El futuro del fútbol español está en juego por tercera vez en un año (y a nadie le importa)
Hay tres candidatos a dirigir el fútbol español durante los próximos cuatro años (con suerte). Dos son viejos conocidos del búnker de la RFEF, Gomar y Louzán, y al tercero, Merchán, no le pones cara y existe un motivo
La Real Federación Española de Fútbol, en juego. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Un, dos, tres, responda otra vez: ¿qué tienen en común José María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha? Los tres son los últimos presidentes de la Real Federación Española de Fútbol... y los tres fueron apartados vía inhabilitación. La sensación de orfandad se ha dilatado en Las Rozas desde aquel 20 de agosto del 2023, el día en que el beso no consentido de Rubiales a Jennifer Hermoso acabaría por dinamitar la presidencia del exfutbolista en la RFEF. Tres procesos electorales infructuosos después, este lunes 16 de diciembre, se proclamará un nuevo presidente para el fútbol español.
Es fácil apreciar una desconexión de la población con estos comicios, incapaz de seguir 16 meses de causas judiciales, desdichas, giros de guion y enfrentamientos. Pero tú has pinchado en este artículo, así que vamos a intentar descifrar las claves de estas elecciones a la RFEF sin morir en el intento.
Primer acto | Los candidatos
Rafael Louzán (Ribadumia, 1967). Presidente de la Federación Gallega de Fútbol. Pasado en la política con el Partido Popular como presidente de la Diputación de Pontevedra y con una condena —no en firme— por prevaricación que revisará el Tribunal Supremo (TS) el próximo 5 de febrero. Es el candidato continuista de Pedro Rocha, goza del poder dentro del búnker. Máximo favorito.
Louzán, en una imagen reciente. (Europa Press)
Salva Gomar (Valencia. 1965). Presidente de la Federación Valenciana de Fútbol. Vinculado al fútbol a través de su padre, Salvador Gomar Asturiano, gerente del Valencia en los 70 y los 80. Cercano a Luis Rubiales, aunque ahora niega cualquier vinculación con el que fuera presidente de la RFEF. Fue el tapado de los avales y exhibe un optimismo eufórico.
Sergio Merchán Guay (Almendralejo, 1983). Presidente de la Federación Extremeña de Fútbol. Ni siquiera ha hecho campaña. Sin paripés, su "candidatura está hermanada" con la de Louzán, aseguran desde Badajoz. Su único papel en la campaña electoral es ser el Plan B ante la amenazada del CSD por la situación jurídica de Louzán. Ni ha hablado, ni ha aparecido, ni se le espera.
Segundo acto | Cómo hemos llegado hasta aquí
Según los estatutos, la RFEF elegirá presidente cada cuatro años, coincidiendo con el ciclo olímpico (es decir, elecciones en un año de Juegos Olímpicos). Todo ciudadano español es libre para optar al sillón de la jefatura del fútbol, pero el sistema establece un corte previo, los famosos avales. Para poder ser candidato oficial, hay que presentar 21 avales de los 140 existentes. Estos avales no se publicitan, pero sí se sabe de manera interna quién ha avalado.
Aquí llega el problema. "Es más difícil ser candidato, que ganar las elecciones", cuenta una fuente federativa. ¿Por qué? El voto de los asambleístas una vez presentados los candidatos oficiales sí es secreto. No hay opción a represalias y juego sucio, algo que imperó en la semana previa a los avales, con el grueso del búnker de la Federación taponando a outsiders.
Gomar, en su presentación. (EFE/Javier Lizón)
Siempre hubo unanimidad dentro de los barones: uno de los nuestros. El ecosistema lo potenció Luis Rubiales con su 'Plan eVolución', que implantó en el 2018 tras llegar al poder desde la AFE. Hasta 35 millones de euros se repartieron en las territoriales, algo que había prometido el exfutbolista cuando logró el respaldo de los asambleístas en su camino a Las Rozas.
Desde un primer momento, Pedro Rocha recibió el apoyo prácticamente incondicional de Las Rozas. El que fuera vicepresidente económico de Rubiales aceptó la tutela de Javier Tebas, presidente de LaLiga, logrando una paz inaudita entre ambas instituciones. Precisamente, este alto el fuego de los dos poderes futbolísticos del país, fue el recurso esgrimido desde la Federación para defender la posición de Rocha como impulsor del cambio.
Sergio Merchán, el candidato en discordia. (Federación Extremeña)
A todos los efectos, es complicado hacerse valer como rostro visible de un cambio de época cuando se ha sido parte importante de la situación a revertir. Rocha, pese a ello, estuvo cerca, muy cerca, de conseguirlo. Solo los juzgados lo impidieron, siendo inhabilitado por abuso de autoridad. Siendo presidente de la Comisión Gestora —no presidente en sí—, el cacereño comenzó una limpia en la Federación, como el cese de Andreu Camps, secretario general en el Rubialismo, cuando no tenía autoridad para ello.
Hasta una semana antes de la convocatoria, Rocha peleó en los tribunales su batalla. No lo logró. Algunos hombres fuertes de las territoriales asomaron la cabeza, como Joan Sotera (Cataluña) o el propio Gomar, pero todos los caminos llevaban a Louzán. Quien, como el mismo se ha encargado de confirmar, fue el señalado por Rocha. Se trata de la línea continuista y también cuenta con el beneplácito de Tebas.
Gomar, mientras tanto, planeaba su golpe. Mantuvo diferentes reuniones con Juanma Morales, precandidato ajeno al ente federativo, que movilizó a un equipo con nombres como David Silva, Luis Millá o Virginia Torrecilla. La idea original pasaba por un respaldo a Morales, pero en la cabeza de Gomar, rebelde por naturaleza, siempre pasaba la idea de ser la estrella.
Esto llegó a los oídos de Louzán. Se vieron en un restaurante madrileño, como adelantó Relevo, a finales de noviembre. La conversación fue dura, tensa, hostil. Se echaron los trapos sucios a la cara y hubo amenazas. El gallego salió vencedor y convencido de que había desactivado a Gomar, quien regresó a Valencia hundido. Era tal su melancolía que escenificó su derrota con un mensaje de Wasap en el grupo de las territoriales, donde confirmaba que no se presentaría. Acto seguido se salió de la conversación.
Nadie sabe exactamente qué pasó en los siguientes días. El propio Gomar defiende que recibió apoyos (anónimos) de la Federación que le auparon, otras voces hablan de una personalidad basada en impulsos. En un movimiento relámpago, el propio lunes 9 de diciembre, día límite para presentar los avales, recorrió el trayecto Valencia-Madrid pegado al teléfono.
Se reunió con Morales, y después de haber jugado con la opción de respaldar su candidatura, le ofreció ser su CEO (cargo que no existe en la RFEF) e integrar a todo su equipo en la estructura federativa, tal y como informó este periódico. El todavía director del grupo IFA, que deja oficialmente el cargo el 31 de diciembre, se negó. Desde el proyecto defienden que se quedaron muy cerca de reunir los avales.
El resucitado Gomar pilló desprevenido a Louzán, quien había trabajado para evitar que otros paracaidistas reunieran los 21 avales, pero que veía al valenciano como un enemigo caído. En una frenética jornada final, Louzán presentó 51 avales, Gomar 25 y Merchán 23, estos últimos, cedidos por el propio gallego. El favoritismo es innegable para el que fuera presidente de la Diputación de Pontevedra. Las cuentas le salen y no lo ocultan. Solo un bombazo cambiaría el resultado. Pero… nadie contaba con que el barón valenciano fuera a lograr los avales, y lo consiguió.
Tercer acto | El Gobierno y otros actores secundarios
"Nada va a volver a ser como antes". Esta frase la pronunció en octubre del 2023 Víctor Francos, el entonces secretario de Estado para el Deporte. Era la respuesta gubernamental al escándalo de Rubiales, que tanto daño hizo al fútbol español y que mostró sin medias tintas el escaso margen de maniobra de la política deportiva en España. El intento de intervención lo llevó a cabo José Manuel Rodríguez Uribes, regresando como cabeza visible del Consejo Superior de Deportes al sustituir a Víctor Francos.
Uribes, cabeza visible del CSD. (Europa Press)
Vicente del Bosque, la eterna apuesta del PSOE en el apartado deportivo, aceptó ser la cara visible de la Comisión de Normalización, Supervisión y Representación de la RFEF. Un organismo inventado cuyo destino era tutelar a la Federación en la transición, dibujando un horizonte en el que Del Bosque acabara por ser el presidente. El exseleccionador lo hizo con más sentido de la responsabilidad que el propio deseo. FIFA afeó al Gobierno esta designación. La realidad es que, un año después, dicha Comisión no tuvo ningún efecto real en nada de lo que sucedía en Las Rozas.
Uribes sí amenazó a Louzán con hacer todo lo posible por apartarle de la carrera electoral por su pasado (y presente) con la Justicia. Para algunos, esta advertencia llegó antes de tiempo. "Es una situación grave. Deberían pensar los asambleístas si es bueno o no para la Federación. Yo creo que no", afirmó el dirigente en El Larguero. Entonces, la pregunta es, ¿a quién apoya el Gobierno? Gomar asegura no haber tenido contactos con ellos. Desde Moncloa se promete pelea si Louzán gana.
Aquí entra la figura de Miguel Galán, fundador y presidente del CENAFE (Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol). Un hombre que, al principio, se le tomaba como una broma en la RFEF, llamado con sorna Querellator, pero que ha jugado un papel importantísimo en las inhabilitaciones de los últimos presidentes de la Federación. El propio Louzán alcanzó un pacto con él para beneficiar a su sector una vez acceda al poder... si este se comprometía a no bombardear su candidatura. Algo confirmado públicamente por el propio Galán.
Hay otras voces importantes cuyo silencio dice mucho. AFE, el sindicato de futbolistas, maneja al grueso de los futbolistas que, se espera, voten en bloque. En los avales, Aganzo decidió que no se iba a avalar a nadie. Esta decisión, lógicamente, favorece a la candidatura con mayor apoyo.Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, los dos gigantes de España, se mantienen a la espera, en segundo plano, y con asuntos más urgentes para sus intereses entre manos. Las relaciones de Rubiales con Florentino Pérez eran fluidas. Algo que no se espera que se repita si el ganador es Louzán por el respaldo de Tebas.
Epílogo | ¿Es el final?
El hartazgo es mayúsculo. Ya no existe la amenaza de la FIFA por el Mundial 2030, reafirmada la pasada semana, pero el ente vigila lo acontecido en la Federación y se espera que, finalmente, estas elecciones pongan punto final al conflicto. La hoja de ruta de cualquiera que acabe ocupando el sillón de Las Rozas es el misma: perfil bajo, renovación de Luis de la Fuente y estabilidad.
Pero la Operación Brody sigue su curso; en febrero Louzán podría tener malas noticias del Supremo; la alfombra de Gomar está permanentemente amenazada y nadie, nadie, se atreve a asegurar que todo acaba aquí. Nombres como Carlos Herrera se postulan si el proceso se repitiese, Morales no se descarta y Galán es imprevisible.
Un, dos, tres, responda otra vez: ¿qué tienen en común José María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha? Los tres son los últimos presidentes de la Real Federación Española de Fútbol... y los tres fueron apartados vía inhabilitación. La sensación de orfandad se ha dilatado en Las Rozas desde aquel 20 de agosto del 2023, el día en que el beso no consentido de Rubiales a Jennifer Hermoso acabaría por dinamitar la presidencia del exfutbolista en la RFEF. Tres procesos electorales infructuosos después, este lunes 16 de diciembre, se proclamará un nuevo presidente para el fútbol español.