De no poder usar botas rojas a una casa con tres saunas: las cláusulas de contratos más raras de la historia del deporte

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Los contratos deportivos no solo son papeles llenos de cláusulas con cifras y condiciones, sino que a veces acostumbran a tener algunas excepciones que los propios deportistas o clubes piden para que el fichaje se pueda llevar a cabo. Aparte de las cantidades económicas que reciben, también existen algunas peticiones que no suelen ser comunes.

En el mundo del fútbol se ha visto de todo. Por ejemplo, la exigencia de Samuel Eto’o cuando fichó por el Anzhi ruso era que necesitaba un jet privado para viajar diariamente desde Moscú al centro de entrenamiento. Ronaldinho pidió en su contrato con el Flamengo una cláusula por la que podía salir a bailar más de lo habitual, al menos dos veces por semana, sin ningún tipo de problema.

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También destaca la exigencia del Real Betis cuando fichó a Rafael Van der Vaart en 2015 por la que el holandés estaba obligado a “llevar cualquier calzado deportivo que no sea de color rojo”. Mientras que Neymar Junior pidió en su llegada a Arabia Saudí tener tres saunas, una piscina, una nevera llena de su zumo preferido y una mansión de 25 habitaciones.

Otro caso curioso fue el de Moise Kean que en plena negociación de renovación con la Juventus pidió un tractor a su padre, que vivía en Costa de Marfil. Uno de los más conocidos fue el de Dennis Bergkamp: la leyenda del Arsenal tenía una cláusula en la que tenía prohibido viajar en avión, ya que el holandés les tiene pánico desde que vivió un vuelo con muchas turbulencias y en el que hubo unos segundos donde el piloto perdió el control del aparato. Desde entonces, iba a todos los partidos fuera de casa en coche y a muchos de ellos no iba por su lejanía.