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Las voces de Bellingham en el vestuario para despertar a un Real Madrid poco trabajado
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Las voces de Bellingham en el vestuario para despertar a un Real Madrid poco trabajado

Bellingham es la voz más crítica de un Real Madrid al que le cuesta ponerse el mono de trabajo y no consigue ser un equipo regular. El inglés pide subir el nivel contra el Pachuca

Foto: Bellingham celebra el gol marcado al Leganés en Butarque. (Reuters/Isabel Infantes)
Bellingham celebra el gol marcado al Leganés en Butarque. (Reuters/Isabel Infantes)

La voz crítica de Bellingham se hace escuchar en el vestuario. Sus opiniones tienen cada vez más peso, por rotundas y firmes para pedir a los compañeros que trabajen como un equipo. Pide subir el nivel, mejorar, dar un paso al frente y ser más fuertes si quieren ganar títulos. El Pachuca mexicano es un rival intenso, sólido y motivado, que juega el partido de su vida y de esto alerta Bellingham.

No vale solo con el talento ni las individualidades, que sacan adelante partidos como el de la Atalanta, pero no evitan el sufrimiento. Bellingham fue autocrítico con el rendimiento grupal contra el Rayo Vallecano y en la Copa Intercontinental pide dar lo mejor de todos.

Es la autoexigencia y demanda de un futbolista joven, diferencial y tremendamente competitivo. Muestra carisma y es respetado en la plantilla. En Liverpool mostró su enfado por el plan conservador de un equipo que se metió atrás. En Girona fue visible el toque que le dio a Arda Güler por no ir a la presión. Las voces de enfado y reproche las sacó con Mbappé y Vinícius por su pasividad en la derrota contra el Lille. En Vallecas su reacción fue ponerle más alma y creer en una remontada que se chafó con el gol de Isi Palazón.

Se ha convertido en la red de seguridad de un equipo cogido entre alfileres, que tiene problemas para presionar y darle profundidad al juego. En un Real Madrid todavía en construcción en lo colectivo, las individualidades son fundamentales para sacar partidos tan importantes como el de Bérgamo. Con un gol de Bellingham a la altura de los mejores definidores del mundo. El inglés, inconformista, insiste en la importancia de ponerse el traje de faena contra el Pachuca en Doha.

El Real Madrid llega a final de año sin ser un equipo reconocible y en una dinámica marcada por la irregularidad en el juego y los resultados. Da fogonazos. Lo positivo en la disputa de la Copa Intercontinental es la confirmación del resplandor de Jude Bellingham, uno de los futbolistas más en forma del momento. El inglés sobresale por la cantidad de cosas que hace, con y sin balón, en un sistema indefinible que aprueba en el área rival y suspende en la propia. No hay un juego colectivo trabajado con el que controlar los partidos más tiempo y el que manda en el desbarajuste es Bellingham.

La larga búsqueda de Ancelotti por construir un equipo solvente se pospone hasta el nuevo año, según comenta el italiano. Las dudas siguen sin despejarse por los continuos cambios en el centro del campo, condicionado por las lesiones y también por poner a futbolistas fuera de su posición. La certeza es la regularidad del inglés. Ancelotti se alinea con el discurso de Bellingham. "El fútbol no es un paseo. Es luchar y pelear", afirma en Doha.

Superior al resto

Belligham atraviesa un estado de forma superior al resto de sus compañeros en cuanto a lo físico y lo mental. Rápido, contundente y generoso confirma que está en su mejor versión, con una racha de 7 goles en los últimos 8 partidos que hace posible sostener el pulso competitivo en la Liga y la Champions. Es el futbolista que marca las diferencias, por la agresividad que tiene en sus acciones para ir a la presión y la efectividad para hacer goles llegando desde segunda línea. A esto se agarra el Real Madrid para vencer al Pachuca y conseguir el que sería el quinto título del año.

Ancelotti no encuentra el equilibrio en el equipo, pero tiene la seguridad de que Bellingham se exprime y es un jugador omnipresente. El inglés arrolla en la posición que tanto éxito le dio en su primera temporada y que no debió abandonar en el inicio de esta con tantas probaturas. En Vallecas no estaban en el once ni Mbappé ni Vinícius y se vació en una demostración de coraje y liderazgo. Dio otro recital de madurez. Conviene recordar que tiene 21 años y que la temporada pasada fue decisivo en el primer tramo de la temporada y en el segundo, maltrecho por las lesiones, se convirtió en un espartano.

Foto: Ronaldo, en un partido entre el Madrid y el Valladolid. (AFP7)

Sin Mbappé y Vinícius, de inicio, en Vallecas se echó al equipo a sus espaldas. El más enchufado desde el principio hasta el final. Nadie corre más que él, ni va con tanta furia a recuperar balones. Juega a una alta intensidad y permanentemente concentrado. Con una repetición de esfuerzos que no tienen los compañeros. En Vallecas, de manera asombrosa, el equipo entró sin tensión y con falta de energía. Lo pagó con dos goles en el primer tiempo. Menos Bellingham, que lleva tiempo pidiendo más esfuerzo colectivo y dice públicamente que la presión de jugar en el Real Madrid es un privilegio.

Vallecas era un estadio para picar piedra, fajarse en la incomodidad a la que te somete el Rayo y sobreponerse a los goles. El que mejor entendió todo esto fue el inglés. No regala nada. La final de la Copa Intercontinental contra el Pachuca tiene semejanzas con el encuentro de Vallecas por el espíritu duro y correoso del equipo mexicano que llevará al límite al Real Madrid.

La voz crítica de Bellingham se hace escuchar en el vestuario. Sus opiniones tienen cada vez más peso, por rotundas y firmes para pedir a los compañeros que trabajen como un equipo. Pide subir el nivel, mejorar, dar un paso al frente y ser más fuertes si quieren ganar títulos. El Pachuca mexicano es un rival intenso, sólido y motivado, que juega el partido de su vida y de esto alerta Bellingham.

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