"Casi todos cobran en negro". Las vergüenzas del fútbol base español que nadie quiere ver
Contratos de voluntariado para tapar la situación o, sencillamente, ninguna relación laboral. Esta es la realidad del escalafón más bajo del fútbol español, que debería cimentar el resto
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El fútbol modesto, más concretamente, el base, tiene un problema conocido por todos sus agentes, pero que nadie quiere mirar a la cara. Un elefante en la habitación: los pagos en negro a sus entrenadores, preparadores o fisios. La Ley General de la Seguridad Social lo deja muy claro: una persona controla una actividad en el ámbito de una organización, que cobra unas cuotas, y otras personas prestan unos servicios. Es decir, una escuela de fútbol organiza unos equipos inscritos en unas competiciones y cada conjunto cuenta con uno o dos entrenadores que los entrenan y los dirigen en unos partidos.
Los niños y niñas apuntados en la escuela pagan unas cuotas desde 300 a 1.200 euros anuales. Hay ánimo de lucro en muchos casos. Y los entrenadores ofrecen una “prestación de servicios personales”, dice Vicente Bercher, decano de los abogados laboralistas de Valencia. “Eso debería ser un salario. Y si es pequeñita la prestación, pues contrato a tiempo parcial. No hay límite a esa parcialidad. Está previsto: dar de alta y cotizar a la Seguridad Social. Vas al salario mínimo profesional y la cotización del 33%”, añade. Pero la mayoría de las escuelas de fútbol no da de alta a sus miles de entrenadores, es decir, les paga en negro unas cantidades de entre 150 y 500 euros al mes. Solo las escuelas de clubes élite cumplen con la legalidad. El resto de entrenadores cobran en ‘b’ o son falsos voluntarios.
“Habría que analizar caso por caso”, responden desde el Ministerio de Trabajo, “para determinar si se ajusta a la normativa autonómica de voluntariado o si hay una real prestación de servicio por cuenta ajena (trabajo asalariado)”. “Muchas de estas actividades (si se cumplen los requisitos del trabajo asalariado contemplado en el Estatuto de los Trabajadores)”, añaden desde el Ministerio de Yolanda Díaz, “tienen que cursar el alta y la inspección, las vigila”.
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“Somos 36 equipos”, confiesa el director deportivo de una potente escuela del área metropolitana de Valencia. “Cada uno con su primer y segundo entrenador. Y el 90 y tantos por ciento no tiene contrato normal. Lo que sí hay en algunos casos es un contrato de voluntario: prestar un servicio sin remuneración, como si se cobrara por dietas o desplazamiento. Es tapar una ilegalidad. Cobramos entre 150 y 400 euros al mes”. El contrato de voluntario se enmarca dentro de una figura jurídica: los clubes se inscriben como Asociaciones Deportivas en la dirección de Deportes de la Generalitat valenciana, lo equivalente a una asociación cultural (una Falla o un club gastronómico), donde no hay actividad mercantil. Y después se inscriben como entidad de voluntariado en la Conselleria de Justicia e Interior, según fuentes de la Generalitat.
“Esto no es un trabajo amistoso, de vecindad, como puede ser ir a ayudar a una falla”, responde Bercher. “No entiendo cómo Hacienda no entra. Hasta un colegio religioso de Valencia ha recurrido a esto”. ¿Para qué sirve ese contrato de voluntariado? Porque, de esa manera, queda ‘justificado’ el dinero percibido por un entrenador por entrenar a un equipo en concepto de “dietas, desplazamiento, material deportivo”. Para que no exista relación laboral. En algunas ocasiones llegan a falsificar la firma de los chavales: ellos no son conscientes de haber firmado nada.
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Ante las federaciones territoriales de fútbol, los clubes solo tienen la obligación de presentar un “contrato federativo” de cada entrenador, explica el presidente de los técnicos de una federación territorial. Paralelamente, iría el contrato laboral del club con el entrenador, que en la mayoría de los casos no existe o es el citado de voluntariado. Y, en cuanto al contrato federativo, los clubes escriben a menudo que los entrenadores van a cobrar cero euros. Es la manera de evitar pagarles un despido.
“Juegan con la ilusión del chico joven que se saca un [título] de UEFA C, quiere entrenar, llega a fin de mes y está contento de cobrar 200 euros. Le da igual cobrar un contrato laboral o federativo, sin darse cuenta de que perpetúa esa situación”, añade esta fuente. Estos entrenadores, la mayoría muy jóvenes, están al menos cubiertos por la mutualidad de futbolistas en caso de sufrir un accidente. Lo que no pueden, por otro lado, es cogerse una baja médica. ¿Y cómo lo despides si no hay contrato? “Mañana no vengas”.
Solo en la Comunidad Valenciana hay 5.345 entrenadores con licencia en el fútbol base, entre el Fútbol 8 (de prebenjamines a alevines) y el Fútbol 11 (desde infantiles a juveniles). “Somos 100% conscientes de que pagan en negro a los chavales de las escuelas”, confirma Javier Cano, de EFA Pro. “Estamos a favor de que se regularicen y de que paguen salarios dignos porque ahora pagan miseria. A mí, en un club profesional, me pagaban 100 euros al mes. Vamos a luchar, pero ahora no tenemos fuerza: somos un bebé”.
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Hace aproximadamente una década, el Estado instó a todas las escuelas de fútbol a regularizar a sus trabajadores. Y algunos lo hicieron, pero por poco tiempo. “En mi club, hace 8 años, dieron de alta a sus entrenadores”, explica el director deportivo de otro club de la provincia de Valencia, “pero dio marcha atrás cuando se dio cuenta de que la mayoría no lo hacía. Las escuelas de fútbol están en contra de regularizar la situación porque tienen muchos gastos (fichas, mutualidad, arbitrajes, luz, agua...) y si, encima, han de pagar la Seguridad Social, entienden que están condenadas a desaparecer”.
Sin embargo, existe un paralelismo con las escuelas de las bandas de música en la Comunidad Valenciana. También ellas fueron invitadas a regularizar a sus maestros. También ellas pensaron que eso las condenaba a desaparecer. Pero no. Lo hicieron y ahí siguen, según la presidenta de la Federació de Societats Musicals de la Comunitat Valenciana, Daniela González. “Están todos los profesores dados de alta porque, en caso contrario, no podríamos acceder a las subvenciones públicas. Las nóminas de los profesores se pasan para recibir las subvenciones. Tiene que ser así”.
La mayoría de las escuelas de fútbol, sobre todo las de los pueblos, sí acceden a subvenciones públicas: unos 20.000 euros anuales van destinados a la escuela de fútbol de la localidad, según un alcalde consultado en un pueblo de la comarca de L’Horta Nord. “Nosotros recibimos una subvención de 4.000 euros del Ayuntamiento de València”, dice otro director deportivo de un barrio humilde de la capital valenciana. “Nuestro club ni siquiera nos ofrece contrato de voluntariado. Todos menos yo cobran en negro. Pasa con todas las federaciones territoriales y en toda España”, remata.
El fútbol modesto, más concretamente, el base, tiene un problema conocido por todos sus agentes, pero que nadie quiere mirar a la cara. Un elefante en la habitación: los pagos en negro a sus entrenadores, preparadores o fisios. La Ley General de la Seguridad Social lo deja muy claro: una persona controla una actividad en el ámbito de una organización, que cobra unas cuotas, y otras personas prestan unos servicios. Es decir, una escuela de fútbol organiza unos equipos inscritos en unas competiciones y cada conjunto cuenta con uno o dos entrenadores que los entrenan y los dirigen en unos partidos.