El Oporto da fe de que Diego Costa y compañía desesperan a cualquiera

Si llegas al Calderón con la necesidad de ganar para seguir vivo en la Champions, ante un Atlético que no se juega nada y cuya media alineación inicial está compuesta por los menos habituales; si mientras aún estás disputando el resultado, tienes hasta cuatro ocasiones claras que acaban en el poste, e incluso te permites el lujo de fallar un penalti; y si en esas los de Simeone te dan dos zarpazos plagados de calidad que te dejan con cara de tonto, sólo puedes certificar que el actual estado de forma del conjunto madrileño desespera a cualquiera. En España y en Europa.

Eso le pasó este miércoles al Oporto, que finalmente quedó tercero del Grupo G, lo que le condena a disputar la Europa League y decir adiós a la máxima competición de clubes. Allí, el Atlético es también la sensación y, como ocurre en la Liga, hay muestras de que opta a lo más alto a falta de conocer dónde está su techo. Parece entendible que hasta el técnico del Manchester United, David Moyes, presenciara el partido en directo sin que afectara el resultado a su equipo. Es una realidad que jugadores y técnicos rojiblancos están en boca de todos los hombres de fútbol.

Y el guion de este choque se pareció al de casi siempre. Quizá el Oporto podría sacar pecho por haberle hecho un puñado de ocasiones a los hombres del Cholo. Pero el cero en contra conseguido es el duodécimo en 24 partidos oficiales esta temporada. Es decir, en la mitad de partidos que juega, el Atlético no recibe un gol, una barbaridad estadística que se traduce en la el gran poderío que apabulla a sus rivales.

Fue un partido donde primó el compromiso defensivo local. Quitando el malentendido entre Alderweireld, Insúa y Aranzubia (tres ‘suplentes’) en la jugada que supuso el penalti en contra, y contados despistes en los citados tiros a los postes del Oporto, la situación estuvo controlada. Los portugueses necesitaban la victoria para aprovechar el tropiezo del Zenit y meterse en octavos, pero en el campo parecía que era el Atlético el que necesitaba atar el resultado.

Nueva sustitución de Óliver

Aranzubia paró el penalti para que siguiera valiendo la ventaja del 1-0 de Raúl García, tras una preciosa maniobra individual que mostró de nuevo su gran momento. Y todavía en la primera mitad, un gran pase al hueco de Óliver a Diego Costa lo convirtió el brasileño en el 2-0 tras sortear con habilidad la media salida del portero Helton.

A esas alturas un semivacío Calderón ya confiaba que se pasaría a octavos invictos, con una solvencia inimaginable hace un par de años. Villa entró tras el descanso por Costa, mientras Óliver se marchó a la hora de partido, como en la Copa el sábado, tras dejar perlas de su calidad. Este nuevo cambio demuestra que Simeone todavía piensa que el canterano puede hacer mucho más.

Adrián estuvo correcto para lanzar contragolpes, y el centro del campo, con Gabi y Koke, dio la regularidad en la que se basa todo el bloque. Un bloque que desespera prácticamente a todos los rivales, que se preguntan, como haría este miércoles Moyes, qué hay que hacer para ganarle un partido a este equipo tan intenso que no entiende ni de amistosos, y ni de titulares o suplentes.

- Ficha técnica:

2 - Atlético de Madrid: Aranzubia; Manquillo, Alderweireld, Miranda, Insua; Óliver Torres (Arda Turan, m. 61), Gabi, Koke, Adrián (Leo Baptistao, m. 82); Raúl García y Diego Costa (Villa, m. 46).

0 - Oporto: Helton; Danilo, Maicon, Mangala, Alex Sandro; Fernando, Lucho González (Ghilas, m. 64), Defour (Héctor Herrera, m. 79); Varela, Jackson Martínez y Josué (Licá, m. 46).

Goles: 1-0, m. 14: Raúl García, a la media vuelta dentro del área. 2-0, m. 37: Diego Costa regatea a Helton y marca con la derecha.

Árbitro: Deniz Aytekin (Alemania). Amonestó a los locales Aranzubia (m. 27), Alderweireld (m. 54) e Insua (m. 66) y a los visitantes Josué (m. 6), Lucho González (m. 31) y Jackson Martínez (m. 40).

Incidencias: partido correspondiente a la sexta y última jornada del grupo G de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 25.000 espectadores.