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Egos y sinsentidos en la era de los megaestadios: "Son edificios donde a veces se jugará al fútbol"
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A ver quién lo tiene más grande

Egos y sinsentidos en la era de los megaestadios: "Son edificios donde a veces se jugará al fútbol"

El United, en plena crisis institucional, presentó el nuevo Old Trafford, una gigantesca operación. Marruecos hizo lo mismo de cara al Mundial, Chelsea, PSG... Todos quieren el suyo. ¿Se ha vuelto loco el fútbol o son proyectos sostenibles?

Foto: La NFL anunció a los Miami Dolphins como 'equipo designado' para el partido de Madrid. (EFE/Blanca Millez)
La NFL anunció a los Miami Dolphins como 'equipo designado' para el partido de Madrid. (EFE/Blanca Millez)

Hubo un tiempo en el que los estadios de fútbol se diseñaban para ver fútbol. La realidad ha cambiado. Ahora son recintos culturales, festivos y de ocio que, unas 30 veces al año, albergan partidos de fútbol. Literatura y romanticismo al margen, la agenda de los megaestadios está instaurada y ha llegado para quedarse. Estos son algunos ejemplos de titulares.

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¿Cuántos estadios gigantescos necesita una ciudad? ¿Y un país? ¿A Marruecos le importa tener "el estadio más grande del mundo"? ¿Tiene fecha de caducidad un estadio? "El Coliseo tiene 2.000 años de antigüedad y sigue acogiendo eventos", contesta Mark Fenwick, de la firma Fenwick Iribarren Architects: "Un estadio debe ser algo atemporal. Que perdure. Es lo bonito del fútbol. Si vas al teatro, casi siempre sabes el final de la historia. Cuando vas a un estadio de fútbol, ves un espectáculo que hasta el minuto 97 no sabrás quién ha ganado".

Fenwick habla español con un ligero acento británico, pero lleva más de 35 años instalado en España, donde fundó junto a Javier Iribarren su estudio, FIA. Aficionado del Manchester United, se vio atropellado por el fútbol, casi de manera de literal. En una visita a la ciudad del norte de Inglaterra, al poner un pie en un paso de cebra, un Jaguar frenó en seco: "¡George Best estuvo a punto de pasarme por encima! Se quedó a muy poquito [risas]".

Foto: Miguel Sánchez posa con su nueva novela. (Cedida)

Décadas después, acabaría por convertirse en un referente en la construcción y rediseño de estadios de fútbol; su estudio fue el encargado de construir tres de los estadios de Qatar para el Mundial 2022, está al frente del desarrollo del nuevo estadio del Valencia CF y elaboró Guide to Quality Stadiums (guía de la UEFA), entre otros proyectos.

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PREGUNTA. Cada poco, sale una nueva noticia de un megaestadio. Marruecos anunció "el estadio más grande del mundo" y, ahora, el United, quiere construir "el más grande de Europa". ¿Qué está pasando?

RESPUESTA. Estos concursos de los grandes egos... No deberían ser la dirección. El proyecto del Manchester United es especial. Es un equipo referencia en el mundo. Dentro de la arquitectura, ha sorprendido a mucha gente. No solo busca crear un estadio de más de 100.000 personas, que ya hay pocos de dicho tamaño, también busca cubrir y abrazar los espacios exteriores. Eso no se suele ver en los estadios.

Casablanca es un estadio tremendamente grande y con una gran cubierta como una especie de tienda del desierto. A mí el proyecto no me desagrada arquitectónicamente, pero entramos ya en otro terreno. Mi duda es, en un país como Marruecos, con los problemas que tiene, ¿es sostenible hacer este estadio? ¿Tiene sentido gastarse ese dinero?

placeholder Fenwick, en una pasada entrevista. (EFE/Daniel González)
Fenwick, en una pasada entrevista. (EFE/Daniel González)

El nuevo Old Trafford será un estadio gigantesco, pero abrirá una línea de negocio muy potente. Solo piensa en la venta de los palcos, la venta de todo lo que rodea a la zona. Se está hablando de 2.000 millones de libras. Es una barbaridad: casi 20.000 euros por asiento cuando el máximo que nosotros hemos estado haciendo creo no llega a 10.000 euros, o sea, se duplica el coste. Es verdad que Inglaterra es más caro y que tiene una justificación porque además es privado. Un señor que se juega su dinero. Es un proyecto agresivo, pero diría que tiene muchas posibilidades de ser un estadio que realmente ganará dinero.

Lo de Casablanca lo cuestiono bastante. Quieren un estadio de 115.000 espectadores... A mi juicio, eso es insostenible. Por nuestra experiencia en Qatar, en una jornada normal fuera de un gran evento, se puede aspirar a meter a 15.000 o 20.000 personas, como mucho. Lo de Marruecos es una postura política, poco razonable como gasto.

P. Nadie puede cuestionar que el United vaya a llenar su nuevo aforo sin problema. En Casablanca, quitando un partido grande de Mundial...

R. El United se puede quedar hasta corto y en Casablanca, imposible. Y no hay nada peor o más triste que un estadio vacío. Las televisiones siempre piden que la cámara principal esté completamente abarrotada de gente. Hay una cuestión política para albergar la final del Mundial 2030, pero la apuesta del Real Madrid es mucho más potente.

P. ¿El factor propagandístico del nuevo estadio de Casablanca puede influir?

R. Madrid tiene mucho más que Casablanca. La FIFA tiene una serie de condiciones y el Santiago Bernabéu cumple muchos más criterios. Empezando por la localización, está al lado del metro y el de Casablanca, más lejos de la ciudad.

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Efectivamente, la FIFA plantea una serie de requisitos para acoger la final de un Mundial, empezando por el aforo. Mínimo 80.000 personas. Ningún estadio de Marruecos cumplía dicha condición. El Mundial 2030 se está organizando a tres manos entre España, Portugal y Marruecos. Por número de sedes, importancia futbolística y logística, todos los focos apuntan a España.

Foto: Uno de los proyectos candidatos al estadio. (Cruz y Ortiz Arquitectos)

El gobierno vecino, en parte aprovechándose del caos que vivió la Real Federación Española de Fútbol durante el mandato de Luis Rubiales y Pedro Rocha, aprovechó la debilidad institucional para tratar de asestar un golpe con la final. Desde la RFEF hay tranquilidad, se apunta al Santiago Bernabéu como la única opción real, pero será la FIFA quien dictará sentencia.

Ingresos, ingresos e ingresos y los petrodólares

El fútbol ha cambiado. Otrora, los viejos de Europa no tenían rival. Económicamente, Real Madrid, Manchester United, Bayern de Múnich, Barcelona, Inter, Milan o Juventus campaban a sus anchas. Pero apareció un pez más grande: Qatar, Arabia Saudí y compañía. Así llegaron los clubes-estado, con Manchester City y Paris Saint-Germain a la cabeza. Solo hay que observar la política de fichajes del Real Madrid para entenderlo. Se apuesta por futbolistas en último año de contrato, traspasos más pequeños y sueldos astronómicos. Pero sin acudir a la puja directa contra los nuevos ricos.

Y, entonces, llegó el estadio como vía de ingreso, como nueva financiación para los clubes, con el nuevo Santiago Bernabéu, erigiéndose en el proyecto más ambicioso de Florentino Pérez en la presidencia blanca. Una vez reformado, los halagos y la inmensidad del proyecto solo son equiparables a la oleada de problemas vecinales que está generando en Concha Espina y que, de momento, ha paralizado los conciertos —favoreciendo al Metropolitano del Atlético de Madrid— hasta que se consiga subsanar.

Foto: Abel Moga, en plena acción. (EFE/EPA/Jean Christophe Bott)

"Uno de los encargados del estadio dijo: 'En el Bernabéu se saca el césped cuando hay partido, no se guarda cuando no lo hay'. Es una diferencia. Hoy en día, los estadios tendrán un uso del 80% al margen del fútbol, son vías de financiación", relata Fenwick.

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P. Vuestro estudio de arquitectura lleva varios años con proyectos futbolísticos. ¿Cuándo empieza a cambiar la arquitectura de los estadios de fútbol y el enfoque de hacer estadios que se puedan utilizar para otros usos?

R. He definido como diez generaciones de estadios. Va poco a poco, mejorándose, como los iPhone [risas]. El primero con un toque comercial es el Emirates (Arsenal Stadium, 2006). También está el Allianz Arena (2005), que es el estadio con el que se empieza a ver interés arquitectónico, antes todos los diseños eran muy ingenieros. A partir de ahí, los grandes arquitectos miran a los estadios. A mí me gusta llamarlos las catedrales del deporte. Era la generación del comercio, ahora está la generación de la tecnología. Integrando la comunicación, mira el Real Madrid con el videomarcador 360.

A partir de la década de los 2000, los estadios se convierten en algo más. El museo del Real Madrid es uno de los más visitados de España [en Madrid, solo el Prado y el Reina Sofía reciben más visitantes]. Y, en los últimos años, los estadios buscan otros propósitos más allá del fútbol. Son elementos culturales y esto genera otros desafíos, como la acústica. Un partido de fútbol son 90 minutos de lío. Un concierto dura tres horas, más días de ensayos. Serán 15 o 20 camiones...

Foto: El Real Madrid ha suspendido los conciertos del Bernabéu

P. Además, las giras de los supergrupos hacen varias citas consecutivas. Ocupando el espacio durante una semana, diez días o dos semanas.

R. Esto lleva a preguntarse si los estadios deben estar en la ciudad o fuera de la ciudad. Hay conceptos arquitectónicos diferentes. En lo personal, quiero que los estadios tengan acceso al transporte público. El modelo americano, rodeado de aparcamientos gigantescos, en mitad del desierto, no me gusta nada. Un estadio tiene que mejorar la comunidad, que cree restauración a su alrededor, otros negocios, vida...

P. Bueno, pero esto también tiene problemática. No hay más que ver el Real Madrid y el Santiago Bernabéu, que nadie parece encontrar la solución. ¿Tan céntrico es buena idea?

R. Hay que recordar que el Madrid hizo su estadio en las afueras en su momento: 'Los que me habéis rodeado sois vosotros, yo me fui a un sitio lejos'. La prolongación de la Castellana se podía haber hecho el urbanismo diferente, por ejemplo.

P. Pero ese es el futuro de las grandes ciudades, que crecen a toda costa. En Madrid, a cualquier cosa dentro de la M30, se la considera céntrica. ¿Un día el Metropolitano puede considerarse demasiado urbano?

R. Absolutamente. Es difícil, pero hay que intentar que el estadio sea lo más amable posible con su entorno. Creo que en Valencia lo hemos resulto bien [el Nou Mestalla se ubica en la Avenida de las Cortes Valencianas, en el barrio de Benicalap].

P. ¿Cómo avanza el proyecto?

R. Como es bien sabido, después de 14 años, hemos empezado las obras. El Nou Mestalla está en proceso.

Estadios en países sin cultura de fútbol

Fenwick Iribarren diseñó tres estadios de Qatar para su Mundial 2022: Education City Stadium, Estadio 974 y el Al Thumama. La primera problemática era medioambiental, con un país acostumbrado al calor extremo y con temperaturas cercanas a los 40º. En una decisión histórica, la FIFA cambió el verano por el invierno y Qatar 2022 se celebró entre noviembre y diciembre, y, aun así, había temperaturas máximas de 30º.

"Había que conseguir un sistema de refrigeración que permitiese jugar a 26º, estando 48 grados al exterior, pero tanto los jugadores como la gente de la grada tenían que estar bien", relata el arquitecto: "Cuando vino la representación de la FIFA, la persona que estaba encargada de la temperatura lo bajó a 19º, para demostrar que se podía... ¡Todo el mundo cogió un catarro!".

El principal reto era la sostenibilidad, algo que impera en cualquier desarrollo arquitectónico. El uso de energía verde a través de paneles solares fue el argumento qatarí para justificar su tecnología: "En defensa de países árabes, los estadios que hay en Europa siempre se pone calefacción en invierno, y nadie dice nada".

placeholder Argentina acabaría por llevarse el Mundial. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)
Argentina acabaría por llevarse el Mundial. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

Pasado el frío, se llegaba a lo pragmático. ¿Qué pasaría con los estadios una vez acabase el Mundial? Hasta ocho fueron las estructuras que albergaron la cita deportiva. "Hemos visto los ejemplos de Sudáfrica o de Brasil, donde los estadios mueren... Pasa en países pobres y me parece que pasará parecido en Casablanca. Para nosotros era fundamental asegurar el posMundial. El coste de construcción no es el más caro. El coste de mantenimiento conlleva mucho, mucho dinero. Se acaban abandonando".

La joya de la corona acabó siendo el estadio 974, donde se optó por "gradas desmontables", casi como piezas de Lego en forma de contenedores, que permitiesen que el aforo se redujese a 25.000, una cifra más asumible en un país que está aprendiendo sobre fútbol. "Lo más sorprendente es que el país, posiblemente más rico del mundo, ha hecho lo que debió hacer el más pobre: un estadio con contenedores baratos y ha sido el más visitado del Mundial, según nos dijeron. Se diseñó para quitarse y no sabemos cómo lo vamos a hacer todavía, pero sabemos que se va a quedar ahí. Porque el 974 tiene un efecto de Torre Eiffel, que era provisional y se tenía que haber desmontado".

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P. La rentabilidad y los nuevos ingresos son las inquietudes del megaestadio actual. ¿Cómo serán los estadios dentro de 15 o 20 años?

R. El mundo es cada vez más digital y de los jóvenes. Estos prefieren divulgar su experiencia más que disfrutarla. Cuando voy a algún sitio, restaurante o dónde sea con mi sobrina, ella está más pendiente de poner en sus redes sociales, que de vivirlo. En el futuro, se buscará que tu teléfono tenga más importancia en tu visita al estadio, que puedas crear contenido a nivel real.

Los estadios ya son edificios donde a veces se juega al fútbol. Abre muchos caminos, da opciones al club. Habrá hoteles dentro de estadios e incluso casas. ¿Puedo vivir una en un estadio? ¿Puedo ir al gimnasio en el estadio? Todo eso llegará... Los clubes ya son una marca. A lo mejor, a la gente no le gusta el fútbol, pero sí quiere ir a una tienda del Manchester United, por su marca y por lo que representa o lo que aporta. Se buscará la multifuncionalidad.

Hubo un tiempo en el que los estadios de fútbol se diseñaban para ver fútbol. La realidad ha cambiado. Ahora son recintos culturales, festivos y de ocio que, unas 30 veces al año, albergan partidos de fútbol. Literatura y romanticismo al margen, la agenda de los megaestadios está instaurada y ha llegado para quedarse. Estos son algunos ejemplos de titulares.

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