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La sombra inmortal de Sergio Ramos, tan irreal como fantástico su regreso al Real Madrid
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su futuro es incierto

La sombra inmortal de Sergio Ramos, tan irreal como fantástico su regreso al Real Madrid

No se van a volver a cruzar los caminos de Sergio Ramos y el Real Madrid porque ninguna de las partes dará el paso. El sevillano se da por satisfecho porque su recuerdo sigue vivo

Foto: Sergio Ramos, en un partido con el Real Madrid. (Reuters/Juan Medina)
Sergio Ramos, en un partido con el Real Madrid. (Reuters/Juan Medina)

Y de repente Sergio Ramos. Su sombra es inmortal. Un vídeo corriendo en un viñedo y unas palabras de Guti tras la lesión de Militao abrieron un escenario tan irreal como fantástico. El Real Madrid no contempla la incorporación ni el sevillano olvida la campaña que se hizo desde dentro del club para desacreditarle y no contar la verdad de una negociación en la que le enseñaron la puerta de salida.

A Sergio Ramos le dijo Florentino Pérez que la oferta había caducado. Se sintió ofendido y este disgusto, que todavía le acompaña, no le impide celebrar los éxitos de un equipo en el que se hizo leyenda y manda mensajes de ánimo a Éder Militao. Sergio Ramos está más presente en el vestuario del Real Madrid, en el que conserva muy buenos amigos, que en el palco.

Que se sepa, Sergio Ramos no ha vuelto a ir por el Bernabéu como aficionado. Lo ha hecho para asistir, en julio, al concierto de Karol G con los colegas. Al nuevo estadio no ha sido invitado, en el recinto que tenía la ilusión de acabar su carrera, como reconoció públicamente y se lo dijo en varias ocasiones y en privado a los dirigentes del Real Madrid. Por el Bernabéu van Toni Kroos y hasta Zinédine Zidane a ver los partidos del equipo de Ancelotti. Zizou se fue dos veces con tensiones y tiene butaca en el estadio.

"Me habría gustado despedirme en el Bernabéu", dijo Ramos con dolor y sinceridad el día de su adiós al Real Madrid. La forma en la que salió del club, tras 16 temporadas y 671 partidos, provocaron una ruptura entre el sevillano y el máximo dirigente del club. Heridas que tardan en cicatrizar. No se les ha vuelto a ver juntos, ni un acercamiento o algo que se pueda interpretar como una reconciliación.

Hubo un tiempo en el que Florentino Pérez y Sergio Ramos tenían una relación de padre a hijo, con afinidad y complicidad. Ramos le dio grandes satisfacciones al presidente, que presumía de tener al mejor central del mundo. Se rompió el día en el que el impulsivo sevillano no vio ni midió que Florentino le empezaba a señalar como un jugador amortizado. Si hubiera adoptado la estrategia de Modric, con perfil bajo y entregado a todo tipo de concesiones, Ramos estaría hoy jugando en el Real Madrid.

No le respetaron

Había que renovar la defensa y hacer algo parecido al cambio de Kroos por Xabi Alonso. La revolución se puso en marcha, primero se fichó a Militao y después a David Alaba. Hoy los dos están lesionados. El brasileño sufre su segunda rotura de rodilla en poco más de un año y el austriaco va para un año de baja, con un regreso que no tiene fecha y lleno de incertidumbre por cuál será su nivel.

Sergio Ramos sintió que lo echaron para traer a David Alaba y después que no le respetaron. Para elogiar al austriaco no hacía falta echar por tierra la imagen de un capitán al que la maquinaria propagandística llamó caprichoso y mercenario. Ramos siguió su camino en el Paris Saint-Germain, donde no se le dio bien, y en el Sevilla para quitarse una espina clavada.

Foto: Rodrigo Riquelme, en el partido contra el Mallorca. (Reuters/Francisco Ubilla)

Ahora está sano y con un futuro incierto. No se van a volver a cruzar los caminos de Sergio Ramos y el Real Madrid porque ninguna de las partes va a dar el paso para que suceda. De lo que sí se puede dar por satisfecho el sevillano es que su nombre se asocie al Real Madrid, se le eche de menos y se le vea como una opción a los males de una defensa rota y un equipo en el que falta jerarquía y liderazgo.

Sergio Ramos no ha colgado la botas, pero lleva casi seis meses sin disputar un partido oficial. Su reto no está en el Real Madrid ni en los planes de Florentino traer a un jugador con 38 años. Tiene ofertas de Estados Unidos, Arabia Saudí, Qatar, Turquía, Brasil y Argentina. Se le ha relacionado con Boca Juniors porque un día dijo que le haría ilusión jugar en la Bombonera. Mientras se resuelve su futuro y está libre, solo un ejercicio de fantasía hace imaginable ver a Sergio Ramos, de nuevo, con la camiseta del Real Madrid. Un exponente del Real Madrid irreductible nunca muere.

Y de repente Sergio Ramos. Su sombra es inmortal. Un vídeo corriendo en un viñedo y unas palabras de Guti tras la lesión de Militao abrieron un escenario tan irreal como fantástico. El Real Madrid no contempla la incorporación ni el sevillano olvida la campaña que se hizo desde dentro del club para desacreditarle y no contar la verdad de una negociación en la que le enseñaron la puerta de salida.

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