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"Su ciclo es perfecto, fluyó todo": el método Scaloni lo explica una grabadora en el bolsillo
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ENTREVISTA A DIEGO BORINSKY

"Su ciclo es perfecto, fluyó todo": el método Scaloni lo explica una grabadora en el bolsillo

El seleccionador argentino rompió con la sequía de 28 años sin ganar títulos con dos Copas Américas, un Mundial y una Finalissima. El país está en vilo, pendientes de saber si seguirá en el banquillo tras la Copa del Mundo de 2026

Foto: Scaloni ha liderado la mejor etapa de Argentina. (EFE/Adan González)
Scaloni ha liderado la mejor etapa de Argentina. (EFE/Adan González)
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Érase una vez un presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que apostó por un entrenador sin bagaje para entrenar a la selección… de manera interina. La etapa de Lionel Scaloni (Pujato, Rosario, 1978) comenzó como un interinato y se convirtió en el ciclo más exitoso de toda su historia: han ganado dos Copas Américas, un Mundial y la Finalissima.

El periodista y escritor Diego Borinsky (Buenos Aires, 1967) ha escrito Scaloni, la biografía oficial del técnico, dividida en 100 historias sobre su vida. El número, redondo, está justificado por un formato de entrevistas, basado en 100 preguntas, que Borinsky realizó en su etapa en El Gráfico y ha continuado ahora en La Nación.

El libro transita por la vida de aquel niño que se crio en Pujato, siempre pendiente de una pelota y que se hizo un hombre en La Coruña, ciudad que añora y a la que asegura que volverá para entrenar al Deportivo antes o después. Allí ganó en el 2000 la primera y única Liga de la historia de la entidad, celebrada en el balcón de la plaza de María Pita, donde fue homenajeado 23 años después.

Todavía reside en España, en Mallorca, lugar en el que conoció a su esposa cuando estaba cedido allí. Como seleccionador, no deja de ver fútbol y viaja constantemente por Europa y a Argentina. Su próximo reto es el Mundial y después no se sabe qué pasará. El país está en vilo por su decisión, que aún no está tomada.

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PREGUNTA. Scaloni habrá tenido propuestas para hacer su biografía. ¿Por qué usted?

RESPUESTA. No sé si habrá tenido muchas, porque tampoco son tantos los que se sientan a escribir. A mí se me prendió la lámpara después del triunfo en la Copa América de 2021, cuando pensé en hacerle las 100 preguntas. Se trata de un formato, de la época de la revista El Gráfico, que se basa en una entrevista con ese número exacto de cuestiones. En ese momento, sus padres habían sufrido una situación delicada de salud y se convirtió en algo complicado.

P. Luego no había intención de escribir el libro.

R. No, no. Unos meses antes del Mundial, su representante me habló y me dijo que si quería hacer el libro de Scaloni. Le contesté que, en realidad, yo quería hacer las 100 preguntas, pero con Matías Almeyda, técnico del Sevilla, ocurrió algo parecido. Le hice esa entrevista y nos dimos cuenta de que había material para hacer un libro, como también pasó con Marcelo Gallardo.

P. Aquello era antes de romper la racha de 36 años sin ser campeones del mundo.

R. Sí, le dije a su representante que no había tiempo antes del Mundial y que no tenía sentido. Esperamos y, tras ganar en Qatar, empecé a insistir de nuevo. Sin embargo, los planes habían cambiado y parecía que tenían un proyecto para hacer la biografía en Estados Unidos. Todo cambió en octubre de 2023, cuando hubo una reunión con la editorial y ahí se cerró todo. Se habló de ir a Mallorca a charlar con él, de conversar con su entorno más íntimo… Tuve que juntar mucho material, ver todas las entrevistas posibles, hacer un listado de entrevistados, dividir su vida en etapas y mucho más. Tras aquella reunión, tardé un año en conocerlo. Hasta ese entonces, caminaba un poco por las paredes.

P. Ha mencionado a Almeyda y Gallardo, pero también ha hecho las biografías de D'Alessandro y Labruna. ¿Cómo lo atraparon estos libros?

R. Recuerdo que, cuando entré a El Gráfico, uno de mis jefes tenía un cartel en su mesa en el que ponía "contamos historias" y siempre me gustó eso. En un momento, no me alcanzó con las páginas de la revista y empecé con los libros. En realidad, es contar una historia con la mayor cantidad de detalles.

P. Los protagonistas suelen mostrar desconfianza hacia el periodismo. ¿Cómo ha sorteado esa barrera?

R. A Almeyda, Gallardo y, aunque un poco menos, a D'Alessandro los conocía de cubrir a River. Mi relación con ellos no era como los de los periodistas que están todas las semanas con ellos y se hacen amigos. Lo he conseguido con respeto, preguntando y tratando de encontrar detalles de buenas historias. Matías, por ejemplo, me contó detalles espectaculares gracias a un método que encontré.

P. ¿Qué método?

R. Él era medio colgado con el teléfono y en un momento me avivé de que la clave era definir los momentos para charlar con su esposa. La conocía de haber ido a la cancha un par de veces y de las entrevistas que le había hecho en su casa.

P. Con Scaloni, en cambio, no había relación previa.

R. Solo le había hecho una entrevista. Fue por teléfono en el 2000, cuando fue campeón de Liga con el Deportivo de La Coruña. Había preparado más de 1.600 preguntas tras dividir su vida en temas. Ya se había confirmado el proyecto, pero pasaban un mes, dos meses y pensaba: '¿Cuándo voy a verlo?'. Comprendí que estaba abrumado, que había sopesado dejar la selección y que no era fácil combinar porque él vive en España. Entonces me tocó ajustar el cuestionario todo lo que pude.

P. ¿Qué tal esos encuentros en Mallorca?

R. Él se maneja poco por WhatsApp, pero le escribí para felicitarle el año nuevo e intentar que fijásemos una fecha. Lo logramos para final de enero y me prometió que podríamos vernos tres días. Reservé los vuelos y pasé una semana en Mallorca, en la que se mostró muy cálido y me atendió bárbaro. De hecho, charlamos un día que no habíamos fijado previamente por su generosidad. Vino al hotel donde estaba alojado y, tras dos horas de entrevista, me dijo si quería acompañarlo al partido de su hijo. Es un tipo supersencillo.

placeholder Scaloni, en un partido de eliminatorias. (Reuters/Violeta Santos)
Scaloni, en un partido de eliminatorias. (Reuters/Violeta Santos)

P. Hábleme de esa reducción del cuestionario.

R. Son momentos de ansiedad y nervios. Había entrevistado a excompañeros como Mauro Silva y el Loco Abreu, jugadores con los que coincidió en la cantera de Estudiantes, de la selección juvenil, con su cuerpo técnico… Pero no había charlado con él. Necesitaba ponerme a escribir y ahí fue cuando se me ocurrió hacer a Scaloni en 100 historias, con capítulos cortos y pendiente de ver cómo lo reajustaba todo cuando charlásemos.

P. ¿Qué recuerda de la primera vez con Scaloni?

R. Fue en la ciudad deportiva de la selección. Su representante me dijo que solo tenía una hora, porque quería ver un partido del Bayer Leverkusen. Le expliqué el objetivo y a los cinco minutos parecía que lo conocía de toda la vida. Saqué una grabadora que mis hijas me habían regalado por el día del padre de 2024 y era para el libro de Scaloni, así que todavía no la había podido usar. 'Perdóname, Diego, no estuve bien', me soltó de primeras. Yo no lo culpaba en absoluto, era plenamente consciente de lo ocupado que estaba.

P. ¿Cuál fue su reacción al comentarle el proyecto?

R. Yo había estado en contacto con su representante. A él le dije que quería que fuese su libro, un orgullo para él, que lo represente y que relate cosas que todavía no se contaron. Había visto muchísimas entrevistas y ruedas de prensa suyas y le fui claro: no iba a preguntarle por nada de eso. En total, fueron diez charlas: aquella en Argentina, otra por teléfono y ocho en España.

P. ¿Qué tal con su entorno?

R. Fui a Pujato a conocer a sus padres, a sus hermanos; en España, estuve con su esposa, sus hijos, descubrí al Scaloni padre…

P. ¿Es un tipo hermético?

R. Cuando habla, se abre, incluso se emocionó varias veces en las conferencias de prensa. A pesar de ello, te da esa sensación de que no lo terminás de conocer. Es el entrenador campeón del mundo, pero es capaz de ir en bici por Córdoba y pararse en un pueblo a tomarse un sándwich y rodearse de la gente.

P. ¿Su etapa como futbolista ha quedado en el olvido tras sus éxitos como entrenador?

R. No creo que esté olvidada, porque vas a La Coruña y lo tienen en un pedestal. Mirá lo que pasó hace dos años en la plaza de María Pita, cuando lo homenajearon. En Argentina, la realidad es que no muchos tenían esa etapa presente.

P. ¿Por qué ese vínculo tan especial entre Scaloni y La Coruña?

R. En las dedicatorias que puso, hay una para el Deportivo y para La Coruña, porque dice que allí vivió los más felices e importantes años de su carrera. Lo había buscado la Lazio, pero los eligió a ellos y acertó. Allí vivió con su hermano, que estaba en el filial, y compartieron el sueldo porque así lo decidió su padre. Como estaba soltero, y en plena etapa de madurez, porque llegó con 19 años, no le importaba hacer 300 kilómetros e ir a las peñas, comer con los aficionados y quedarse contando anécdotas.

P. ¿Se ha dado esa relación con otro club que no sea el Deportivo?

R. Él nombra mucho a Newell's, porque entró a los seis o siete años en la cantera y se formó allí. Es cierto que después acabó mal con el presidente de entonces, pero es el club en el que creció. Estudiantes también lo marcó y siempre habló de que tiene una mística especial. Elogia al Atalanta, donde le sorprendió la infraestructura; en Mallorca conoció a Elisa y tuvo a su familia.

P. Él siempre dice que volverá al Deportivo. ¿Hay posibilidades reales para su vuelta?

R. Le pregunté eso mismo que vos decís, porque lo había dicho y él es campeón del mundo. Le resalté la categoría en la que estaba el Deportivo, pero tiene claro que se van a reencontrar. Si lo dice él, será por algo.

P. ¿En qué momento dejó de haber dudas en torno al Scaloni seleccionador?

R. ¿Hablás de las dudas del periodismo, de los jugadores, de quién?

placeholder Tapia quiere que Scaloni continúe. (Reuters/Violeta Santos)
Tapia quiere que Scaloni continúe. (Reuters/Violeta Santos)

P. Del periodismo y de la opinión pública.

R. Él nunca tuvo rencor con los periodistas y eso me llamó la atención, porque en la sala de prensa podría haberse parado y mearlos a todos. En la primera rueda de prensa en Argentina tras ser campeón del mundo, todos los reporteros lo ovacionaron, en el mismo lugar en el que uno, al que no logré identificar, lo trató de farsante al preguntarle si había terminado el curso de entrenador.

P. Claudio Tapia, presidente de la AFA, se la jugó con él.

R. Él era ayudante de Jorge Sampaoli en el Mundial de Rusia y Tapia vio cómo se manejó con los jugadores. Vio que tenía llegada y se convirtió en el seleccionador juvenil. Lo eligen, de manera interina, para dirigir dos partidos en un parón internacional. El presidente lo hizo para ganar tiempo, porque estaba intentando fichar a alguno de los candidatos más populares, Simeone, Pochettino o Gallardo, pero cada uno estaba la suya y, además, eran caros. Scaloni lo hizo bien en seis amistosos, renovó al equipo y perdió un solo partido.

P. Lo criticaron mucho al principio.

R. Sí, y él decía que estaba bien porque no tenía experiencia. Algunos lo criticaron con faltas de respeto, pero otros, como Miguel Simón, un gran periodista, sostuvo que a la selección había que llegar por méritos y que él no los tenía. Era una crítica lógica. Argentina estuvo cerca de ser eliminada en primera ronda en la Copa América 2019 y finalmente perdió con Brasil en semifinales. Tras aquel partido, fueron 36 sin perder y ya se había visto una idea.

P. ¿Cómo ha logrado unanimidad, incluso antes de ganar, en torno a su figura en el país de las dicotomías?

R. Yo creo que no la logró antes de ganar.

P. ¿Cuándo entonces?

R. Cuando ganó la Copa América en 2021. Recuerda que Argentina llevaba 28 años sin ganar nada y entre medias hubo muchos mazazos. La selección jugó mejor, ganó y luego llegó el Mundial con Messi. Los éxitos en este país son claves, quizás más que en otros por el gran fanatismo que existe, aunque el exitismo esté presente en todos lados. Hay pocos tipos que generan mayor adhesión que él y Messi. No se me ocurren.

placeholder Scaloni convenció a Messi para que regresara. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Scaloni convenció a Messi para que regresara. (Reuters/Marcelo del Pozo)

P. ¿Qué responsabilidad tiene José Pékerman en que Scaloni haya sido entrenador?

R. Él fue uno de los primeros a los que entrevisté. En un momento en los 90, Julio Humberto Grondona divide la conducción de la selección y de las juveniles, porque hasta ese momento el entrenador de las inferiores era el ayudante del seleccionador. Ahí aparece Pékerman y hace un trabajo enorme. De hecho, fueron campeones del mundo en Malasia en 1997, equipo que integró Scaloni. Su núcleo duro actual es procedente de aquel conjunto: Diego Placente, Pablo Aimar, Bernardo Romeo, Walter Samuel…

P. ¿Qué otros entrenadores han tenido influencia en Scaloni?

R. Él quiere mucho a Daniel Córdoba, que fue el que le cambió la posición en Estudiantes. Me asombró mucho lo que me dijo Irureta, que lo tenía en el banquillo y que le hacía observaciones o saltaba a veces a dar indicaciones. Scaloni, en realidad, estaba todo el tiempo aprendiendo. Pékerman me contó que Lionel preguntaba mucho y que era muy inquieto. Incluso me explicó una anécdota muy curiosa.

P. Cuente, cuente.

R. Scaloni jugó ocho partidos en la selección y metió un gol, pero no cuenta porque fue frente a Cataluña y finalmente no se consideró amistoso. Fue en mala fecha y Pékerman convocó a jugadores poco habituales con Argentina. Al parecer, iban a jugar con un 4-3-2-1, pero en España estaba de moda el 4-2-3-1 y Scaloni se acercó al seleccionador para contárselo y decirle que podían ganarles en el centro del campo. Eso le llamó atención.

P. ¿El Mundial de 2026 se divisa como el final del ciclo de Scaloni?

R. Yo qué sé [risas]. Estuvo dos veces por dejar la selección: tras el partido de eliminatorias en Maracaná, pero también tuvo dudas antes del Mundial. Ahora medio ha dejado una puerta abierta para seguir. Tapia ha dicho que le firmaría un contrato por 15 años. No solo hay un proyecto de selección absoluta, también un gran trabajo en las inferiores. El otro día le preguntaron por la sub-20 y dijo: 'Sí, los estoy mirando. Esos chicos van tener un lugar en la mayor si el técnico soy yo'. Hay una base de renovación que se aprecia y habrá que ver cómo se da el Mundial. No se descarta ningún escenario. Hay que recordar que él, que empezó de interino, ya es el segundo entrenador con más partidos en la historia de la selección (91).

P. Él tiene una vida relativamente cómoda en Mallorca.

R. Sus hijos son medianamente chicos (14 y 10 años) y vivir allí le viene espectacular porque sale a diario a montar en bicicleta, llevaba a sus niños al colegio, viene a Argentina cuando hay parones internacionales. Ojo, él ve todo el tiempo fútbol. Si estás en un equipo es mucho más complicado hacer todo esto.

P. ¿Lo ve como entrenador de clubes?

R. En algún momento lo será porque no va a dirigir toda la vida a la selección. A él le encanta su trabajo y, con lo que ya ganó, se le van a abrir muchísimas posibilidades.

P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de Scaloni?

R. El detalle de la grabadora. Tras la primera charla en la que la pude estrenar, se me olvidó en la ciudad deportiva y le pedí que la guardara en un cajón. En Mallorca, nada más verme, la llevaba en su bolsillo y me la devolvió. Se había preocupado de llevármela a España. Su hermana me dijo que siempre está pendiente de que los demás estén bien y que es un hombre muy sencillo. Realmente, eso es lo que te encuentras y parece hasta raro, en un mundo tan egocéntrico, que él se tome las cosas con tanta naturalidad. Aimar me contó que le llamó la atención la naturalidad con la que fluyó todo: el vínculo con los jugadores, periodistas, presidentes… Su ciclo es perfecto porque no la pifiaron en nada. Aquella videollamada para traer a Messi de vuelta cuando él estuviera con ganas o apostar por jugadores desconocidos. Su calidez te hace sentir bien y hace que parezca que lo conocés de siempre.

Érase una vez un presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que apostó por un entrenador sin bagaje para entrenar a la selección… de manera interina. La etapa de Lionel Scaloni (Pujato, Rosario, 1978) comenzó como un interinato y se convirtió en el ciclo más exitoso de toda su historia: han ganado dos Copas Américas, un Mundial y la Finalissima.

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