Cómo un bajón físico y mental es un golpe de realidad al Atleti y el adiós a la temporada
Tras el trepidante 4-4 de la ida, la vuelta trajo un duelo mucho más sosegado. Los colchoneros fueron incapaces de reponerse del gol tras un mes en el que se han despedido de los títulos
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F6df%2F171%2F3b3%2F6df1713b38d372aeb416ee9b0f64882d.jpg)
Pasó otra vez, aunque solo hubieran transcurrido tres semanas del último precedente. Hay sueños ilusionantes, pero a la vez fugaces. Eliminar al Real Madrid en Champions y al Barcelona fueron los del Atlético de Madrid, apeado de ambas competiciones en menos de un mes. Había una licencia profunda para soñar. Sin embargo, el equipo ha acabado en el muro de las lamentaciones. Algunas leyendas se mantienen inalterables al paso de los años; la del pupas acompañará otra temporada más a los colchoneros.
El mazazo es de dimensiones incalculables puestos a tratar de averiguar la magnitud de la tragedia. No hubo superstición que valiese a pesar de que El Cholo apeló a las cábalas como bien hacía su maestro, Carlos Bilardo. El chándal fue insuficiente para superar a un Barcelona en cuya actuación dejó la incógnita de si el freno de mano estaba echado.
Uno de los últimos ataques del partido fue la radiografía del estado anímico del Atleti, la antesala de la desilusión. Que el Barcelona tocara el balón con los colchoneros encerrados en su área fue la manera más pragmática de prevenir el golpe, de cerciorarse de que la eliminación se aproximaba. Y de que, salvo sorpresa mayúscula, será otro año en blanco.
El varapalo es tan evidente como innegable. Giménez lo sintetizó: "Si hubiéramos salido en la primera parte como en la segunda, habría sido otra historia". La primera mitad fue mala, pero tampoco fue la mejor segunda de este Atleti, que solo atrincheró al Barça en los primeros 20 minutos. El equipo estuvo lejos de ese coraje y corazón que, por ejemplo, lo acompañó en la eliminatoria ante el Madrid.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F32a%2F9cb%2Ffec%2F32a9cbfec002e9705964d8227f3a6021.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F32a%2F9cb%2Ffec%2F32a9cbfec002e9705964d8227f3a6021.jpg)
La mala dinámica del Atleti
El penalti de Julián todavía está presente y quizá sea el motivo del shock. Solo así puede comprenderse cómo un equipo sólido y reconocible se ha convertido en uno pastoso y sin identidad en cuestión de semanas. El tramo final se desarrolló con un Barça cómodo en su defensa del resultado, sin una incomodidad con la que les habrían arrebatado el billete a La Cartuja.
La dinámica, a diferencia de lo ocurrido en la eliminatoria de Champions, invitaba a ser negativos y no solo por el penalti. El duelo de Liga ante el Barcelona (2-4) había mostrado a un equipo de niños con la capacidad de remontar dos goles en 20 minutos como si El Metropolitano se hubiera convertido en el polideportivo del pueblo. Puede que el Atleti continuara en esa noche, en la que se esfumó la Liga igual que ahora lo ha hecho la Copa, comprensible desde la reincidencia propia de los traumas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F38f%2F46e%2F914%2F38f46e914ef4865ce2440e680347590d.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F38f%2F46e%2F914%2F38f46e914ef4865ce2440e680347590d.jpg)
Las semillas de esta generación
Los títulos se han esfumado, es cierto, pero el Atleti ha plantado las semillas para un futuro ilusionante. Las imberbes derrotas se transformarán en experimentados triunfos, aunque el fútbol esté exento de una justicia que tiene muchas deudas pendientes con este equipo. Solo el tiempo puede curar las desilusiones.
Los fracasos han quedado atrás en el Atleti desde la llegada del Cholo, pero parece que el malditismo es inherente al club por muchos títulos que aterricen en las vitrinas. Las cabezas seguían en esas noches malas, fieles a la estrofa del himno de Sabina: "Qué manera de subir y bajar de las nubes". El último mes ha dejado a los colchoneros lejos del cielo y los ha traído de vuelta a la Tierra.
Pasó otra vez, aunque solo hubieran transcurrido tres semanas del último precedente. Hay sueños ilusionantes, pero a la vez fugaces. Eliminar al Real Madrid en Champions y al Barcelona fueron los del Atlético de Madrid, apeado de ambas competiciones en menos de un mes. Había una licencia profunda para soñar. Sin embargo, el equipo ha acabado en el muro de las lamentaciones. Algunas leyendas se mantienen inalterables al paso de los años; la del pupas acompañará otra temporada más a los colchoneros.