Raúl Asencio o cómo el Oscar a mejor secundario se pone bien caro en el Real Madrid
El central completó otro gran encuentro. Fue clave en el inicio del partido por la asistencia que le dio a Mbappé en el primer gol. Luego estuvo preciso al corte y en sus acciones
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El gesto hubiera pasado desapercibido, de hecho suele hacerlo en la gran mayoría de los partidos. Son pases a la nada, meros trámites de comprobación. Basta con afirmar que se trata de un chequeo para ver la atención de la defensa rival. Pero hay ocasiones, pocas, en las que los desplazamientos largos se encuadran en la categoría de certezas milimétricas; se transforman en elementos de peligro, como ocurrió con el balón que Raúl Asencio le dio a Kylian Mbappé.
El pase fue sobresaliente y solo así se explica que el plan de Pep Guardiola, si es que había alguno, se viera completamente alterado. Las noches en el Bernabéu son la pesadilla recurrente del catalán, antes en abril o mayo, aunque este año el monstruo lo haya visitado antes. Es un trauma insuperable que quizá justifique la escasa convicción en una remontada, por más que su discurso sufriera alteraciones. No se puede creer en algo cuando ni siquiera hay convencimiento por parte del líder.
El desplazamiento sorprendió a todos, salvo al propio Mbappé. La brillantez del galo, comprobada con esos tres goles, la confirma su capacidad para descifrar a sus compañeros. Si ante Osasuna Bellingham fue el que se aprovechó del balón del canterano, ahora le tocó a él. Bastaba con tener fe, aunque a veces no haya motivos para mostrarse optimista. Pero en el Bernabéu, normalmente, ocurre lo contrario, elevándose a instancias superiores en la Copa de Europa.
Esos pases largos los añoraban en el Bernabéu. No conviene caer de manera prematura en las analogías, pero las semejanzas con Sergio Ramos son más que reseñables. A la manera de jugar, hay que añadirle el gusto común por las camisetas de manga larga, a la vez que la valentía para ir al límite en cada jugada, aunque algunos prefieran llamarlo sangre fría o inconsciencia.
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Las dudas de Ancelotti
El chico había completado partidos de mérito, pero Ancelotti seguía optando por Tchouaméni como central junto a Rüdiger. No le ha quedado más remedio que apostar por el canterano cuando las alternativas escaseaban. Estos partidos han demostrado que Asencio está para la Selección por una relación directa entre la continuidad en el Madrid y el rendimiento demostrado. Es hora de que Carletto tome tanta nota como está haciendo Luis de la Fuente.
Se acabaron las dudas, si es que la había, en torno al chaval. Su rendimiento en la defensa se ha notado, porque la gestión ha sido negligente una temporada más. Haber prescindido de los fichajes en invierno no es más que una agravante para la causa. Al menos la cantera ha demostrado una vez más que no está solo para obtener rédito económico.
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El apoyo de la cantera
Vista la obsesión continua de Florentino por evitar los grandes desembolsos, al margen de Mbappé, quizá habría que readaptar un viejo lema. Del Zidanes y Pavones se podría pasar al Kylians y Raules, aunque el recuerdo sea infausto para el presidente porque aquello acabó como el rosario de la aurora. La conclusión es que La Fábrica funciona cuando emergen las oportunidades, por más que sean escasas.
El Madrid ha encontrado un central que no se imaginaba, entre otras cosas, porque es a coste cero. Su rendimiento está fuera de duda y solo puede verse alterado por motivos extradeportivos. Asencio continúa imputado en la causa que juzga la presunta difusión de un vídeo de carácter sexual de una menor. Quedar absuelto es la única barrera que le queda por superar para marcar una época en el Bernabéu.
El gesto hubiera pasado desapercibido, de hecho suele hacerlo en la gran mayoría de los partidos. Son pases a la nada, meros trámites de comprobación. Basta con afirmar que se trata de un chequeo para ver la atención de la defensa rival. Pero hay ocasiones, pocas, en las que los desplazamientos largos se encuadran en la categoría de certezas milimétricas; se transforman en elementos de peligro, como ocurrió con el balón que Raúl Asencio le dio a Kylian Mbappé.