Bellingham inscribe al Real Madrid en la final de la Supercopa de España contra el Barça (3-0)
El Real Madrid gana a un combativo Mallorca con la fuerza de Bellingham. Jugará la final de la Supercopa de España contra el Barcelona con el morbo del caso Dani Olmo de fondo
Habrá Clásico en la final de la Supercopa de España que se disputa en Arabia Saudí. El Real Madrid tuvo que trabajar duro para ganar al Mallorca y lo desequilibró con el gol de su futbolista más determinante. Bellingham marcó el primer tanto en lo que es su especialidad. Llegando desde atrás, el inglés es infalible y demoledor. Tiene piernas y olfato. Así rompió una semifinal en la que el equipo de Ancelotti mostró su superioridad en un buen primer tiempo, pero que tuvo problemas en la definición ante un combativo Mallorca. El segundo gol (minuto 92) y el tercero (minuto 95) llegaron en el descuento con un Mallorca agotado. Marcó en propia portería Valjent y el último de Rodrygo. El partido acabó con follón y enganchones entre los jugadores. Fue un partido tenso y caliente.
Bellingham confirma que pasa por el mejor momento de la temporada y es el futbolista más decisivo del Real Madrid. Contra el Mallorca volvió a dar un recital. Se sacrificó para ir a la presión, no se ahorra carreras para robar el balón, mueve el equipo y acaba las jugadas. El inglés venía de marcar el gol del triunfo en la remontada contra el Valencia en Mestalla y mete a su equipo en la final. Un partido con morbo por la concesión que ha hecho el CSD dando la cautelar a Dani Olmo y Pau Víctor. Es el segundo Clásico de la temporada, tras la goleada del Barcelona en la Liga en el Bernabéu. El equipo de Ancelotti llega más hecho a este duelo y con un Bellingham en racha.
El Real Madrid salió fuerte y decidido a romper el partido pronto. Fue un equipo enchufado, agresivo y profundo, con un Mbappé amenazante. Buena comparecencia de los blancos, dominantes, incisivos e intensos en los duelos. Al Mallorca le costó contener la avalancha de un Madrid que empezó siendo un puñal por la banda izquierda, la que defiende Maffeo, con apariciones de Mbappé, Vinícius y Rodrygo.
En la primera media hora el balance de ocasiones fue de cuatro disparos a portería que exigieron las intervenciones de Greif por un cabezazo de Larín, que no acertó a darle dirección a la portería de Courtois. Sufría el guardameta del Mallorca en los disparos desde fuera del área de Fede Valverde y Bellingham, con la agitación que producía las entradas al área de Mbappé, Vinícius y Rodrygo. El Madrid encerró al Mallorca con intensidad y esfuerzo para recuperar balones cerca de área, con una circulación rápida del balón y mucha movilidad. El Madrid daba una buena versión en el juego, jugaba con fluidez, pero le faltaba contundencia.
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Era un Madrid coral frente a un Mallorca con espíritu de resistencia. El partido tenía otro frente o foco caliente. El duelo entre Maffeo y Vinícius, dos jugadores que se tienen ganas, que se buscan, provocan y juegan con el cuchillo entre los dientes. Vinícius venía de ser expulsado en Mestalla por calentarse en la acción contra Dimitrieveski. Entró al campo avisado, pero le resulta difícil contenerse y más si enfrente está el arsenal de pillerías o jugarretas que maneja Maffeo.
El lateral del Mallorca buscó la expulsión del brasileño en una acción absurda y poco deportiva. Intentó engañar al árbitro, Ricardo De Burgos Bengoetxea, simulando una agresión tras un golpecito de Vinícius en el pecho. Un contacto irrelevante en el que fingió y se tiró al suelo. Las imágenes dejan mal a Maffeo. El árbitro pidió a los dos que se controlaran y no entraran en guerrillas. Imposible. Cada vez que coincidían en el campo se palpaba la tensión. El desafío estaba en que ver si a alguno se le cruzaban los cables.
Al descanso se llegó con un Real Madrid superior, que le puso vértigo al juego, y una caída de Mbappé dentro del área. El francés pidió penalti tras superar en velocidad a Raíllo y Dani Rodríguez. El árbitro no vio un contacto suficiente para señalarlo. Mbappé estaba fino, desequilibrante y omnipresente. Al Madrid le faltó concretar el buen juego y la cantidad de llegadas. El Mallorca supo sufrir, fue de más a menos, y llegó vivo al final de la primera parte compitiendo con orden y juego directo para sorprender a la defensa madridista. Con menos peligro, pero consistente y la portería a cero.
Susto con Tchouaméni
El inicio de la segunda parte empezó con un choque de cabeza entre Camavinga y Muiriqi en la pugna por un balón dividido en el centro del campo. El francés es duro. Cayó y se levantó. No le hizo falta asistencia médica. Siguió con otro golpe en la mandíbula a Tchouaméni en un balón con Larín. El francés se desplomó y sí necesitó que entrara el doctor. Sufrió una pequeña conmoción y fue cambiado. En su lugar entró Raúl Asencio.
El Mallorca mejoró, salió más agresivo y ofensivo. El equipo de Jagoba Arrasate le puso carácter y empezó a ser un dolor de muelas para un Ancelotti que ponía cara de no gustarle lo que estaba presenciando. Su equipo estaba atascado e impreciso. Hasta que lo rompió con el gol de Bellingham en una jugada larga con muchos rechaces. Empezó en una arrancada rápida de Mbappé desde centro del campo que sorprendió al Mallorca. Combinó con Vinícius, su centro lo remató Rodrygo, el balón dio en el poste y el rechace fue para Mbappé. El francés fusiló al centro, el balón lo desvió Greif y en el nuevo rechace no perdonó Bellingham.
El Real Madrid rompió el partido en su momento más bajo. Es lo que tienen los grandes equipos. No te puedes despistar ni un segundo, te la lían con la salida en estampida y el talento de sus estrellas. Cuando el Madrid encuentra los espacios, puede correr. Es una apisonadora.
Bellingham se vació y acabó el partido con síntomas de fatiga, agotado por los enormes sobreesfuerzos que realiza. En juego está el primer título nacional de la temporada, en el que se puede estrenar el equipo de Hansi Flick o el que puede ser el tercero de Ancelotti tras la Supercopa de Eurocopa y la Copa Intercontinental.
Habrá Clásico en la final de la Supercopa de España que se disputa en Arabia Saudí. El Real Madrid tuvo que trabajar duro para ganar al Mallorca y lo desequilibró con el gol de su futbolista más determinante. Bellingham marcó el primer tanto en lo que es su especialidad. Llegando desde atrás, el inglés es infalible y demoledor. Tiene piernas y olfato. Así rompió una semifinal en la que el equipo de Ancelotti mostró su superioridad en un buen primer tiempo, pero que tuvo problemas en la definición ante un combativo Mallorca. El segundo gol (minuto 92) y el tercero (minuto 95) llegaron en el descuento con un Mallorca agotado. Marcó en propia portería Valjent y el último de Rodrygo. El partido acabó con follón y enganchones entre los jugadores. Fue un partido tenso y caliente.
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