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Una pregunta destrozó Argentina en el 94 y la hizo un matemático que conquistó a Maradona
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"¿Te drogaste?"

Una pregunta destrozó Argentina en el 94 y la hizo un matemático que conquistó a Maradona

Adrián Paenza fue uno de los periodistas deportivos argentinos más célebres y nunca abandonó su otra pasión, las matemáticas. Aprobó su tesis doctoral mientras progresaba en la comunicación

Foto: Maradona, en el Mundial de 1994 del que fue descalificado. (Getty/Mike Hewitt)
Maradona, en el Mundial de 1994 del que fue descalificado. (Getty/Mike Hewitt)

Es posible que jamás se haya emitido una entrevista a la vez que suena el himno nacional de un país, cuando todos están pendientes de que empiece el partido. Pero con Maradona las reglas son poco ortodoxas. En el Mundial de Estados Unidos 94, el astro dio positivo por efedrina en un control antidoping tras la victoria de Argentina frente a Nigeria (2-1). La primera pregunta al ídolo fue contundente: "¿Te drogaste?". Para explicar este momento, cuyo protagonista fue también Adrián Paenza (Buenos Aires, 1949), conviene conocer su trayectoria.

La historia es real, por más que los mundos sean escasamente complementarios. Unir periodismo y matemáticas suena a utopía. Pero hubo una persona que evitó que se repelieran. Adrián Paenza fue mucho más que uno de los célebres periodistas deportivos argentinos, de los que tuvo ocasión de intimar con Diego Armando Maradona; también se doctoró en Matemáticas, faceta desconocida por algunos.

Paenza está radicado ahora en Nueva York desde hace 25 años. Todavía es un hombre al que paran en la calle, en Argentina o en Estados Unidos, aunque ahora sean los padres quienes lo conozcan y antes fueran los hijos. Una persona que se colaba en las casas de todos sus compatriotas en Mundiales, partidos de Liga o finales de la NBA. En definitiva, alguien a quien veían más que a la familia, por más que ahora sea "una cara más entre la multitud".

"Todo sucedió sin que yo planificara nada. El único acuerdo al que llegué con mis padres fue que estaría en la radio siempre y cuando no abandonara la carrera universitaria", relata Paenza en conversación con El Confidencial. José María Muñoz, uno de los mejores narradores argentinos de deporte, aceptó la audaz petición del joven Adrián cuando le pidió colaborar en la radio.

Foto: Alfredo Relaño. (EFE)

La facilidad para la música

Paenza es un tipo humilde que pide, por favor, que no le defina como un niño prodigio. Al menos, eso sí, hay profundos motivos para pensar que era un chico brillante. No se confundan, porque no se trata de un elogio injustificado, más bien al contrario. El que firma estas líneas no conoce a nadie que haya entrado en la universidad 14 años, aunque quizá ustedes puedan orientarme al respecto.

Habla Paenza: "Eso es cierto, pero es algo poco relevante. Entonces habría que destacar que yo me desarrollé en unas condiciones muy particulares que no tienen todos los niños. No me gusta la etiqueta de prodigio, resalto que fui un privilegiado. Nunca sabremos si, por ejemplo, el chico que limpia el parabrisas de un auto tiene habilidades ocultas y nos perdimos conocerlas. No sabremos si hay en él un Cortázar o un Picasso, porque no le han dado esa oportunidad".

placeholder Paenza fue el autor de esa nota. (Cedida)
Paenza fue el autor de esa nota. (Cedida)

A veces bastaría con etiquetar semejante discurso como uno de psicólogo barato, de falsa humildad. Pero no ocurre eso con Paenza, cuyas características asustan por excelentes a la par que anómalas. "Cuando tenía cuatro años descubrieron que tenía un oído absoluto, algo que venía de fábrica, como ocurre con los ojos celestes o marrones. Pero volvemos a lo mismo: mis padres me compraron un piano, no una armónica. Estuve practicando con uno de los mejores profesores de Argentina, que me dijo que no me podía seguir enseñando, salvo que estudiara con él durante ocho horas diarias. Hice muchas cosas en mi vida, dos de ellas antagónicas como la matemática y el periodismo. Pero nunca lo vi así porque disfrutaba; disfruté de vivir".

Compaginar ambas facetas siempre fue parte de su vida, salvo en 1977 y en 1978, cuando se dedicó a la tesis doctoral. Un poco antes, en 1972, comenzó a trabajar en la televisión. Fue entonces cuando conoció a Maradona, que amenizaba los descansos de los partidos de Argentinos Juniors a sus 13 años.

placeholder Maradona, en una gala de la FIFA en 2017. (Reuters/Vincent West)
Maradona, en una gala de la FIFA en 2017. (Reuters/Vincent West)

El vínculo con Maradona

"Diego no era sofisticado, se ponía a hacer juegos y mantenía la pelota 15 minutos en el aire sin dejarla caer. Nos llevábamos muy bien porque soy 11 años mayor que él, además de que conocía a sus padres. Estaba genuinamente maravillado. No pensaba que llegaría a ese nivel, solo que tenía condiciones. Nadie está preparado para ser Maradona. Conocerlo fue una casualidad, porque yo trabajaba en la prensa y hacía los vestuarios". Ahí nació un vínculo inquebrantable con los años y que tuvo su punto más álgido en Estados Unidos 94.

Maradona había estado meses sin jugar, desde que abandonó Newell’s en 1993, pero el pueblo había sido contundente en sus deseos: necesitaban al héroe para clasificarse al Mundial tras la debacle ante Colombia (0-5). Luego llegaría una de las entrevistas más difíciles para un periodista argentino, en Estados Unidos tras la suspensión de Diego por doping. Allí pronunció una de sus frases más impactantes: "Me cortaron las piernas".

Antes de que llegara este momento, la relación se había extendido a pesar del escaso tiempo del que disponía Diego para estar en Argentina. "Fue una relación muy estrecha, de afecto y de admiración. Él también disfrutaba al conocer el mundo de la radio y de la televisión a través de mí. Nos complementábamos muy bien. Crecí junto a él y aprendí mucho a su lado. ¿Cómo hacía uno para ser Maradona?".

Foto: Estatua de Diego Armando Maradona en el estadio que lleva su nombre del Nápoles. (EFE/EPA/Cesare Abbate)

"Estuvimos juntos en muchísimos lugares y era imposible ir con él a cualquier sitio. Pero fuimos a un patio de comida, lugar en el que nunca había estado, en Boston. Y no lo conoció nadie. Eso hubiera sido imposible en España o Italia. Pero allí fuimos tranquilamente, eligiendo qué sitio nos cuadraba para comer".

"Sé que me va a preguntar por aquella entrevista". Paenza se adelanta al periodista y, por tanto, no conviene cortarlo. Él mismo ha cogido carrerilla para relatar, como antaño hacía, cómo fue aquella tarde en la que Maradona hablaba de su sanción a la vez que sonaba el himno argentino en el último duelo de la fase de grupos del Mundial 94.

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Clemente fue el seleccionador español en 1994. (EFE/Enric Fontcuberta)

"Una vez más tuve suerte, porque mi cadena tenía los derechos del Mundial y, además, exclusividad con Diego. Él solo podía hablar con nosotros. Tanto mis jefes como Maradona me eligieron a mí para que lo siguiera en la preparación y en el Mundial. Estuvimos 60 días juntos. Pero yo no tuve ningún mérito en que me diera esa declaración. ¿Qué pregunta hice yo para que mereciera esa respuesta? Esa respuesta me la hubiera dado a mí o a cualquier otro periodista que lo hubiese entrevistado en ese momento. Eso sí, yo tuve la confianza para preguntarle en ese momento si se había drogado". Aquel fue uno de los momentos más tristes de la historia del deporte argentino.

Maradona había dado doping positivo por consumo de efedrina después de que su fisioterapeuta, Daniel Cerrini, se equivocara al comprar un medicamento en Estados Unidos. La delegación argentina, encabezada por el doctor Peiró, sostuvo que en el análisis de su orina aparecía la sustancia por la que había dado positivo de manera previa a la apertura del frasco. Por tanto, debían haberla considerado nula. En 1986, Ramón Calderé, jugador español, también dio positivo por efedrina, pero la sanción fue distinta: solo un partido en lugar de expulsarlo del Mundial. Fue considerado un escándalo en Argentina, donde muchos señalaron una mano negra de la FIFA contra su ídolo.

La entrevista que nadie ha olvidado

Paenza, por mucho que recurra a la modestia, fue el elegido por Maradona para aquella entrevista. Había un enjambre de periodistas en la puerta, contenidos por la seguridad del hotel, deseosos de hablar con el ídolo. Pero Diego lo tenía claro: llamen a Paenza. Adri, como él lo llamaba, fue acompañado por Marcos Franchi, representante del astro.

"Era una entrevista que reclamaban todos los periodistas del mundo. Después del partido de Argentina, estaba sentado en una camioneta junto a mis compañeros de la cadena. Y hay una anécdota curiosa. Acabábamos de hacer una de las entrevistas más importantes de la historia, que era muy poco probable que repitiéramos en nuestras vidas, pero estábamos todos mal. Eso significa que nuestra tabla de valores estaba bien puesta. Porque todos hubiéramos preferido que Diego no hubiera pasado por esta situación".

Son las palabras de un hombre que creó relaciones de afecto, aunque en ocasiones tuviera que mantener la distancia. Era un límite imaginario con la que se transformaban en simple y llano profesor. "Siempre tuve muy buena relación con mis alumnos. Algunas veces he hecho la cuenta y creo que tuve en torno a 48.000 durante todos mis años de docencia. Yo me hice divulgador de la ciencia a través del conocimiento con los alumnos, de lo que me enseñaron ellos. Fueron momentos maravillosos".

placeholder Paenza destacó en ambas facetas. (Cedida)
Paenza destacó en ambas facetas. (Cedida)

Paenza destacó en ambas facetas, donde alcanzó la brillantez. No encuentra atributos comunes para el desempeño del periodismo y la docencia. Pero resalta el tiempo que hay que dedicarles a las pasiones. "Hay que poner en valor el esfuerzo, el tiempo que se pasa sentado en la silla. Elija dedicarse a una profesión en la que vaya emplear su tiempo. Es muy sencillo: si no lo hace usted, lo va a hacer otro. Uno tiene que sacrificar cosas".

El periodismo deportivo siempre fue una rama infravalorada dentro de la información, aunque algunas veces haya sido como consecuencia de actitudes incomprensibles, como la que relata Paenza: "Un jefe de redacción me pedía que le pusiera puntaje a los 22 jugadores y yo no era capaz de ponérselo a mis alumnos con el examen delante. Si uno se atreve a eso, luego tiene que encajar también la crítica". Igual había más coincidencias entre ambas profesiones de lo que parecía. Y Paenza, como caso único, las había encontrado.

Es posible que jamás se haya emitido una entrevista a la vez que suena el himno nacional de un país, cuando todos están pendientes de que empiece el partido. Pero con Maradona las reglas son poco ortodoxas. En el Mundial de Estados Unidos 94, el astro dio positivo por efedrina en un control antidoping tras la victoria de Argentina frente a Nigeria (2-1). La primera pregunta al ídolo fue contundente: "¿Te drogaste?". Para explicar este momento, cuyo protagonista fue también Adrián Paenza (Buenos Aires, 1949), conviene conocer su trayectoria.

Diego Armando Maradona
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