La deuda que Argentina jamás cumplió con Miguel Ángel Russo, el rey sin corona
El entrenador de Boca ha fallecido a los 69 años como consecuencia de un cáncer de próstata. Se quedó fuera del Mundial de 1986 como jugador y tampoco fue seleccionador en 2008
Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca Juniors, ha fallecido a los 69 años como consecuencia de un cáncer de próstata que en las últimas semanas lo había mantenido en su casa, alejado de sus funciones como técnico y en un delicado estado de salud. Nos ha dejado un hombre con el que la selección argentina siempre tuvo una deuda pendiente.
Russo fue uno de los jugadores más icónicos de Estudiantes de La Plata, equipo dirigido por Carlos Salvador Bilardo, campeón del Metropolitano (la Liga) en 1982. La brillantez de Alejandro Sabella, Marcelo Trobbiani y de José Ponce era compensada por la entrega de Miguel Ángel, al que casi parecía que lo acompañaba el don de la ubicuidad.
El título logrado en 1982 fue el argumento definitivo para que Julio Humberto Grondona, difunto presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), confiara en Bilardo para dirigir a la selección. Este nombramiento le abrió de par en par a Russo las puertas de la albiceleste, fiel discípulo de Carlos y hombre clave en las eliminatorias de clasificación para el Mundial de México 1986.
La sonrisa era uno de los elementos más característicos de Russo, pero hubo un día en el que le invadió una enorme tristeza. A pesar de su excelente simbiosis con Bilardo, se quedó fuera del Mundial de 1986, porque el técnico apostó por Ricardo Bochini en su lugar. Aquella decisión fue tan incomprensible como inesperada, porque Bochini era un reconocido defensor del fútbol de César Luis Menotti, eterna némesis del Doctor.
Una extensa carrera
Había sufrido, meses antes de la lista definitiva, un accidente doméstico: se lesionó la rodilla al caerse en la bañera de su casa. Aquello había quedado en el olvido, pero Bilardo lo descartó junto al Tata Martino y a Oscar Dertycia. "Cuando seas entrenador me vas a entender, me dijo. Y llevaba razón. Nunca lo juzgué, creo que fue una decisión correcta", confesó Russo sobre la posibilidad de haber sido campeón del mundo.
La influencia de Bilardo en Russo era tal, a pesar de lo ocurrido, que se convirtió en entrenador, con un estilo fiel al que había pregonado Osvaldo Zubeldía, maestro del Doctor. Salvo una efímera etapa en Salamanca, casi toda su carrera tuvo lugar en Argentina, en clubes como Lanús, Rosario, Central, Estudiantes de La Plata, Vélez Sarsfield, Racing, Rosario Central… y Boca.
La decepción por la selección
Russo pasó por Boca en tres etapas diferentes, pero la más recordada siempre será la primera, cuando ganó la última Copa Libertadores de la entidad en 2007, bajo el liderazgo de un Juan Román Riquelme en estado de gracia. Aquel título parecía el pasaje para entrenar a la selección tras la salida de Alfio Coco Basile en 2008. Así lo reconoció Clarín, uno de los diarios más populares de Argentina, en su portada: "Selección: se va Basile y viene Russo".
"Me dormí siendo el técnico de la selección y me desperté con que ya no lo era. No me quisieron decir qué pasó. Me llamaron a la noche para decirme que era y después para decirme que no", reconoció años después. En aquella ocasión, Grondona apostó por Diego Armando Maradona. Russo parecía el candidato perfecto por su capacidad para reconstruir equipos, el mismo motivo por el que Riquelme, ahora en el palco, apostó por él para esta tercera etapa en Boca. Mientras en La Bombonera tuvo etapas doradas, en la selección siempre quedó esa deuda pendiente.
Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca Juniors, ha fallecido a los 69 años como consecuencia de un cáncer de próstata que en las últimas semanas lo había mantenido en su casa, alejado de sus funciones como técnico y en un delicado estado de salud. Nos ha dejado un hombre con el que la selección argentina siempre tuvo una deuda pendiente.