El difícil equilibrio de Florentino Pérez: defender al Real Madrid del Barça... y salvar a Laporta
Mientras las dentelladas son contundentes cuando el ataque viene desde la ciudad condal, la complacencia con el Barça de los despachos del Bernabéu extraña al aficionado madridista, que pide más contundencia
Hay una crítica habitual en el aficionado del Real Madrid cuando su equipo se mide al FC Barcelona: la falta de colmillo al oler la sangre. En la memoria colectiva del fútbol español están las goleadas que los blaugranas impusieron a los blancos en su época gloriosa, como la manita de Piqué o el 2-6 en el Santiago Bernabéu. Pero cuando el Madrid ha sido claramente superior en el campo... ahí era otro cantar.
El análisis puede ser facilón, pero su paralelismo con lo que sucede en la parte noble de los clubes es evidente. La cautelar que salva los muebles, que no el bochorno, de la gestión de Laporta en la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor es buena prueba de ello. De momento, las intervenciones públicas del Real Madrid con el tema se han limitado al lacónico "hay que cumplir las normas" Lucas Vázquez o el "me guardo mi opinión" de Carlo Ancelotti.
No hay mayor respuesta institucional de un club que, dos meses atrás, decidió no presentarse a la Gala del Balón de Oro al entender que se les había engañado y faltado el respeto por conceder el premio a Rodrigo Hernández y no a Vinícius Jr. Mientras clubes como el Atlético de Madrid realizaron contundentes comunicados por el ataque que supone la decisión política del CSD.
¿Por qué este ataque, o mejor dicho, defensa de los intereses blancos, tan comedido? ¿Qué pasaría en caso contrario? La hemeroteca permite imaginarlo. Hace menos de un año, cuando el caso Negreira estaba en su punto más polémico, Joan Laporta acudió a la RAC1 y dejó los siguientes titulares:
—"El Real Madrid no se está portando bien con lo que está pasando con el 'Caso Negreira'. Está haciendo un ejercicio de cinismo que no es aceptable. Hay una campaña orquestada".
—"El Real Madrid no puede hablar mucho del poder que gobernaba a los árbitros. Mira quiénes han sido durante 70 años: o directivos o socios del Madrid".
—"El trabajo de Real MadridTV es una vergüenza, si tienen un poco de decencia... No sé cómo lo permiten".
Si se busca en los archivos, no se encuentran ataques de tal envergadura por parte de Florentino Pérez. Es cierto que el presidente del Madrid acostumbra a exhibir —al menos de manera pública— una imagen mucho más elegante que la de su homólogo culé, quien protagonizó polémicos gestos para celebrar la 'cautelarísima' de Olmo y Víctor. Pero no son pocos los madridistas que piden más contundencia.
Fue Javier Tebas, presidente de LaLiga, vicepresidente de la RFEF y enemigo número uno del madridismo, el primero en señalar a Florentino. Lo hizo preguntándose por qué no había vídeos de Real Madrid Televisión sobre el escándalo de la cautelar. Detrás de todo el barro de la guerra perpetua entre el máximo mandatario de la Patronal y el presidente del Real Madrid, hay una incómoda verdad para el aficionado blanco: la complacencia con el Barça.
Hay poca teoría conspiranoica y muchas razones para esta relación. Pese a que duela a esa parte de ambas aficiones que ven en Laporta y Florentino los culpables de sus respectivas miserias. "El Barça y el Madrid se tienen que ayudar. Lo digo con toda sinceridad. El primer club del mundo es el Madrid, pero el Barça está entre los grandes. Con El Clásico, la historia y todo, tenemos que pensar que es un club que está entre los más grandes del mundo", fueron las palabras que Pérez dedicó a su histórico rival en la última Asamblea de Compromisarios.
¿En qué se ayudan Barça y Madrid? Ambos clubes van de la mano en la Superliga, comparten intereses en bancos y fondos de inversión como Key Capital y Legends, filial de Sixth Street. También estuvieron juntos en su cruzada contra CVC. LaLiga y el club de Laporta habían firmado una paz momentánea a mediados de 2023, que se tradujo en una retirada del Barça en la demanda contra el acuerdo con el fondo de inversiones. A su vez, la Patronal se mostró más abierta con la delicada situación económica del Barcelona.
Aunque parecía que Negreira había alejado a Madrid y Barcelona, o, mejor dicho, a Florentino y a Laporta (el Madrid se personó como acusación particular en el caso Negreira después de una enorme presión de socios y aficionados), la gestión de las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor lo dinamitó todo con LaLiga. La entidad, presionada a su vez por clubes importantes de la organización, no pudo dar el visto bueno al salto olímpico de la norma propuesto por la directiva blaugrana.
La oportunidad de una moción de censura en el FC Barcelona sí incumbe al presidente madridista. La fidelidad —de puertas adentro— de Laporta con su homólogo está ganada. Su sustituto recibiría otros cantos de sirena. La gestión de Florentino Pérez le permite estar por encima del ruido de los críticos por la tibieza a la hora de censurar al Barça, que se pregunta si su alianza con Laporta merece tanto la pena. El silencio, de momento, es la única respuesta. Un gol de Dani Olmo en la final de la Supercopa pondría todo patas arriba.
Hay una crítica habitual en el aficionado del Real Madrid cuando su equipo se mide al FC Barcelona: la falta de colmillo al oler la sangre. En la memoria colectiva del fútbol español están las goleadas que los blaugranas impusieron a los blancos en su época gloriosa, como la manita de Piqué o el 2-6 en el Santiago Bernabéu. Pero cuando el Madrid ha sido claramente superior en el campo... ahí era otro cantar.