfuerzo y ruido para plantarse entre los cuatro mejores equipos del continente. El argentino cabeceó fuera un gran pase de Alves antes del cuarto de hora. Y a los 25 minutos, Neymar hizo una buena jugada personal dejando atrás a Miranda y tirando un caño a Tiago, pero su pase no fue conectado correctamente por el rematador Messi.

El césped estaba dentro del reglamento, cortado al filo de lo estipulado por UEFA, pero optó a acogerse a su derecho de regarlo lo justo durante el día. Puede ser la explicación, que no la excusa, para ver a Iniesta fallar hasta tres controles fáciles, por ejemplo; pero el problema de los culés no era el suelo verde, era la pared rojiblanca que no lograban franquear.

Adrián recogió el guante de su técnico, y su actuación sirvió para salvar, si no toda, sí al menos media temporada suya, que hasta aquí había sido de lo más decepcionante del líder de la Liga. Villa, extramotivado, recordó a su mejor versión. La medular, donde jugó Raúl García, mordió y salió al ataque como acostumbra. Y en defensa, siempre alerta de las toneladas de calidad de los azulgranas, solventaron los apuros de la mejor manera que pudieron, saliendo cara hasta en las más fortuitas ocasiones. Y con Courtois, salvador, por supuesto, robándole un uno contra uno a Neymar nada más iniciarse la segunda mitad. Después, el brasileño tendría la posibilidad del empate con un cabezazo en plancha que se marchó a la derecha de la portería local.

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La fe del equipo del Cholo Simeone

Tras el descanso, el Atlético había optado por el repliegue intensivo, cediéndole todo el peso al rival, sin que este encontrara la fluidez necesaria para lograr el empate. A la hora de duelo, Alexis saltó al campo por un Cesc disperso de nuevo, y Diego Ribas dio relevo a un Adrián que fue despedido con todo el Calderón puesto en pie. Increíble, pero en esos momentos nadie echaba de menos al estandarte y máximo goleador, Diego Costa.

El Atlético del Cholo es fe. Con acciones cargadas de convicción personal, los jugadores rojiblancos encendieron a su público. Y en dos galopadas espectaculares a falta de veinte minutos para el final, primero Gabi y después Raúl García tuvieron la posibilidad de la meter la puntilla. Tiago, soberbio, barría muchos metros cuadrados de campo abierto. Martino no encontró, en esas, mejor opción que sentar a Iniesta y dar entrada a Pedro, su mayor olvidado en las grandes noches. Messi, mientras tanto, trataba de buscar el pase en corto de un Xavi al que quizá ya le sobrepasa la velocidad de crucero de estos partidos ante los hombres de Simeone.

El Cebolla Rodríguez salió de delantero centro por un cansadísimo Villa, en busca de la espalda de la zaga culé. El partido subía en tensión y emoción, pero el público se puso a despejar balones al lado de los suyos, que incluso pudieron ampliar el marcador. El Barça, resignado, acabó entregando el primer trofeo del año. En una semana puede redimirse con la final de Copa, pero lo que está claro es que al proyecto de Martino, por si tenía pocos, le ha salido un nuevo problema. El Atlético de Madrid, aquel equipo que, según cuentan los mayores, era igual de grande que los culés. Toda una generación de aficionados al fútbol en España acaba de ser consciente de que eso era posible. Y todo, sin duda, es gracias a Diego Pablo Simeone.

Ficha técnica:

1 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Raúl García, Gabi, Tiago, Koke; Villa (Cristian Rodríguez, m. 78) y Adrián (Diego Ribas, m. 61).

0 - Barcelona: Pinto; Alves, Bartra, Mascherano, Jordi Alba; Xavi, Busquets, Iniesta (Pedro, m. 72); Messi, Cesc (Alexis, m. 61) y Neymar.

Gol: 1-0, m. 6: Koke remacha un toque de cabeza de Adrián.

Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). Amonestó al local Koke (m. 90) y al visitante Busquets (m. 18).

Incidencias: partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 54.000 espectadores.

Si el Barcelona nunca fue el mismo desde que Johan Cruyff ocupara su banquillo, el Atlético de Madrid está dando pasos agigantados de la mano de Simeone para retomar una senda de equipo grande de la que empezó a desviarse justo cuando el club catalán puso el turbo ganador de la mano del técnico holandés. La historia dirá si el punto de inflexión llegó este miércoles primaveral de 2014, cuando los rojiblancos apearon de la Liga de Campeones a los azulgranas, en una noche inolvidable donde el 1-0, con gol de Koke, trajo la felicidad a una afición que dio una lección al mundo entero.

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