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La pesadilla de Laporte: el líder de la defensa de España planea su huida de Arabia Saudí
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harto de que no se le reconozca

La pesadilla de Laporte: el líder de la defensa de España planea su huida de Arabia Saudí

Laporte se queja de que no se le valora lo suficiente por no jugar en Europa, pero está deseando irse de Arabia. Un país para ganar mucho dinero y en el que está incómodo

Foto: Aymeric Laporte, en una concentración con la Selección. (EFE/J.J. Guillén)
Aymeric Laporte, en una concentración con la Selección. (EFE/J.J. Guillén)

Arrepentido, pero orgulloso y rebelde. El hispano-francés Aymeric Laporte (30 años) es más un futbolista de Selección que de club. España le da todo lo que no encuentra en el Al Nassr. En una época en la que los jugadores se quejan por la cantidad de partidos, la dureza del calendario y se borran de la Selección, el veterano Laporte es de los que no siente el dolor físico en estas ventanas. Un parón internacional es una bendición para el central, donde se reconcilia con el fútbol de verdad y le devuelve la ilusión. España como alivio.

Laporte, frustrado y hasta amargado de su aventura en Arabia Saudí, está como un niño con zapatos nuevos cada vez que se pone la camiseta de España. La Selección es su balón de oxígeno. Aquí está contento. Le refresca la sensación de estar en un equipo serio, con un vestuario profesional, de amigos y retos.

Su error fue abandonar Europa, alejarse de la pasión por el balón, y acercarse a los petrodólares que le hacen más rico en el banco y más infeliz en el día a día de los atascos de Riad y los incumplimientos de sus jefes millonarios. No se ha adaptado a la cultura y la vida saudí, echa mucho de menos lo que vivió en Bilbao y Mánchester, y se pone en el mercado para adelantar su regreso.

Laporte se equivoca atacando a los que decían que se había marchado a una Liga menor y había desaparecido de la élite del fútbol. Cambiar el Manchester City por el Al Nassr, por mucho que quiera hacer ver que el fútbol saudí ha crecido desde que juega allí Cristiano Ronaldo, no fue una decisión acertada. Le ha costado asumirlo, pero tiene la suerte de que no le ha penalizado con España. Luis de la Fuente mantiene la confianza, necesita un futbolista de su personalidad y cualidades técnicas. Morata lleva el brazalete y el hispano-francés es un capitán en la sombra.

Con Laporte se ha sido injusto. Eso opina el futbolista cuando se queja de que no se le valora lo suficiente y no tanto por el hecho de ser un jugador nacionalizado, sino por el paso de marcharse a Arabia. Tras la consecución de la Eurocopa pasó factura en sus redes sociales a los periodistas que ponían en duda su nivel (entre ellos me encuentro yo). "El resto es historia", fue el mensaje que escribió para ajustar cuentas con la prensa.

La Selección como bálsamo

La crítica le hizo más fuerte, el orgullo de demostrar que se le juzgaba de manera injusta fue gasolina para sacar su mejor versión en la Eurocopa. No jugó el primer partido (Croacia) por unas molestias, tuvo el respaldo total de Luis de la Fuente y acabó como uno de los mejores centrales del torneo.

Foto: Nacho celebra una victoria de España en la Eurocopa. (EFE/Alberto Estévez)

Ser campeón de Europa le quitó las angustias. Pero la pesadilla sigue para un jugador que finaliza contrato con el Al Nassr en 2026 y que pagaría dinero por no coger el avión de regreso a Arabia. "No se desprecia a equipos como el Real Madrid. Suena bien", dice en la Ser en un momento delicado para el club blanco con la plaga de las lesiones en la defensa. Su nombre se asocia al equipo madridista, los ojos se le hacen chiribita y confirma que "mi idea de volver está ahí".

España tiene un central nacionalizado en el exilio que es más respetado y valorado por el seleccionador y los internacionales que los aficionados. Laporte nunca levantó pasiones. Le sucedió algo similar a David de Gea. Iker Casillas y Sergio Ramos dejaron el listón muy alto en la posición de portero y central. Ser el relevo de estos dos monstruos no es nada sencillo y tienes que tener mucho talento, suerte y personalidad para ganarte el crédito. A De Gea se le dio mal. Laporte ya ha hecho historia con la Liga de Naciones y la Eurocopa.

Foto: Adriano, en su etapa en el Inter. (Getty)

España ha tenido grandes centrales que se han convertido en leyendas, con partidos históricos y títulos. Desde Antonio Maceda, con su gol a Alemania en la Eurocopa de 1984 que valió para clasificarse para las semifinales, hasta Fernando Hierro, Carles Puyol, Gerard Piqué y Sergio Ramos. Un central debe ser fiable, tener jerarquía en el campo y liderazgo en el vestuario.

Aymeric Laporte fue un pilar de la España que se proclamó campeona de la Eurocopa y se ganó al vestuario el día que discrepó del plan rígido de Luis Enrique en el Mundial de Qatar. Sugirió que los defensas pudieran dar salida al balón con un desplazamiento en largo, jugar en vertical y hacer transiciones. Le costó la suplencia en la derrota contra Japón. Mostró personalidad. Un líder necesita retos con su club y no puede estar jugando en Arabia Saudí.

Arrepentido, pero orgulloso y rebelde. El hispano-francés Aymeric Laporte (30 años) es más un futbolista de Selección que de club. España le da todo lo que no encuentra en el Al Nassr. En una época en la que los jugadores se quejan por la cantidad de partidos, la dureza del calendario y se borran de la Selección, el veterano Laporte es de los que no siente el dolor físico en estas ventanas. Un parón internacional es una bendición para el central, donde se reconcilia con el fútbol de verdad y le devuelve la ilusión. España como alivio.

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