El gatillazo de Endrick: por qué el joven talento brasileño del Real Madrid no consigue ver la luz

Endrick se quedó sin marcar en la goleada contra la Deportiva Minera y acabó frustrado. Era un partido propicio para que el brasileño viera portería, un escenario en el que se esperaba el encendido de las luces. Le puso ganas, pero le perjudicó la ansiedad en la definición. Influye su larga inactividad competitiva, la precipitación y cuando estuvo cerca del gol, lo evitó un inspirado portero. Fran Martínez amargó a Endrick en una fecha para reivindicarse.

Se había preparado a conciencia para este partido tras unas vacaciones navideñas en las que decidió quedarse en Madrid y realizar un plan especial de trabajo. El día de Reyes acabó con carbón y la sensación es que desperdició una oportunidad que tardará en volver a presentarse. A Ancelotti le cuesta darle minutos. Le ve tierno y algo descentrado.

No es fácil ser Endrick en el Real Madrid. Ha llegado muy joven y el cambio del fútbol sudamericano al europeo tiene enormes dificultades. Aquí hay más rigor táctico, equipos mejor organizados que no dejan espacios. Lo sufrió contra la Deportiva Minera. Endrick jugó de espaldas a la portería. Ineficaz. Su mejor versión se vio con arrancadas potentes desde fuera del área. Pero le faltó acierto en la finalización y lo más cerca que estuvo del gol fue en un disparo, en la segunda parte, bien dirigido a la escuadra, que le sacó el portero de la Minera.

Endrick se fue de vacío en Cartagena y Arda Güler hizo un doblete. El brasileño lleva el mismo camino que el turco en su primera temporada en el Real Madrid. Hace un año, Güler debutó un día de Reyes contra la Arandina, se quedó sin marcar y fue protagonista por estrellar un balón al poste en un lanzamiento de falta que le quitó a Ceballos, con acciones de talento que mostraban su personalidad, descaro y calidad.

Algo similar sucede con Endrick, al que Ancelotti le pide paciencia y seguir trabajando porque la experiencia es fundamental para el entrenador italiano. Güler se quedó sin jugar ni un solo minuto en la Champions y tuvo continuidad en el once cuando la Liga estaba ganada. Fue el momento en el que se vio que es un jugador diferencial, divertido y con gol. El turco estuvo la primera parte de la temporada más tiempo en la enfermería por las lesiones que en el campo. Cuando estaba disponible, se desesperaba en los calentamientos en la banda por salir y jugar, pero Ancelotti se resistía a sacarlo.

Los minutos de la basura

Endrick, desde que fue titular contra el Lille (2 de octubre) desapareció de los planes del entrenador y lo poco que ha jugado son esos minutos de la basura que le impiden ver la luz. Contra la Deportiva Minera era el que más se jugaba y el gatillazo en el Cartagonova no le viene bien.

TE PUEDE INTERESAR

La pullita de un antiguo directivo del Barça y brazo armado de Laporta contra el Real Madrid

Ulises Sánchez-Flor

La presión de hacer un partido convincente pesó en un joven jugador que lleva seis meses en el Real Madrid peleando fuerte por ganarse un hueco y demostrar su potencial. En sus primeras apariciones jugó como un kamikaze y dejó acciones de vértigo, como el gol en el Bernabéu contra el Stuttgart. Esa acción de contraataque en la que no quiso saber nada de Mbappé y Vinícius. Ha ido de más a menos y Ancelotti aplica la misma fórmula que con Güler. Tiene que hacer la mili, madurar y ser paciente.

Llegar al mismo tiempo que Mbappé y con la prioridad de que se acoplen el francés y el brasileño le quita minutos. Tiene por delante a Rodrygo, Brahim Díaz, Güler y hasta Modric como revulsivo que funciona. El croata, lo mismo, sale en Mestalla y provoca la reacción del equipo con un gol, que no se le caen los anillos por jugar contra la Deportiva Minera. Como si fuera Lorenzo Aguado, Diego Aguado y Chema Andrés, tres canteranos que sí vieron la luz del primer equipo.

No es fácil ser Endrick si juegas poco y cuando lo haces es para entrar en el campo los diez últimos minutos. Le penaliza en falta de confianza, ritmo competitivo y cuando juega se le ve acelerado. Lo quiere hacer todo muy rápido.