Endrick evita el bochorno contra el Celta y el Real Madrid sigue vivo en la Copa del Rey
El Real Madrid elimina al Celta en la prórroga con dos goles del brasileño Endrick. Se metió en un buen lío con los fallos de Camavinga y Raúl Asencio. Sigue sin ser un equipo fiable
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El Real Madrid no consigue ser un equipo fiable. Se clasifica para los cuartos de final de la Copa del Rey con dos goles de Endrick en la prórroga. No despeja las dudas. De la humillación que sufrió en el Clásico de Arabia Saudí pasó a desperdiciar los goles de Mbappé y Vinícius ante un competitivo Celta. Los señalados son Camavinga y Raúl Asencio por sus fallos. El Celta castigó los errores groseros del francés y el canterano. El Real Madrid perdió la solidez y el Celta no se rindió. La noche apuntaba a goleada blanca, en la segunda parte, y acabó en tensión, nervios y angustia en un Bernabéu de uñas y harto de los bochornos.
En la prórroga apareció Endrick con un golazo en el minuto 117. A pase de Güler. El brasileño se giró en la frontal del área, en un buen movimiento, y soltó un zurdazo. Fede Valverde hizo el cuarto con un misil desde fuera del área, un derechazo a la escuadra, en el minuto 113. La agonía acabó en alivio. Encrick, de tacón, cerró la victoria con el quinto.
En el Madrid se vieron algunos brotes verdes durante el tiempo reglamentario. Más espíritu de sacrificio, generosidad en los esfuerzos y compromiso colectivo. Todos trabajaron y corrieron en la recuperación del balón. Pero este Real Madrid no tiene defensa. No supo cerrar el partido, los cambios estropearon el equipo y los despistes lo arruinaron. El fallo de Camavinga y el penalti de Raúl Asencio metieron a un Celta bien trabajado, con calidad, en el partido.
El Celta plantó cara al Real Madrid en el primer tiempo, resistió en los mejores momentos del Madrid en el segundo y aprovechó la falta de tensión de Camavinga. El ímpetu de Asencio, en un choque precipitado, complicó un encuentro que tenía en la mano. Empezó bien con el golazo de Mbappé y mal para el Celta por el derribo de Lunin a Williot que el árbitro no señaló como penalti. La acción siguiente fue el gol del francés. El Celta se quejó y Munuera Montero interpretó que el contacto del ucraniano sobre el sueco no era suficiente.
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Con 10 minutos mágicos, el Celta de Vigo consigue empatar el partido tras el penalti de Asencio sobre Bamba que transforma Marcos Alonso#LaCopaRTVE #LaCopaMola
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Hubo bronca en el Bernabéu, que recibió con pitos al Real Madrid tras el bochorno del Clásico en la Supercopa de España. La afición expresó su malestar y la tomaron, principalmente, con Tchouaméni. El francés no convence, está lejos de lo que se espera de un futbolista que ha costado 80 millones de euros y no da el nivel. Como central es una calamidad. Pese a que Ancelotti, inquieto por la falta de fichajes, dé la cara por el galo. Contra el Celta revolucionó el once y Tchouaméni empezó de pivote defensivo. Atrás, junto a Rüdiger, jugó Raúl Asencio, con Lucas Vázquez (también tuvo silbidos) y Fran García. Mendy, cuando dieron el nombre por megafonía de los suplentes, se llevó su ración de pitos.
Así empezó un partido con atmósfera de juicio en el Bernabéu y un Celta que salió con un planteamiento valiente, a buscar al Madrid en su campo y no encerrarse. El plan de Giráldez fue meterle agresividad, solidez y juego directo. El primer balón que recuperó el equipo vigués a Tchouaméni avivó los pitos al francés. No le iban a perdonar ni un fallo. Tchouaméni le echó personalidad. Respondió con un disparo lejano, potente y centrado que desvió Iván Villar. El portero evitó el gol. Parte del Bernabéu aplaudió la acción. Los de Ancelotti no iban a tener un partido cómodo.
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Los aplausos eran para Raúl Asencio. Estaba enchufado, motivado y en sus primeras intervenciones, de anticipación, rapidez y contundencia, se ganó todavía más a la grada. Lo que agradece y premia el Bernabéu es jugadores que le ponen garra y carácter, que no son indolentes, y el canterano conecta. Lo estropeó en un final de partido con errores groseros. El penalti era evitable. Fue con exceso de fuerza.
Ancelotti pidió compromiso colectivo, ser un equipo trabajador en defensa, ordenado y con ritmo. El Real Madrid se reforzó en el centro del campo. Con Tchouaméni, Ceballos, Modric y Brahim Díaz sumó cuatro centrocampistas. Por delante, Vinícius y Mbappé. Ancelotti priorizó el equilibrio en la estructura tras el fracaso del Clásico. Le costó superar las líneas del Celta, bien replegado, compacto y con amenaza en el juego directo a Borja Iglesias.
La primera gran ocasión del Madrid fue una combinación de Modric a Brahim Díaz que finalizó en un disparo cruzado del hispano-marroquí. El balón lo desvió Iván Villar. El Real Madrid fue ganando terreno, dominio y arrinconando al Celta con insistencia. Lo metía atrás, tenía el control del partido y las acciones eran más rápidas e incisivas. Faltaba que aparecieran Vinícius y Mbappé. Y lo hicieron en una arrancada del francés, con espacios, que fue cortada por Starfelt.
El Celta pidió un penalti
El partido se rompió y llegó el gol de Mbappé en una acción individual. Letal. Marcó tras una jugada polémica en la que Williot cayó al suelo ante la salida de Lunin, el árbitro dejó seguir la jugada y en el contrataque el balón fue para Mbappé. Se marchó en velocidad por la banda izquierda, pisó área, encaró, tiró una bicicleta y soltó un latigazo con la zurda. Un golazo. El Celta protestó el derribo de Lunin a Williot y el árbitro, Munuera Montero, decidió que el contacto no era suficiente. No fue al monitor del campo, consultó con el VAR por el pinganillo, y se quedó sin señalizar. El Celta se marchó con fuertes protestas al descanso.
El Real Madrid salió enchufado del vestuario, agresivo y avasallador. Incrementó la ventaja pronto con el gol de Vinícius, el primero del año para el brasileño. La jugada se originó en un pase Mbappé, desde el centro del campo, a Brahim Díaz. Cogió a la defensa del Celta descolocada. Había espacios y apareció Vinícius a la carrera. Brahim combinó y el brasileño encaró a Iván Villar. Le cruzó el balón. No perdonó, necesitaba el gol después de un mal inicio de año con la expulsión en Mestalla y el mal partido en el Clásico.
💥¡Del posible penalti a favor del Celta al golazo de Mbappé en la siguiente jugada!#LaCopaRTVE #CopaDelRey
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Mbappé estaba en todos lados. Pudo hacer el tercero en un remate de cabeza que se le fue alto tras otro buen centro de Brahim Díaz. Falló una ocasión clara. Eran los mejores minutos del Madrid. Con Brahim Díaz inspirado dando pases de gol a los dos delanteros. Otro balón del hispano-marroquí al brasileño estuvo cerca de ser el tercero. Vinícius encaró a Iván Villar, levantó el balón al portero en su salida y lo sacó Starfelt. En el Real Madrid se veía hambre, ganas de ganar, jugar bien, golear y recuperar el crédito.
El Celta no bajó los brazos. Pudo recortar distancias en un disparo lejano de Hugo Sotelo, a la escuadra, que desvió Lunin con un paradón. El ucraniano salvó a su equipo a falta de veinte minutos para el final. Con el Celta lanzado llegó un gol de Arda Güler que fue anulado por el VAR. De los pitos del principio se pasó con una ovación a Modric cuando fue cambiado. El croata es intocable.
El Celta marcó tras una mala entrega de Camavinga en el minuto 82. Un fallo grosero que aprovechó Bamba y dio emoción a la recta final del encuentro. El Madrid cayó en el nerviosismo y se complicó el partido con el penalti de Asencio a Bamba. Otro error del joven central, que llega tarde, va al choque y derriba al jugador del Celta. Lo transformó Marcos Alonso y el partido se fue a la prórroga. Endrick, de héroe, vivió su primera gran noche.
El Real Madrid no consigue ser un equipo fiable. Se clasifica para los cuartos de final de la Copa del Rey con dos goles de Endrick en la prórroga. No despeja las dudas. De la humillación que sufrió en el Clásico de Arabia Saudí pasó a desperdiciar los goles de Mbappé y Vinícius ante un competitivo Celta. Los señalados son Camavinga y Raúl Asencio por sus fallos. El Celta castigó los errores groseros del francés y el canterano. El Real Madrid perdió la solidez y el Celta no se rindió. La noche apuntaba a goleada blanca, en la segunda parte, y acabó en tensión, nervios y angustia en un Bernabéu de uñas y harto de los bochornos.