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Miguel Quintana: "No viví del periodismo hasta que tuve 28 años y tenía que depender de mi familia"
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ENTREVISTA AL PERIODISTA

Miguel Quintana: "No viví del periodismo hasta que tuve 28 años y tenía que depender de mi familia"

A sus 34 primaveras, publica 'Diario de un periodista deportivo', un libro de memorias que podría ser prematuro. Pero que viene bien porque narra las dificultades para prosperar

Foto: Quintana publica su última obra. (Geoplaneta)
Quintana publica su última obra. (Geoplaneta)

Su agenda es apretada y nos hace varios recortes, pero finalmente se acaba dando la conversación con Miguel Quintana (Madrid, 1990). Nos recibe en la sede de Radio Marca, en el madrileño barrio de Hortaleza, e incluso sale a recibirnos en los tornos de seguridad. "No es el sitio más sencillo para acceder", comenta entre risas.

Quintana lleva su pelo bien engominado y su célebre tupé, intocable desde hace años. Nos hace un tour por las instalaciones, donde también se encuentran la redacción de El Mundo, Marca y Expansión, propiedad del mismo grupo (Unidad Editorial), antes de sentarnos en uno de los estudios de Radio Marca. Por el camino, la conversación no ha cesado, salvo por los numerosos compañeros que ha saludado en los pasillos.

Este periodista madrileño se convirtió en el paradigma de los nuevos medios con su canal de YouTube antes de pasar a los medios tradicionales y consolidarse en Radio Marca, con La pizarra de Quintana, y en DAZN. En la televisión, presentó El Post, pero lo dejó porque quiere ser "un padre presente".

Ahora ha publicado Diario de un periodista deportivo, un libro de memorias a sus 34 años (sic) en el que narra las vicisitudes que ha experimentado para convertirse, según algunos, en el referente de esta nueva generación de periodistas. Quintana charla con El Confidencial.

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PREGUNTA. Usted renunció a un programa para "ser un padre presente". ¿Por qué es tan complicada la conciliación en el periodismo?

RESPUESTA. Para empezar, porque pocas personas pueden renunciar a un sueldo y eso hace complicado continuar. El periodismo deportivo tiene su mayor carga de trabajo cuando el resto de personas descansan y, por tanto, existe esa incompatibilidad de horarios con los niños, tu mujer, tus amigos… También hay que decir que el periodista es un poco divo. Y que hay un punto de ambición, que no tiene por qué ser malo, porque es una escalera hacia el éxito, donde no conciliar te hace más competitivo. Yo trabajo porque me gusta y porque me siento realizado. Pero también por llevar un sueldo a casa y estar con mi familia. Además, quería ser no solo un padre, sino un padre presente.

P. ¿Es poco factible ser un padre presente siendo periodista?

R. No, no, depende de los horarios, pero yo con el mío no podía. Tengo el programa en Radio Marca, en DAZN, el canal de YouTube, las colaboraciones, veo los diez partidos de la jornada… Yo no podía, pero no sé cómo lo hacen otros compañeros. Cada uno tiene su horario, su forma de organizarse y su concepto de estar presente. Para esto último no hay una sola definición, pero con la mía era imposible.

P. ¿A cuántas cosas ha tenido que renunciar por la profesión?

R. A años de juventud, porque muchas veces no salía de fiesta. O si lo hacía, no podía beber apenas copas, porque la mañana siguiente se me podía hacer muy complicada. No solo se trata de salir o no, sino de dejar de ir a reuniones familiares, porque hay un partido a mediodía, o porque tengo un viaje con la tele. Ahora mi entorno lo comprende con facilidad, pero lo complicado era cuando estaba en internet y no cobraba prácticamente un duro.

"El consejo que les doy a los chavales es que hagan cosas y que se centren en mejorar"

P. ¿Su situación actual ha hecho que desde su entorno lo comprendan más?

R. Comprender no creo que sea la palabra, porque en mi entorno saben que soy muy trabajador. Y siempre lo han entendido. Quizás pensaron que me podía equivocar al poner demasiados huevos en una misma cesta y que finalmente no hubiera resultado. Por tanto, podía haber acabado frustrado si no lo hubiera logrado.

P. ¿Cuántas veces pensó que quizás se estaba equivocando?

R. Ninguna, pero no por un tema de superconvicción, sino porque no podía dejar que la duda entrase; no me iba a generar nada positivo. Era ponerme las orejeras de los burros y mirar hacia delante. Soy una persona con mucha determinación y necesitaba creer que no me estaba equivocando. En ocasiones, le llegué a pedirles a mis amigos que no hablásemos del tema porque ellos me expresaban sus dudas con cariño y naturalidad. No solo renuncias a momentos, sino también a experiencias y a tiempo, además de que no estás ganando dinero cuando tus amigos ya tienen sus primeros sueldos. Hasta los 28, no cobré un sueldo como periodista y no pude mantenerme. Por tanto, han sido muchos años dependiendo de mi familia, gastando poco y renunciando a muchas cosas.

P. ¿Era insensato trabajar por amor al arte?

R. Insensato no, era la única posibilidad que tenía. Para algunos, lo sensato hubiera sido acabar la carrera, pagar mucho dinero por un máster y estar de becario en algún medio con la intención de quedarme sin haber mejorado como profesional.

placeholder Quintana llegó a Radio Marca en 2021. (Geoplaneta)
Quintana llegó a Radio Marca en 2021. (Geoplaneta)

P. ¿Qué es lo sensato?

R. Desde luego no lo es plantarte en el mercado sin ser mejor profesional que cuando tenía 18 años. Por eso, el consejo que les doy a los chavales es que hagan cosas y que se centren en mejorar como profesionales. Ojo, que igual mejoras, pero no encuentras una oportunidad, porque esto no es una ciencia exacta. Los estudiantes acaban la carrera igual que la empezaron y no es culpa suya, porque a la universidad se supone que van para aprender, mejorar y desarrollarse. Tan cierto es que ellos tienen que poner de su parte como que el sistema no cumple.

P. ¿Sirve para algo la carrera de periodismo? Usted, por ejemplo, no la acabó, pero llegó hasta cuarto.

R. A mí me sirvió la experiencia universitaria y algunas asignaturas. De hecho, estoy muy agradecido con uno de mis profesores de literatura. No recuerdo su nombre, porque soy malo en eso, si no lo citaría encantado.

P. Usted fue en contra del orden establecido y le ha ido bien.

R. Sí, fui en contra del camino establecido más que del orden. Pensaba que tenía más oportunidades en los márgenes y desarrollándome a mi manera, que tirando por donde lo hacía todo el mundo. Finalmente, he terminado donde acaban todos: en los medios de comunicación. Pero lo he hecho a mi manera y al mismo tiempo lo compagino con mi presencia en internet, donde estoy cómodo y marco mi propio camino. Mi objetivo era vivir de esto y a partir de ahí he ido descubriendo cosas.

P. ¿Se siente el referente de esta nueva generación de periodistas?

R. No, no. Es cierto que mucha gente se fija en mí y tiene en cuenta las cosas que hago. Si yo presento un programa en televisión con 34 años, es la gente la que tiene que considerar si lo hago bien o no. No me cargo esa mochila, pero soy consciente de tengo una responsabilidad con el público. Y conmigo mismo.

"Hay mucha gente que prefiere trabajar solo y me parece genial, pero no es mi caso porque soy una persona extrovertida"

P. ¿Ha cambiado su popularidad al pasar de internet a los medios tradicionales?

R. Llego a una audiencia diferente, porque soy más mainstream. Ahora llega el cartero a casa y me escucha en la radio. En un bar, si escuchan mi voz, aunque no me pongan cara, me conocen por estar en Radio Marca. Con mi generación ha cambiado la percepción, igual que ocurre con los grupos de música. Un grupo siempre es más puro cuando toca en un bar que cuando lo hace en el Wizink Center. Pasan los años, evolucionan, los sigue más gente, pero cambia la percepción y es menos especial para la gente. Creo que por eso me consideran menos de los suyos. Y me parece una pena, porque yo me considero de ellos.

P. ¿Qué cambió con Mr. Underdog [programa emitido en YouTube durante la Eurocopa de 2021]?

R. Es el momento en el que yo demuestro que estoy para más, que puede hacer algo más allá de mi análisis de un jugador del Betis, de un partido del Liverpool o cosas exclusivamente de nicho. Demostré que no soy un comunicador de nicho, aunque algunos me lo sigan diciendo. Pero yo no lo compro, porque me parece un análisis muy simplista y superficial, producto de sus propios prejuicios. Si comprara ese discurso, hay que decir que el nicho es cada vez más grande, porque nos oye más gente.

P. Antes trabajaba solo en una habitación. ¿De qué manera llevaba la soledad?

R. Es chungo. Hay mucha gente que prefiere trabajar solo y me parece genial, pero no es mi caso porque soy una persona extrovertida. Yo entiendo que el fútbol es para compartirlo y que La pizarra de Quintana es un programa entre amigos que son periodistas. En mi caso, es muy difícil separar trabajo y vida, pero si encima trabajo donde vivo… YouTube fue un reto para mí. Yo vivo de los retos y necesitaba otros. Todas las personas sabemos cuándo algo se empieza a romper y luego hay que tener las pelotas para cambiar las cosas.

P. ¿Que le llamen panenkita es un estigma o un elogio?

R. Es un elogio. Panenkita son personas frikis a las que les gusta lo suyo y que utilizan palabras más precisas y más profesionales. Además, se trata de gente a la que le gusta mucho el fútbol, no sólo el Madrid y el Barcelona.

P. Miguel Quintana es un revolucionario. ¿Verdadero o falso?

R. No he revolucionado nada.

P. Falso entonces.

R. Es falso. En todo caso, soy un idealista, un creyente o defensor de los preceptos del periodismo. No los he inventado yo ahora en 2024, ni en 2020, ni en 2008 cuando empecé. Está todo inventado, pero parece que algunos han olvidado los preceptos.

P. ¿Algún día confesará su equipo de fútbol?

R. Supongo que sí.

P. ¿Pasar de YouTube a DAZN y Radio Marca es subir o bajar un peldaño en la escalera?

R. Para la gente es subir.

P. ¿Y para usted?

R. Para mis cuentas es bajar, pero era un reto. Como eso implicaba que iba a ser mejor profesional, pues significaba subir. Yo estaba harto de comunicar a los míos, porque sé que mi generación, con mis mismos gustos, viene a escucharme.

P. Tuvo la valentía de salir de la zona de confort.

R. Sí, pero porque es consustancial a los retos, no hay ninguno en el que no salgas de la zona de confort. Lo buscaba porque no me considero de nicho. Creo que las personas de 40 o 50 años, que igual son menos panenkitas o les gusta el fútbol de forma menos profunda, también tienen interés por el contenido que hacemos. Para algunos, dar un paso adelante tiene que ver con la reputación, pero en mi caso tiene que ver con los retos.

placeholder Quintana conversó con Isco en el Villamarín. (Europa Press)
Quintana conversó con Isco en el Villamarín. (Europa Press)

P. ¿Cómo acaba el paradigma de los nuevos medios en los medios tradicionales?

R. Porque quería demostrar que podía estar en otros sitios. Yo estaba cómodo en YouTube grabando con el pantalón del pijama, pero quería irme a San Mamés para estar con los hermanos Williams, o al Benito Villamarín para estar con Isco, o a Montjuic para charlar con Aleix y Eric García.

P. En el libro usted habla mucho de música.

R. Sí, porque nos ocurre igual que a los grupos. De primeras tocan con sus influencias y con sus propios gustos, pero luego van madurando como personas. Por eso, muchas veces a los cantantes no les gusta cantar los temas de hace 20 años, porque no son los mismos. ¿Estás siendo infiel a tu primer yo si no haces eso? No, porque no somos los mismos que los de ese entonces.

"La radio me parece tremendamente natural. En la emisora tengo mis tiempos, pero en la tele va todo mucho más medido, es más eléctrico"

P. ¿Se identifica con el Miguel de los primeros vídeos de YouTube?

R. Sí, soy la misma persona.

P. ¿No ha experimentado un cambio como el de los cantantes?

R. Sí, sí, pero me veo una evolución notable. Hace unos días, vi una frase que me gustó que decía: no se trata de alcanzar los procesos y los objetivos, sino de convertirte en la persona que los alcanza. Yo he cambiado, he evolucionado, pero me sigo reconociendo.

P. ¿Por el tupé o por más cosas?

R. [Risas]. Por la pasión. Igual mi yo de ese momento no reconoce algunas de las cosas que hago ahora porque era más papista que el Papa y porque estaba en mi zona de confort y tenía los límites mucho más marcados. La pasión, el rigor, la honestidad y el cariño son claves.

P. ¿El estilo es irrenunciable?

R. Sí, sí. Pero ¿qué es el estilo?

Foto: Los jugadores del Maidstone, junto a su afición. (Reuters/Molly Darlington)

P. El suyo es marcado, por algo lo etiquetan como panenkita.

R. Claro, pero el estilo también evoluciona. En La pizarra de Quintana no hablo de árbitros, pero cuando comento partidos, me toca hacerlo. Soy lo suficientemente versátil para adaptarme a cada formato y a sus necesidades. No soy un talibán, pero tengo una forma de hacer las cosas que me gusta, disfruto y que me ha llevado hasta aquí. ¿Qué razón hay para cambiar?

P. ¿Sigue viviendo el periodismo un conflicto generacional?

R. Sí, y lo va a seguir viviendo y a mí me tocará cuando llegue la próxima generación. Ellos pensarán que no me he adaptado al nuevo mundo digital.

P. ¿Le costará salirse de la rueda?

R. Me decepcionaría a mí mi mismo si no soy capaz de entender que el mundo cambia, evoluciona y si pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor.

"Mi intuición me ha fallado pocas veces, por eso decidí hacerlo"

P. DAZN se ha convertido en un embrión de buen periodismo. Dígame tres nombres a los que debamos estar atentos.

R. A ver, son amigos, pero son referentes. Uno es Alberto Edjogo, que tiene una facilidad maravillosa para explicar y para comunicar. La vida no es sencilla, pero él consigue hacerla y es mérito suyo. Otro es Nacho González, que es tremendamente bueno. Es un comunicador elegante y un apasionado del fútbol inglés. El otro es David Fer, porque no dice nada que no tenga comprobado, trabajado y estudiado.

P. ¿Qué es más difícil, hacer tele o hacer radio?

R. Tele, porque la radio me parece tremendamente natural. En la emisora tengo mis tiempos, pero en la tele va todo mucho más medido, es más eléctrico, es todo más caótico… Además de que tienes que estar sonriendo como si acabara de nacer tu hijo, aunque haya habido discusiones entre medias.

P. ¿Se vería haciendo uno de los programas nocturnos?

R. Sí, claro. En el Mundial de Qatar, por una reestructuración de la programación, hicimos el programa por la noche y me lo pasé muy bien. Me veo haciendo cualquier cosa.

placeholder A Quintana le gusta mucho el estilo de Daimiel. (EFE/Rodrigo Jiménez)
A Quintana le gusta mucho el estilo de Daimiel. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. ¿La suerte se tiene o hay que buscarla?

R. Hay que trabajarla. Es cuestión de probabilidades, porque tienes más opciones de que te piten penalti a favor si llegas 20 veces al área en lugar de una.

P. ¿Es pretencioso escribir un libro de memorias con 34 años?

R. Es pretencioso porque pretende muchas cosas y es ambicioso. Mi libro cuenta mi carrera, pero también sirve para dar mi visión sobre la profesión. Es una crónica de una generación que no lo ha tenido fácil. No es la que más complicado lo ha tenido, pero no lo ha tenido fácil. También es un homenaje a todas las personas que me han acompañado.

P. ¿Qué deja entonces para cuando se jubile?

R. No lo sé, porque no pretendía este libro, que vino de repente. Sentía que era el momento para escribir esto, porque es cuando toca. No me creo Toni Kroos haciendo esto con 34 años [risas]. Mi intuición me ha fallado pocas veces, por eso decidí hacerlo. Haber logrado una posición de privilegio que me legitima para meterme en ciertos charcos y para hablar de ciertas cosas.

P. ¿Quién es el Miguel Quintana de la generación anterior?

R. Me gustaría pensar que Antoni Daimiel, que es un referente para mí. Nos damos un cierto aire y he disfrutado mucho con él. Me gustaría llevar al fútbol su crónica en rosa del baloncesto, pero igual tendría que mirar debajo del coche a diario [risas]. Antoni ha sido un ejemplo de conocimiento, de carisma, de análisis, de pasión y de buen rollo. Me gustaría pensar que hace 20 años hubiera sido Antoni Daimiel.

Su agenda es apretada y nos hace varios recortes, pero finalmente se acaba dando la conversación con Miguel Quintana (Madrid, 1990). Nos recibe en la sede de Radio Marca, en el madrileño barrio de Hortaleza, e incluso sale a recibirnos en los tornos de seguridad. "No es el sitio más sencillo para acceder", comenta entre risas.

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