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Los cuartos de Lamine Yamal: del disparo en el pie de Xavi a la obra de arte de Hansi Flick
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4-0 A LOS ALEMANES

Los cuartos de Lamine Yamal: del disparo en el pie de Xavi a la obra de arte de Hansi Flick

El joven de 17 años lideró al Barça en la goleada al Dortmund. Hace un año, en el duelo de cuartos ante el PSG, fue sacrificado por Hernández tras la expulsión de Ronald Araújo

Foto: Lamine marcó el cuarto gol. (Reuters/Nacho Doce)
Lamine marcó el cuarto gol. (Reuters/Nacho Doce)

Resulta paradójico que la mayor certeza del Barça sea un niño de 17 años, una edad a la que es infrecuente tener certidumbre. Lamine Yamal es el paraíso descubierto, el talento personificado que guía a los azulgranas, también en las grandes noches como ante el Dortmund (4-0). Una goleada que recordó a épocas pasadas por el juego y por la ilusión. Porque hay profundos motivos para soñar con el regreso de la Copa de Europa a la Ciudad Condal tras una década de ausencia.

El rival sonaba a asequible, pero lo mismo pensaron el Atlético de Madrid y el PSG el año pasado. Había optimismo en Montjuic, aunque hubiera también espacio para los fantasmas, como si el duelo se jugara en Galicia y no en Cataluña, con esa apelación a las meigas. El último partido de cuartos en Montjuic fue la derrota con los parisinos (1-4), el día que se convirtió en el colofón oficioso de Xavi en el banquillo.

Aquella noche, Lamine fue sacrificado por el técnico tras la expulsión de Araújo. Hoy ese cambio sería inverosímil. Cualquier plan de ataque de los azulgranas sin Yamal se convierte en una utopía, aunque haya otros jugadores que estén en forma. Su impavidez lo ha convertido en la brújula de los azulgranas.

El resto de los presentes en la competición tomarían buena nota de la oda al fútbol protagonizada por el Barcelona. A falta de que se realice la evaluación final, hay margen para afirmar que Flick es el entrenador de élite que los azulgranas no tuvieron el año pasado. Mientras él ha mostrado convicción en terrenos inhóspitos como el Da Luz, Xavi dejó desnudo a su equipo ante el PSG, cuando estuvo más pendiente de pagar su frustración con una cámara que buscando las soluciones que demandaba el partido.

placeholder Cubarsí adelantó al Barça. (Europa Press)
Cubarsí adelantó al Barça. (Europa Press)

El papel de Lewandowski

La fortuna incluso sonríe al Barça en este tipo de duelos, cuando el pesimismo podía haber emergido como en épocas no tan pasadas. El toque de Raphinha parecía el último vínculo con el infortunio, pero el gol subió al marcador para despertar las ansias de un grupo de inconscientes. Si el hambre es consustancial a los futbolistas, en los más jóvenes conviene elevarla al cuadrado. O al cubo.

Aquella paupérrima actuación de Lewandowski ante el PSG también suena lejana. Si Xavi lo tenía en la lista de transferibles, Flick se encargó de confirmarlo como una de las piedras filosofales de su proyecto. Sus 40 goles (dos ante el Dortmund) esta temporada son la justificación de que hay cuestiones que dependen de la perspectiva del tiempo.

Pie y medio en semifinales

Es cierto que el Barça estuvo certero y que fue efectivo, también que el Dortmund contribuyó de manera indirecta al festín. Sus pérdidas les abrieron las puertas al Barça, más las del cielo que las del campo, porque este equipo ha cogido la autopista a la gloria, ubicada en un terreno inexplorable para los mortales.

La ventaja es tan abultada que invita a la rotación en Dortmund. No se trata de desprestigiar a los alemanes, más bien será la enésima prueba para comprobar que Flick los tiene a todos a un excelso nivel. El alemán ve donde Xavi no lo hizo y así puede confirmarse que el equipo esté en la final de Copa, líder en Liga y con pie y medio en semifinales de Champions. Todo esto logrado en un lugar que es un claro desafío al azar: la montaña maldita de Montjuic.

Resulta paradójico que la mayor certeza del Barça sea un niño de 17 años, una edad a la que es infrecuente tener certidumbre. Lamine Yamal es el paraíso descubierto, el talento personificado que guía a los azulgranas, también en las grandes noches como ante el Dortmund (4-0). Una goleada que recordó a épocas pasadas por el juego y por la ilusión. Porque hay profundos motivos para soñar con el regreso de la Copa de Europa a la Ciudad Condal tras una década de ausencia.

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