¿Marrón o bendición? El Mundial de Clubes o por qué puede ser el extraño torneo de la doble cara
El nuevo campeonato de la FIFA se ubica entre la temporada que se ha ido y la que está por llegar, en el momento de fichajes y ventas, por lo que muchos equipos estarán en 'creación'
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Acaba de terminar la temporada y, casi sin quererlo, aparece en el horizonte un torneo de nueva creación del que se desconoce si pertenece al curso que se ha ido o si es el pistoletazo de salida de la campaña que está por venir. Objetivamente, la idea es buena, pues reunir en un mismo torneo a los mejores equipos del mundo como si de un Mundial de selecciones se tratara, dota de mucho atractivo al campeonato. El problema está en las fechas... y el claro uso de calzador para cuadrarlo todo.
Con poco menos de semana y media de desconexión desde que acabara la competición, muchos jugadores ya han vuelto al trabajo para preparar el nuevo torneo. Así, la recuperación ha sido mínima y, si se lo sumamos a la exigente temporada que se ha marchado, amén de Eurocopa y Copa América del pasado verano, podemos decir que el descanso del futbolista es cada vez menor. Cada vez más torneos, con más partidos y menos espacio para el asueto, llevan al límite al deportista.
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Y eso es lo que provoca que, para muchos, el Mundial de Clubes se haya convertido en un marrón. Pongamos como ejemplo el Real Madrid. El conjunto blanco firmó una temporada 2023-24 exitosa, con la consecución de la Champions y la Liga, amén de la Eurocopa para varios internacionales españoles. Pero sufrió lesiones de larga duración (Courtois, Militao y Alaba), lo que obligó a la plantilla a un sobreesfuerzo. Un curso después, en busca de más títulos y casi sin descanso, el equipo se cayó.
Se ganó la Supercopa de Europa y la Intercontinental, títulos heredados por las victorias del curso anterior, pero no se pudo luchar por ninguno de los grandes éxitos. De nuevo, la aparición de lesiones graves (Carvajal y Militao), además de muchas otras continuas y repetitivas por el cansancio acumulado (51 bajas en total, 37 de ellas musculares), provocaron que las fuerzas de los pocos jugadores sanos que iban quedando llegaran al límite, sin poder competir por los tres títulos principales.
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En vista de la necesidad de cambios en el equipo y de reforzar posiciones, el conjunto blanco ha cerrado tres fichajes (Xabi Alonso, Dean Huijsen y Trent Alexander-Arnold) que, casi sin aclimatarse al equipo ni a los compañeros, se encuentran con un nuevo torneo por delante. La ilusión es evidente -no solo del Madrid, sino de los 32 participantes en la competición-, pero no es menos cierto que, dadas las circunstancias, más que estar marcado en rojo, se antoja una competición de transición.
Caso parecido al del Madrid es el del Manchester City de Pep Guardiola que, tras una mala temporada, se ha dejado 360 millones en 8 fichajes para revitalizar al equipo. Y no son situaciones excepcionales, sino que muchos clubes han tenido que buscar soluciones para el torneo: primero, ampliando contratos por semanas para que algunos futbolistas que dejarán el equipo puedan jugar; y, después, acelerando y encareciendo negociaciones para contar con las nuevas caras.
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Con más que ganar que perder
Por eso, muchos equipos ven en el Mundial de Clubes un torneo donde no hay mucho que perder, especialmente los europeos. Muchos saben que, pasando la fase de grupos y metiéndose en las eliminatorias directas, ya habrán cumplido con creces, ganando además un importante montante económico. Y, mientras tanto, confeccionan el equipo del próximo curso, prueban sistemas, jugadores e, incluso, variantes tácticas. Casi un torneo de preparación... pero con los mejores clubes del mundo.
O buena parte de ellos, pues el ránking FIFA ha dejado fuera a algunos como Barcelona, Liverpool o Nápoles, entre otros. Pero si esos equipos que ven el Mundial de Clubes como un marrón caen pronto en el torneo, siempre tendrán la excusa de la falta de preparación para competir en condiciones, por lo que no será un drama. Y si, por el contrario, avanzan rondas y se van acercando a la pelea por el título, pasará a ser una bendición y un motivo de alegría para sus aficionados.
Es el torneo de las dos caras: aquellos que vean a un equipo que ofrece buen rendimiento, buen fútbol, y avanza rondas, considerarán el Mundial de Clubes como una competición ideal para curar las heridas de la pasada temporada; por el contrario, si los resultados quedan lejos de lo esperado, pasará a ser un torneo de transición. Para unos un problema, para otros, ducha y masaje, el último invento de la FIFA está a punto de empezar. Es el pistoletazo de salida de la nueva temporada.
Acaba de terminar la temporada y, casi sin quererlo, aparece en el horizonte un torneo de nueva creación del que se desconoce si pertenece al curso que se ha ido o si es el pistoletazo de salida de la campaña que está por venir. Objetivamente, la idea es buena, pues reunir en un mismo torneo a los mejores equipos del mundo como si de un Mundial de selecciones se tratara, dota de mucho atractivo al campeonato. El problema está en las fechas... y el claro uso de calzador para cuadrarlo todo.