El Atlético de Madrid logra el pleno al 15, vence al Elche y se clasifica a cuartos de la Copa (0-4)
Los colchoneros, con dos goles de Sorloth, uno de Riquelme y otro de Julián, ganaron en el Martínez Valero y lograron su decimoquinto triunfo consecutivo, la mejor racha de su historia
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Esta Copa del Rey invita al optimismo, porque es uno de los reductos existentes para los románticos que no comulgan con este fútbol contemporáneo. Es sensato que algunos lo vean así al darse epopeyas con tintes bíblicos, emulando al David contra Goliat. A eso apelaba el Elche en la previa, pero fue insuficiente para doblegar al Atlético de Madrid, que salió victorioso del Martínez Valero (0-4) y estará en los cuartos de final.
La inversión del Atleti ha sido tal este verano que el Cholo se permitió cambiar al equipo casi entero para el duelo copero tras asumir el liderato en solitario. Hay algo en los colchoneros que los convierte en temibles, y no solo por la racha de victorias. Tener un banquillo que genera tanto terror como los titulares es el aroma que suele acompañar a los campeones.
El Elche estaba enfrente, y era una de las cenicientas de esta Copa. Había profundos motivos para pensar que podía darse la campanada, como otras veces ha ocurrido, ya sea con el Mirandés o con el célebre Numancia de Raúl Ruiz. Los ilicitanos son segundos en la categoría de plata y no hubiera sido pioneros en el arte de convertirse en el segundo equipo de media España, en el caso de haber ganado.
La ilusión, sin embargo, se disipó de manera prematura, como esos flechazos fugaces que finalmente se quedan en la nada. Fue la primera llegada del Atleti: un remate de Sorloth a centro de Riquelme adelantó a los colchoneros. El noruego mostró esa actitud reivindicativa que está produciendo un beneficio recíproco.
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El partido de Sorloth
La cara de Sorloth intimida en la calle, igual que lo hace dentro de área. Parece un portero de discoteca y convendría ejecutar una defensa específica para anularlo, detalle altamente complicado. Lino fue derribado por Bambo antes de que el noruego aumentara la ventaja desde la pena máxima.
El Atleti jugó bien, porque eso es lo que pretende su entrenador, capaz de ser el más laureado del club. Y de conseguir la mejor racha de victorias consecutivas de su historia en Elche: 15. El fútbol es tan sádico que varios paupérrimos meses tienen la capacidad de empañar una trayectoria casi inmaculada.
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La entrada de Julián
Riquelme continuó con la fiesta y logró el tercero con un soberbio trallazo, diseñado con escuadra o cartabón o teledirigido con un dron. Ambas opciones son correctas, porque fue un tanto de bella factura. Una jugada del mismo nivel que este futbolista, aunque a veces parezca sacado de una pasarela de modelos con esa capacidad para salir indemne de cualquier encuentro.
Los goles traen celos, y Julián Álvarez dio fe de ello. Vio los dos goles de Sorloth antes de entrar y anotar él, uno parecido al que metió ante Osasuna en Liga hace unos días. El argentino sigue en forma y feliz, porque no es lo mismo el frío y la lluvia de Mánchester que el sol y el cielo de Madrid. Lo que no tiene precio no se le puede poner.
Los colchoneros avanzan en la Copa y ya esperan rival en cuartos. A pesar de la gran victoria del Barcelona, son uno de los adversarios más temidos en esta edición por su buen momento. El Elche quedará pendiente de intentar el ascenso esta temporada. Su ilusión se concentrará en esa tarea tras haberse despedido de este torneo. Habrá que soñar con la gesta otro año.
Esta Copa del Rey invita al optimismo, porque es uno de los reductos existentes para los románticos que no comulgan con este fútbol contemporáneo. Es sensato que algunos lo vean así al darse epopeyas con tintes bíblicos, emulando al David contra Goliat. A eso apelaba el Elche en la previa, pero fue insuficiente para doblegar al Atlético de Madrid, que salió victorioso del Martínez Valero (0-4) y estará en los cuartos de final.