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La vergonzosa pelea de barriobajeros con Maffeo como instigador y Asencio en plan burlón
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La vergonzosa pelea de barriobajeros con Maffeo como instigador y Asencio en plan burlón

Maffeo actúa con premeditación y alevosía cuando tiene enfrente a Vinícius y la respuesta que se llevó en Yeda fue una colleja de Bellingham y los besitos burlones de Asencio

Foto: Pablo Maffeo derriba a Vinícius en la semifinal de Yeda. (REUTERS Pedro Nunes)
Pablo Maffeo derriba a Vinícius en la semifinal de Yeda. (REUTERS Pedro Nunes)

La semifinal de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Mallorca acabó en una pelea de barriobajeros. Sin llegar a las manos, pero con escenas que dan vergüenza entre futbolistas achulados dispuestos a ajustar cuentas pendientes por esa ojeriza que se tienen Pablo Maffeo y Vinícius. Una riña de macarras con teatro del malo, piques verbales, malos modales, collejas, besitos burlones y ofensas repartidas en los dos bandos.

Los culpables están identificados. Señalados por las imágenes que se hacen virales, pero siempre hay uno que enreda más que el resto. Dos no se pelean si uno no quiere. Esto no sucede con Maffeo cuando tiene enfrente a Vinícius, al que busca con premeditación y alevosía. Lo hizo con unas declaraciones antes de la semifinal de la Supercopa de España, afirmando que noquearía al brasileño en diez segundos. Maffeo no oculta su obsesión con el brasileño y las consecuencias son lo que se vio en Yeda. Quiso hacer un Dimitrievski y lo que consiguió es empezar el partido haciendo el ridículo y acabarlo encarado con Raúl Asencio.

Entre medias se llevó una colleja de Bellingham, suave, pero fea. El inglés no se pudo contener e igual que hizo en Mestalla tras la expulsión de Vinícius tirando el agua de la botella al portero del Valencia, se tomó su venganza con Maffeo. Bellingham no es de mecha corta ni un provocador, pero tiene genio y se calienta. Se jugó la segunda tarjeta amarilla.

La bronca es el resultado de una concatenación de calentones. La empieza Maffeo con su desafío a Vinicius fuera del campo y sigue con la simulación ridícula de una agresión por un toquecito del brasileño en el pecho, tras un empujoncito del jugador del Mallorca. Muy pronto se vio que el hispanoargentino quería guerra. Fue Maffeo el que abrió la caja de los truenos con una acción que el árbitro frenó llamando a los dos para que pararan su particular pique.

En defensa de Vinícius ya salen más jugadores que Bellingham y Rüdiger. Se metió en el lío un jugador inesperado y que pasa a ser ídolo del madridismo en muy poco tiempo. Raúl Asencio, que salió por Tchouaméni en un momento difícil y todo lo que hizo lo resolvió bien por arriba y por abajo, es gallo y no gallina. Tiene agallas y personalidad. No se acobarda y protagonizó una escena con Maffeo que supera todos los piques vistos entre el jugador del Mallorca y Vinícius.

Groserías y barbaridades

La escena es potente y polémica. Aparecen por las redes sociales unas imágenes en las que se puede leer en los labios de Maffeo lo siguiente: “Vete a difundir vídeos, subnormal”. Duro, cruel y hasta injusto. Esto forma parte del otro fútbol porque dentro de un campo los jugadores se dicen barbaridades y luego cumplen con el código de que lo que pasa en el césped se queda dentro. Hoy no hay fronteras con las cámaras de televisión que hacen detallados seguimientos y los teléfonos móviles.

Foto: James Rodríguez, cabizbajo, en un partido del Rayo Vallecano. (AFP7)

Pablo Maffeo pinchó en hueso con Asencio. El canterano se revolvió, lanzó besos burlones y le repitió que se fuera a casa, que era muy malo. Lo mismo le dijo Vinícius. Raúl Asencio cayó en la grosería, pero a la vez es la imagen que enorgullece a los madridistas que quieren jugadores que se partan la cara y pongan en su sitio a los rivales.

Maffeo empezó el partido con la obsesión de sacar del partido a Vinícius y lo acabó desquiciado con la brusca reacción de Raúl Asencio. Lo que no tiene sentido es que Dani Rodríguez le recomiende a Asencio que aprenda a ganar y no le saque los colores a Maffeo. Sí lo hizo Jagoba Arrasate tras el partido al reconocer que "algún jugador nuestro estaba fuera de sí".

La semifinal de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Mallorca acabó en una pelea de barriobajeros. Sin llegar a las manos, pero con escenas que dan vergüenza entre futbolistas achulados dispuestos a ajustar cuentas pendientes por esa ojeriza que se tienen Pablo Maffeo y Vinícius. Una riña de macarras con teatro del malo, piques verbales, malos modales, collejas, besitos burlones y ofensas repartidas en los dos bandos.

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