Manu Sarabia: "Lo de Javier Clemente fueron 40 años de insultos que sufrí con mi mujer"
Fue parte del mejor Athletic de la historia, un equipo marcado por el conflicto que lo dividió en dos: la batalla entre él y el técnico. Ahora publica su biografía y habla sin tapujos de este asunto
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los equipos vascos dominaban el fútbol español. Hubo un tiempo en el que el Athletic de Bilbao se impuso al Real Madrid. Y al Barcelona de Maradona. Ocurrió a principios de los 80, con un póster de jugadores que quedaron para la posterioridad, entre los que estaba Manu Sarabia (Gallarta, Vizcaya, 1957).
Aquel Athletic ganó dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Pero el equipo se desintegró por un conflicto que "desgraciadamente dividió a Bilbao en dos": el que involucró a Sarabia y a Javier Clemente, técnico que llevó al club a su etapa más glorisa. El affaire ha vuelto a escena casi cuatro décadas más tarde por la publicación de Chaval, ¿quieres venir al Athletic?, la biografía que Sarabia ha publicado junto a su mujer, Begoña Armesto.
Más allá del conflicto, Sarabia fue un extremo elegante y de buen regate. Miguel Muñoz le dio la alternativa en la Selección y estuvo presente en dos escenarios que han marcado la historia del fútbol español. En el 12-1 ante Malta y en la final de la Eurocopa de 1984, tristemente perdida ante Francia. "Jugaron en casa y se notó mucho", confiesa.
Clemente era el único que hablaba del tema con los años… hasta ahora. En 2017, Sarabia escuchó una declaraciones del técnico y dijo "basta ya". Así surgió un libro en el que deja claro que fue "la víctima" y que está dirigido a sus nietos, a los quiere dejarles un legado. Ahora comenta en Onda Cero partidos del Athletic de Bilbao, algunos de la Selección Española y se dedica a su familia.
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PREGUNTA. ¿Qué papel ha jugado su mujer en la realización de este libro?
RESPUESTA. Importantísimo, porque ella ha sido la que ha llevado todo el peso, especialmente en el affaire con Javier Clemente. Ha sido la encargada de seleccionar la información, de organizarla y de hacer el relato. Ella vivió y sufrió conmigo todo lo que pasó.
P. ¿Ha sido duro recordar aquella situación?
R. Sin duda que ha sido duro. Pero no ha sido duro en una etapa determinada, han sido 40 años de ataques e insultos.
P. ¿Por qué dedica más de la mitad del libro a hablar del affaire con Clemente?
R. Es una parte fundamental del libro porque el legado es importantísimo, y lo pensé a raíz del nacimiento de mis nietos. Lo he hecho porque puedo quedar para la historia como corresponsable de la etapa más crispada y convulsa de la historia del club cuando en realidad fui la víctima.
P. ¿Con su hijo [Eder Sarabia, entrenador del Elche] había hablado alguna vez del tema?
R. No, no, porque mis hijos eran muy pequeños en aquel momento. Como te decía, esta es una situación que no concluyó en 1986 porque continuó en los años posteriores. Hemos sufrido ataques continuos, insultos, mentiras, contradicciones y manipulación.
P. ¿Por qué cree que esa grieta tuvo continuidad en el tiempo?
R. Porque a él le daba por hacer algún comentario sobre mí sin venir a cuento. Y mentía y volvía a mentir. Por eso te decía que no acabó en 1986, porque ha continuado así hasta hace unos meses. Lo último que dijo fue que yo era medio golfo y que salía por las noches, pero en aquellos años jamás mencionó esa cuestión. ¿Por qué no lo hizo? Porque se lo ha inventado. Lo hizo para dar contenido a aquello que lanzó en su día, que me quería fuera del equipo por razones superimportantes.
P. ¿Cuál fue el origen del conflicto? ¿Tiene que ver con que usted dejara de tener continuidad en el equipo?
R. La junta directiva tomó una difícil decisión y prescindió de él en 1986 y lo hizo a raíz de su acoso hacia mí.
P. Clemente lo acusó de ser el culpable de su salida del Athletic.
R. Claro, él dijo muchas cosas. Él comentó que yo era un mal compañero, que era un indisciplinado, que acabé con el gran ambiente del equipo… Pero aquello era una locura, porque mencionaba presuntos problemas de indisciplina cuando a la semana siguiente decía lo contrario. En unas declaraciones que hizo en 2017, dijimos basta ya.
P. ¿Sus compañeros no intentaron mediar en ese conflicto?
R. Con mis compañeros nunca hablé de esta situación.
P. Imagino que ellos eran conocedores del tema.
R. Claro, porque hicimos varias reuniones en el vestuario. El día que destituyeron a Clemente, mis compañeros buscaron una solución, porque querían que continuásemos juntos en el equipo.
P. ¿El conflicto dividió a Bilbao en dos?
R. Desgraciadamente sí. Es una de las etapas más crispadas y convulsas de la historia del Athletic.
P. Han tardado siete años en terminar el libro. ¿Cómo ha sido el proceso?
R. El libro venía desde más atrás incluso. Había mucha gente que al escuchar mis anécdotas, mi historia personal, mi pasión por el fútbol, al ver mi primera ficha federativa y al enterarse de mis historias me dijeron que por qué no lo contaba en un libro. Luego llegó el tema de Clemente y aquello fue lo que nos hizo pensar verdaderamente en hacerlo.
P. ¿Jugar en el Athletic fue una especie de alivio al haber cumplido con la promesa que le hizo a su hermano Lázaro?
R. No sé si de alivio, pero fue una satisfacción plena y orgullo porque fue lo que le dije a mi hermano, que no se preocupara porque yo había nacido aquí y no podían decirme que no. Desgraciadamente, él no pudo jugar en el Athletic al no haber nacido en Euskadi, sino en Jaén. Aquellas palabras salieron de la mente de un niño de siete años, muy consciente de lo que eso suponía para mi hermano mayor. Me salió desde la inocencia que tenía. Por otro lado, nunca me había planteado lo que me dices.
P. Se lo decía porque usted cumplió a la vez con su sueño y con el de su hermano.
R. Tu comentario me parece muy bonito y acertado.
P. Para los que no lo vieron jugar, ¿qué tipo de futbolista era?
R. Era un futbolista que tenía dos objetivos muy claros cada vez que jugaba un partido. Uno era intentar hacerlo lo mejor posible para el beneficio del equipo y para ganar; el otro, que la gente disfrutara. Soy una persona muy competitiva y exigente conmigo mismo. Yo nunca estaba satisfecho de cómo jugaba, porque pensaba que podía hacerlo mejor. Ese afán de superación me llevó a conseguir grandes cosas.
P. ¿Cómo se explica alguien de fuera el sentimiento de pertenencia al Athletic?
R. Sería tan sencillo como venir a ver un partido en San Mamés, en cualquier lugar del estadio. En ese momento entenderá ese sentimiento de pertenencia. Cuando el futbolista salta al césped y escucha a los aficionados cantar el himno... No hay palabras para describirlo.
P. Aquel Athletic ganó dos Ligas y una Copa del Rey. ¿Qué novedades introdujo Clemente para hacerlo campeón?
R. Él era un entrenador ganador. A raíz de esa pregunta, quiero hacer un comentario para dejar algo claro.
P. Adelante.
R. En este libro no valoro a Clemente como entrenador. Para muchos jugadores, incluso compañeros míos, es un excelente técnico. Yo solo cuento mi historia y cómo se portó él conmigo.
P. ¿Para usted era un buen entrenador?
R. No voy a contestar a eso.
P. ¿Qué le faltó a ese Athletic para ganar más títulos?
R. Nosotros ganamos dos Ligas y un año hicimos el triplete, porque, al ganar también la Copa del Rey, nos dieron automáticamente la Supercopa de España. Ganamos títulos en aquellos años, porque en ese momento éramos los mejores, casi todos los jugadores éramos internacionales. Se juntó una camada muy buena que empezó a fraguarse a mediados de los 70, y continuó cuando otros subimos al primer equipo.
P. Dani, Goikoetxea, Zubizarreta… Aquella era una gran plantilla.
R. La plantilla era espectacular, tenía unas cualidades enormes. Nosotros no ganamos por casualidad, porque eso no ocurre nunca. El ganador siempre suele ser el Real Madrid o el Barcelona, aunque los dos años previos habían sido especiales porque la Real Sociedad ganó ambas Ligas.
P. En el Athletic perdió protagonismo cuando llegó Howard Kendall. ¿Qué ocurrió?
R. Recuerdo que sus entrenamientos eran muy divertidos y amenos, y se hacían con balón. Era un adelantado en eso, porque antes no era habitual. Yo disfruté muchísimo aquel año, aunque jugué menos de lo habitual por decisión de él y porque tuve alguna lesión.
P. ¿Le hubiera gustado retirarse en el Athletic?
R. Por supuesto. De hecho, jamás pensé que me iba a ir del Athletic. Yo había renovado por tres años y tenía derecho a ejercerlos. Pero el tercero, cuando el futbolista ya había superado los 30, estaba condicionado a jugar un número determinado de partidos. Eso se hacía con futbolistas que llevaban más de diez años en el club, como era mi caso. Jugué 19 partidos aquel año y el número para renovar automáticamente eran 20.
P. En aquellos años lo apodaron La Pantera Rosa. ¿Cómo surgió el pseudónimo?
R. Me dijeron que lo inventó Héctor del Mar, que era muy ingenioso. Me han llamado infinidad de cosas, pero eso es lo más bonito. En aquellos años, la ETB hizo un reportaje en el que dividieron en dos la pantalla de televisión. En un lado aparecía La Pantera Rosa corriendo y en el otro, yo. Y había bastante similitud, porque a la hora de correr, sin pelota, yo era desgarbado. Luego, cuando la cogía, pasaba de ser desgarbado a elegante.
P. Usted acabó su carrera en el Logroñés. ¿Fue una segunda juventud para usted?
R. Ya tenía 32 años y a esa edad poco joven te puedes sentir [risas]. Además, en esos años había muy pocos futbolistas que continuaran con su carrera en la élite más allá de los 30. Ahora ya ha cambiado todo: la alimentación, el trabajo… Fui al Logroñés porque sentía que todavía tenía fútbol. Me reuní un par de veces con Irureta, que era el entrenador y que había sido mi compañero en el Athletic, y me convenció. Además, Logroño estaba cerca de casa. Mis hijos eran pequeños, y no quería moverlos del colegio. La camiseta era rojiblanca y eso ayudó también [risas].
P. Hablemos de la Selección. ¿Cree que tuvo menos oportunidades de las que mereció?
R. No, no, yo creo que Miguel Muñoz se portó muy bien conmigo. Estoy muy agradecido con él, porque me hizo debutar con la Selección. Además, estuve en una Eurocopa, en la que perdimos en la final contra Francia. Con él fui 15 veces internacional y me quedé a las puertas del Mundial de México. Es más, tenía el visado listo y me había tomado las medidas del traje. Fue justo el año del desenlace del affaire.
P. ¿Perder la final de la Eurocopa de 1984 fue la gran decepción de su carrera?
R. Participé poco en aquel torneo. Fue una decepción sí, pero fue más grande cuando perdí la final de la Copa del Rey en 1977, ante el Betis, porque era mi primer año en el Athletic en el que jugué con mis ídolos. Luego hemos vivido muchas cosas bonitas e inolvidables, pero no cabe duda que perder una final no es fácil de asumir. En aquella Eurocopa fuimos de menos a más, aunque el arbitraje estuvo bastante influido. Francia jugó en casa y se notó mucho.
P. Usted estuvo en el España-Malta. Fue una gran gesta, pero la semana previa invitó poco al optimismo: en Sevilla llovió como en Bilbao.
R. Sí, sí, es tal y como dices. Si quitamos Eurocopas y Mundiales, es el partido más espectacular que ha jugado la Selección. La gente de aquella época todavía recuerda dónde estaba, porque fue un día impresionante. La lluvia nos vino bien, porque el campo estaba más rápido y te podías resbalar. Eso a nosotros nos dio ventaja, porque teníamos que jugar un partido perfecto y favorecía a los atacantes: los defensas podían patinar.
P. Aquella Malta era un equipo amateur.
R. Sí, el campo estaba pesado y eso también nos vino bien. Nosotros éramos un equipo de profesionales y nuestra preparación física era mucho mejor que la de Malta. A medida que avanzó el partido, ellos perdieron en condición física y nosotros les ganamos las carreras, disputas, duelos…
P. José Ángel de la Casa le entregó el vídeo del partido entre Holanda y Malta a Miguel Muñoz.
R. Teníamos que marcar 11 goles. Había una parte del equipo que era bastante pesimista, pero yo no me incluía entre ellos. La sección optimista estaba liderada por Poli Rincón. El vídeo nos ayudó bastante para tener claro que, si estábamos finos, íbamos a tener opciones porque Holanda ganó 6-0 sin sentir la necesidad de meter más goles. El tiempo corría y al final fueron 12, ¿quién iba a pensar que Malta nos iba a hacer un gol?
P. Si sus nietos le preguntan quién ha sido su abuelo, ¿qué les responde?
R. Les respondería que es una persona como me gustaría que fueran los demás. En realidad, me gusta que los demás digan cómo soy. Mi familia es lo más importante de mi vida, por eso tengo muy en cuenta el legado que quiero dejar a raíz de mi descendencia.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los equipos vascos dominaban el fútbol español. Hubo un tiempo en el que el Athletic de Bilbao se impuso al Real Madrid. Y al Barcelona de Maradona. Ocurrió a principios de los 80, con un póster de jugadores que quedaron para la posterioridad, entre los que estaba Manu Sarabia (Gallarta, Vizcaya, 1957).