La herida urgente a coser en el Real Madrid es el cantazo defensivo de los cuatro magníficos
Ancelotti reprocha a los jugadores la falta de compromiso colectivo que impide que el Real Madrid sea sólido y competitivo. No se libran Bellingham, Rodrygo, Vinícius y Mbappé
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Ancelotti canta las cuarenta a la plantilla en una reunión tensa para corregir los errores tácticos y la ausencia de rebeldía. Reprende la falta de compromiso colectivo tras la carnicería que le hizo el Barcelona y dejó en evidencia la superioridad del plan de Hansi Flick. El disgusto del siniestro en Yeda es de los que dejan huella. El italiano está tocado por el batacazo. En el centro de la diana por la alineación, no leer lo que necesitaba el partido, los cambios que no mejoraron el rendimiento y un equipo que no aprovechó los 38 minutos de superioridad tras la expulsión de Szczesny. Exige a la plantilla un cambio inmediato, tomará medidas y deja claro que no quiere que le tomen por tonto.
Es urgente curar la herida de un Real Madrid que hace daño a la vista por su caos defensivo. El equipo se desangra en los grandes partidos en la faceta que más valor y énfasis pone el entrenador. La defensa colectiva es la base fundamental para imponer todo el talento ofensivo y conseguir el éxito. Sin el compromiso de todos, no hay fiesta.
El ambiente que se respira en el centro de entrenamiento es el de un funeral. Del júbilo de ganar la Copa Intercontinental se ha pasado a la desolación y la tristeza de la dura derrota en la Supercopa de España. El mensaje que sale de dentro del vestuario es el de borrar la imagen de equipo embarullado que se vio en el Clásico y cumplir con las obligaciones del equilibrio, la alta intensidad y el rigor colectivo. No vale únicamente con la calidad individual si falla la colocación en el campo y no hay generosidad en los esfuerzos.
Lucas Vázquez y Tchouaméni, dos futbolistas que juegan fuera de su posición natural, no son los únicos culpables del desastroso partido y el repaso que les dio el equipo de Hansi Flick. El foco está puesto en los cuatro magníficos. La falta de compromiso defensivo de Bellingham, Rodrygo, Vinícius y Mbappé. Comparado con lo que curraron Gavi, Lamine Yamal, Rapinha y Lewandowski, es un cantazo de dimensiones considerables.
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Si Bellingham se contagia de la escasa actitud que tienen Rodrygo, Vinícius y Mbappé para perseguir a los rivales, el problema se agrava. Son demasiados los que van andando tras el balón. El inglés no era sospechoso de caminar por el campo. Se vaciaba... hasta que dimitió en el Clásico. Le faltaban piernas, acabó fatigado contra el Mallorca, pero es preocupante que no se le viera un arrebato de raza y carácter.
Sin sufrimiento, no hay éxito
Los cuatro magníficos dejan de ser intocables y Ancelotti busca soluciones para recuperar la solidez del bloque. El toque de atención a los cuatro de arriba es serio. No es lo mismo el compromiso individual que el colectivo. Esto es un juego de equipo y hay más funciones que atacar. De los cuatro, alguno perderá el puesto en el once para hacer el sistema más compacto. Rodrygo es el señalado aunque, a corto plazo, el que dejará de jugar es Vinícius por la sanción de dos partidos por el incidente en Mestalla.
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Entre las soluciones para evitar cantazos como el del Clásico en Arabia Saudí está recuperar el espíritu de sacrificio y la agresividad que tuvo el equipo la temporada pasada. Fue clave para sobrevivir y competir en momentos límites. Sin sufrimiento colectivo, no hay éxito. Es una de las conclusiones que sacan en el Real Madrid. La pasada temporada solo perdieron dos partidos y en el ecuador de esta ya lleva seis derrotas.
Los pecados son el exceso de confianza y la relajación de un equipo que se creyó que con la incorporación de Mbappé se podían permitir descansos en el campo. El refuerzo de un delantero que venía de marcar 44 goles en el PSG no le sienta bien a la mentalidad colectiva y los sobreesfuerzos que se hacían la temporada pasada han desaparecido.
Los cuatro magníficos no se libran de la crítica de un equipo que compite mal en los grandes partidos con la indolencia de los de arriba y una línea defensiva maltrecha por las lesiones. El Real Madrid necesita más soldados y menos jefes. Es mejor darte una paliza a correr que te den un meneo y te saquen los colores. Es muy importante, como remedio urgente, que el trabajo defensivo se realice de manera coordinada, generosa y tenga continuidad. Ancelotti pone deberes.
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El peor enemigo del Real Madrid es la pasividad. Creerse que son los más guapos, como repite el italiano. Es una de las advertencias del entrenador a sus jugadores para que cumplan con las obligaciones tácticas que son fundamentales para ser un equipo sólido e incómodo para los rivales.
La anarquía te destruye y el barullo que se vio contra el Barcelona es impropio de un equipo que aspira a ganar títulos. La clave es defender juntos, con intensidad y compromiso colectivo. Luego decidirá Ancelotti en qué momento conviene posicionarse en bloque bajo, medio o en campo contrario. Las energías en el Real Madrid están puestas en eliminar las escenas que tanto daño y sonrojo provocan al ver a un equipo descosido, que no se sabe a lo que juega y en el que sus atacantes eligen defender con la mirada.
Ancelotti canta las cuarenta a la plantilla en una reunión tensa para corregir los errores tácticos y la ausencia de rebeldía. Reprende la falta de compromiso colectivo tras la carnicería que le hizo el Barcelona y dejó en evidencia la superioridad del plan de Hansi Flick. El disgusto del siniestro en Yeda es de los que dejan huella. El italiano está tocado por el batacazo. En el centro de la diana por la alineación, no leer lo que necesitaba el partido, los cambios que no mejoraron el rendimiento y un equipo que no aprovechó los 38 minutos de superioridad tras la expulsión de Szczesny. Exige a la plantilla un cambio inmediato, tomará medidas y deja claro que no quiere que le tomen por tonto.