Los códigos del fútbol miden la lealtad de los futbolistas del Real Madrid con Ancelotti
La ida de la eliminatoria de cuartos de final contra el Arsenal, donde el Madrid recibió una contundente goleada, pone en jaque el proyecto de Carletto con aroma a fin de ciclo
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Ni un accidente, ni una sorpresa. Lo del Arsenal-Real Madrid fue el resultado de una ecuación que todos podíamos resolver. Si no juegas, si no compites, si no corres, si no estás metido en el partido, es imposible salir victorioso. Es difícil de asumir para el equipo de Carlo Ancelotti, familiarizado con jugar a la ruleta rusa sin ni siquiera pensar en que, un día, la bala iba a dispararse. El técnico italiano es el responsable lógico y la víctima fácil. Encajar tres goles, con más sensación de demérito (ojo, gran nivel del equipo de Mikel Arteta), es intolerable para el aficionado madridista.
Desde su regreso a la capital española en el 2021, Ancelotti ha estado bajo la lupa. No era el nombre que más ilusionaba a la afición, pero una llamada de Ancelotti a José Ángel Sánchez, para preguntar por posibles descartes que mejorasen a su Everton, precipitó su retorno. Florentino Pérez, que no había encontrado un candidato a la altura de sus expectativas, dio por buena la figura de Carletto. Un hombre de club —ni se queja mucho ni señala hacia el palco— y especialista absoluto en conquistar vestuarios. Esa mano blanda que, históricamente, ha funcionado en el Real Madrid.
Cuesta encontrar un futbolista que haya trabajado a las órdenes de Carlo Ancelotti y hable mal del italiano. Incluso jugadores por los que no ha apostado. Pero en el club blanco hay preocupación. Los síntomas son de equipo dejado, sin cohesión ni trabajo. Pérdida de control. Ancelotti, en sus memorias, siempre destacó la injusticia del entrenador ("nadie ve el trabajo del día a día"). Es cierto. En el fútbol, los resultados mandan. Pero si los entrenamientos de Valdebebas son los adecuados, lo ofrecido en el campo evidencia que algo se ha roto entre los futbolistas y el entrenador.
Las imágenes de la discusión entre Ancelotti, Camavinga y Bellingham en pleno partido contra el Arsenal son relativamente habituales en un partido de fútbol. Un técnico repasando cuestiones tácticas con sus futbolistas. Pero el vídeo se hizo viral por la cara de decepción y vacile del centrocampista inglés —alguien que, todo sea dicho, acostumbra a gesticular—.
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Sirva como anécdota o como ejemplo, el papel de los jugadores en el futuro inmediato de Carletto será fundamental. Es infantil no contemplar la importancia que tienen los futbolistas en el mandamás del banquillo. Recientemente, tras caer ante Argentina por 4-1, Vinícius alzó la voz: "Se necesitan cambios en Brasil". Dos días después, la federación canarinha despidió a Dorival Júnior.
Si el Madrid cae eliminado contra el Arsenal, sería la primera vez desde la temporada 2019-20 que el club de Chamartín no alcanza unas semifinales de la Champions League (cayó en octavos contra el Manchester City). La exigencia del Santiago Bernabéu es altísima, y la continuidad del italiano, una quimera. Quedan LaLiga y la Copa del Rey, pero en ambas, no es el favorito. Todo ello con el runrún de Xabi Alonso de fondo.
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Hace dos años, el equipo de Ancelotti perdió LaLiga ante el Barça de Xavi Hernández (nada que ver con el actual), cayó en semifinales de Champions contra el Manchester City y levantó la Copa del Rey con Osasuna de rival en la final. "El Madrid está acostumbrado a ganar. Pero a veces también perdemos", justificó Emilio Butragueño cuando se le preguntó por el futuro de Ancelotti. Para lo que es el reino blanco, eso ya fue una bala extra para el italiano. La respuesta del técnico fue ganar la decimoquinta Copa de Europa y LaLiga en el 2023-24 en una temporada histórica. En la actualidad, la afición está mucho más tensionada.
Un problema más grande que lo del Arsenal
El día en que Carlo Ancelotti se retire, nos despediremos de uno de los más brillantes técnicos de la historia. Por datos, el mejor en sentarse en el banquillo del Real Madrid. El italiano ha conquistado títulos por todos los rincones de la vieja Europa: Juventus, Milan, Chelsea, PSG, Bayern de Múnich... Pero en más de tres décadas dedicadas a los banquillos, nunca ha conseguido ganar dos campeonatos ligueros consecutivos.
La Champions es la grandeza, pero la liga es la regularidad. Un título que premia al mejor. La situación del Real Madrid respecto al año pasado es tétrica. Ojo, no todo es culpa de Ancelotti, hay que mirar a la inmóvil dirección deportiva, que no reaccionó a los lesionados de gravedad como Eder Militao (por dos), Dani Carvajal, David Alaba... Si la temporada 2023-24 finalizó con dos partidos perdidos en el casillero del Real Madrid, ambas contra el Atlético de Madrid, en el curso presente ya acumula 11 derrotas.
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En otra circunstancia, lo del Arsenal podría ser calificado de eventualidad. En el fútbol moderno es raro ver un gol de falta, imagínense dos, ambos imparables para Courtois. Pero no hubo nada de accidental en lo que sucedió en el Emirates. Solo la consecuencia del caldo de cultivo desarrollado durante toda la temporada. Kilómetros entre defensa y ataque, guerras individuales, falta de esfuerzos, ausencia de presión... Un cóctel letal que ni la exultante calidad de los futbolistas del Madrid puede sostener.
A esto último se aferra Carletto, positivo por naturaleza. A soltar algún zarpazo rápido que encienda al Santiago Bernabéu, a crear una atmósfera de remontada que encoja al Arsenal y que suene la música de las noches grandes: "En nuestro estadio también suelen suceder cosas poco habituales, así que vamos a creer". Como mínimo, habrá que correr. Este requisito medirá la lealtad de los futbolistas.
Ni un accidente, ni una sorpresa. Lo del Arsenal-Real Madrid fue el resultado de una ecuación que todos podíamos resolver. Si no juegas, si no compites, si no corres, si no estás metido en el partido, es imposible salir victorioso. Es difícil de asumir para el equipo de Carlo Ancelotti, familiarizado con jugar a la ruleta rusa sin ni siquiera pensar en que, un día, la bala iba a dispararse. El técnico italiano es el responsable lógico y la víctima fácil. Encajar tres goles, con más sensación de demérito (ojo, gran nivel del equipo de Mikel Arteta), es intolerable para el aficionado madridista.