Lo que hay detrás de la agresividad verbal de Jude Bellingham con los árbitros españoles
Bellingham es de los que cree con total seguridad que el nivel de los árbitros españoles es deficiente y el Madrid sufre una persecución de un sistema que califica de fraudulento
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Jude Bellingham lleva las de perder si entra en una confrontación con los árbitros españoles. El inglés coge una deriva peligrosa con un comportamiento que los colegiados califican de irrespetuoso y agresivo. Su actitud es inaceptable. En la temporada y media que lleva en la Liga ha recibido un total de 16 tarjetas amarillas, una roja y se ha perdido tres partidos como castigo. Está pendiente de la sanción que le caiga por lo sucedido en el encuentro contra Osasuna con sus palabras a Munuera Montero, árbitro que reflejó en el acta lo que considera unas palabras ofensivas y de menosprecio.
Detrás de sus protestas reiterativas e intensas está la opinión que ha calado en el inglés sobre el poco nivel de los árbitros españoles y el sistema fraudulento que denuncia semanalmente su club. Bellingham es de los que se cree al pie de la letra que el sistema está corrompido y la intención de los colegiados, de campo y el VAR, es perjudicar al Real Madrid con decisiones flagrantes como no sancionar con roja la patada de Carlos Romero a Mbappé y el penalti no señalado de Moncayola a Vinícius en El Sadar. Bellingham es de los que cree en la manipulación y no pide perdón a los árbitros. Habla de errores y malentendidos.
Se toma la justicia por su cuenta, es parte activa en este clima de histeria arbitral y saca relucir su mal carácter. Las consecuencias son evidentes. Los árbitros han decidido bajar los humos a un futbolista que entra en colisión con expresiones airadas en inglés.
La temporada pasada fue Gil Manzano el que le expulsó en Mestalla y puso en el acta que se había dirigido a él en actitud agresiva con estas palabras: "It's a fucking goal" (Es un jodido gol). Esta temporada, a Munuera Montero le gritó "what a piece of shit" (vaya pedazo de mierda) en el partido contra el Espanyol en el Bernabéu sin que el árbitro lo escuchara. Pero le cazaron las cámaras y ahí quedó. En el derbi le pilló un micrófono ambiente protestando al linier con un "fuck you man" (que te jodan).
¿Merecía Bellingham la expulsión?@RafaAlkorta1@MundoMaldini#DeportePlus pic.twitter.com/cTi4GNo6Xt
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) February 15, 2025
El inglés es temperamental, reincidente y se desata en sus protestas. Si Ancelotti se calienta ya con los árbitros, que es la calma personificada y el ejemplo que tiene que servir de equilibrio emocional en los partidos, cómo no va a hacerlo Bellingham a más pulsaciones. Está alineado con la versión y el ambiente que se respira en el club de persecución arbitral. Contra Osasuna se le fue la energía por la boca con el árbitro y perjudicó a su equipo.
Perdón al vestuario
En frío ha hecho un ejercicio de reflexión y ha tenido que pedir perdón en el vestuario, porque los que llevan más tiempo son partidarios de no caer en el clima de la excitación. Es el club el que tiene sus mecanismos de denuncia con Real Madrid TV y los comunicados. Ancelotti también decide ser más beligerante, pero a los jugadores no les interesa inmolarse con los árbitros como hace Bellingham.
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El inglés lleva un tiempo comprando papeletas para que le echen de un campo por sus modales enfurecidos y tener tendencia a encararse con el árbitro. Fuera es un tipo excepcional, pero en el césped se transforma. Para lo bueno y para lo malo. Venía de marcar un gol histórico en la Champions que le dio la primera victoria al Real Madrid en casa del Manchester City y la acabó con tarjeta roja en Pamplona por ser un mal hablado.
Si insultó o no insultó no es un asunto que le importara a Munuera Montero. En la tarjeta roja influye su historial de protestas acaloradas y un lenguaje gestual desafiante. La gota que colmó el vaso fue ese cruce de miradas, de auténticos pistoleros, entre Munuera Montero y Bellingham. Un duelo desigual. El inglés soltó un exabrupto y el árbitro desenfundó la tarjeta roja.
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Para Bellingham es un error de interpretación del árbitro y para Munuera Montero es un menosprecio intolerable de un futbolista que es reincidente en su conducta retadora. Su comportamiento no lo soportan los árbitros, viene de lejos y lo ha pagado.
El Real Madrid tenía un problema con Vinicius, jugador de mecha corta y con el que se lleva mucho tiempo trabajando para corregir sus calentones, y ahora se suma el de Bellingham. El inglés tiene su pronto y es guerrero. No solo en España. En la Eurocopa ya tuvo problemas con la UEFA por hacer una celebración que se interpretó como ofensiva. Un peleón que se deja el alma en cada jugada, que lucha hasta el final, nunca se rinde y saca provecho de su brega. Pero también un rebelde que vive el fútbol con muchas pulsaciones y entra en confrontación con los rivales y, lo peor, los árbitros.
Jude Bellingham lleva las de perder si entra en una confrontación con los árbitros españoles. El inglés coge una deriva peligrosa con un comportamiento que los colegiados califican de irrespetuoso y agresivo. Su actitud es inaceptable. En la temporada y media que lleva en la Liga ha recibido un total de 16 tarjetas amarillas, una roja y se ha perdido tres partidos como castigo. Está pendiente de la sanción que le caiga por lo sucedido en el encuentro contra Osasuna con sus palabras a Munuera Montero, árbitro que reflejó en el acta lo que considera unas palabras ofensivas y de menosprecio.