La carta bomba del Real Madrid a la RFEF deja en evidencia la falta de liderazgo en el vestuario
El liderazgo no puede ser solo un comunicado institucional. Hacen falta personas de carne y hueso, palabras, gestos, emociones... Los jugadores del Real Madrid permanecen callados
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La ausencia de declaraciones de los futbolistas denota una carencia de liderazgo en el Real Madrid tras el polémico partido contra el Espanyol. Mbappé podría haber dado su versión de la entrada, haber hecho un análisis del partido, de los errores del árbitro y de los de su equipo. Tampoco compareció ningún capitán. Ni Modric, Lucas Vázquez, ni Fede Valverde, que son los que tienen que asumir la responsabilidad de explicarse tras una inesperada derrota.
Los aficionados necesitan escuchar a los futbolistas, sus reflexiones y sensaciones, para tener una información más cercana y directa. Es importante por esto y por tener la certeza de que en el vestuario hay líderes que dan la cara en momentos comprometidos. El liderazgo no puede ser solo un comunicado institucional. Hacen falta personas de carne y hueso, palabras, gestos, emociones...
Muchos aficionados madridistas indignados se acordaron de Mourinho y su vehemencia para defender los intereses del club y del equipo. O de Sergio Ramos, que daba la cara en los momentos difíciles y ante los ataques al Madrid o lo que se consideraba como una injusticia. Con Dani Carvajal lesionado, se echa de menos la jerarquía de un jugador dentro y fuera del campo.
La explosiva carta del Real Madrid contra un sistema arbitral que califica de corrupto y que está firmada por José Luis del Valle Pérez, secretario de la Junta Directiva, deja en evidencia la falta de liderazgo en la plantilla. Ningún jugador habló tras la derrota en Cornellà. Llamó la atención la imagen de Mbappé cuando pasó por delante de los periodistas. Con la mano hizo el gesto de cerrar la boca y nos quedamos sin conocer qué pensaba el protagonista de la acción más polémica del partido, la víctima de la patada que le lanzó Carlos Romero.
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Las instrucciones en el Real Madrid, indignado por el gol anulado a Vinícius y la agresión sin tarjeta roja al jugador del Espanyol y la no revisión del VAR, eran la carnaza que necesitaba Florentino para endurecer su guerra contra el sistema arbitral que dirigen Medina Cantalejo, como responsable del CTA, y Clos Gómez, del VAR.
El hacha de guerra
El club eligió sacar el hacha de guerra para asestar un duro golpe a una estructura arbitral que califica de viciada y fraudulenta. El gol que no marcó ningún jugador del Real Madrid lo ha querido hacer Florentino con esta carta, con copia al CSD, que firma el secretario de la Junta. Al presidente del Real Madrid se la puso botando el dúo Muñiz Ruiz, árbitro de campo, e Iglesias Villanueva, en el VAR, y decidió subir la escalada de la guerra. Sacó los cañones con un comunicado bomba que tiene una enorme repercusión mundial.
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La imagen fuera de España es la de un colectivo arbitral bajo sospecha, poco profesional, y un sistema al que le falta transparencia. El Real Madrid, como club, humilló a los árbitros, aunque su objetivo sea el de denunciar una estructura que considera fraudulenta y parcial.
La entrada en acción de Florentino dejó sin hablar a los protagonistas, a los que estuvieron en el campo, los que juegan y compiten. No hay una cara visible tras la derrota en Cornellà. Solo la queja de Ancelotti, al calificar la entrada a Mbappé como "inexplicable". No sabemos lo que piensan los jugadores. No sea que no estén cien por cien de acuerdo con el beligerante comunicado del club.
La ausencia de declaraciones de los futbolistas denota una carencia de liderazgo en el Real Madrid tras el polémico partido contra el Espanyol. Mbappé podría haber dado su versión de la entrada, haber hecho un análisis del partido, de los errores del árbitro y de los de su equipo. Tampoco compareció ningún capitán. Ni Modric, Lucas Vázquez, ni Fede Valverde, que son los que tienen que asumir la responsabilidad de explicarse tras una inesperada derrota.