Así destrozó el Barça al Bayern: un suicidio para contentar a Lewandowski y un tapado de dulce

La aplastante victoria del Barcelona sobre el Bayern, su bestia negra, en la Champions (4-1) es uno de los mensajes más potentes que podía mandar el equipo de Hansi Flick a Europa. Aquel equipo que hace no demasiado era un muerto viviente, se ha convertido en una máquina engrasada capaz de meter miedo a cualquier rival. El festival de fútbol ofrecido ante el conjunto bávaro confirma que el equipo culé ha cambiado diametralmente en meses. Y, ahora, es un equipo peligroso.

Pero, ¿cómo puede cambiar tanto la película en cuestión de meses? Un par de retoques, eso sí, de mucho calado, son la clave. Si echamos la vista a unos meses atrás, dentro de la plantilla solo hay un cambio significativo: la marcha de Ilkay Gündogan y la llegada de Dani Olmo. A ello, hay que sumarle la aparición de canteranos como Marc Casado, Héctor Fort, Sergi Domínguez o el lesionado Marc Bernal. Pero, más allá de nombres, hay tres cambios profundos que son básicos.

TE PUEDE INTERESAR

Raphinha tritura al Bayern de Múnich y el Barça destruye a su bestia negra en la Champions (4-1)

Albert Ortega. Barcelona

El primero es el estado físico de la plantilla. Este Barcelona sí corre. El trabajo físico del equipo es descomunal y, después de unas temporadas donde lo básico era el control del balón, se ha pasado a un juego más físico, de presión constante y de esfuerzos largos y repetidos en todas las zonas del campo. Esa idea permite recuperar muchos más balones, ser más verticales en ataque y, sobre todo, dar la sensación de que el equipo no se rompe con el paso de los minutos.

Otro de los cambios, que empasta a la perfección con el primero, es la ubicación del equipo en el campo. Situado mucho más arriba que en temporadas anteriores, vuelve a la presión asfixiante desde la primera línea para evitar que el rival juegue cómodo. Para compactarse mucho más y evitar que haya una evidente separación entre las líneas, el Barcelona de Flick tira la línea defensiva excesivamente adelantada, en el medio del campo, un riesgo que, este miércoles, le salió bien.

El suicidio defensivo salió bien, pero la moneda pudo salir cruz. Esa pizca de fortuna necesaria cayó del lado culé, que pasó de ver cómo el Bayern fallaba varias ocasiones claras tras coger la espalda de la zaga a ponerse 3 a 1 en los minutos finales de la primera parte. Y, de hecho, esa locura temeraria era algo que ya reclamaba Robert Lewandowski esta temporada. Y es posible que el buen estado de forma que exhibe tenga que ver con el posicionamiento del equipo.

Ya durante la pasada temporada, Lewandoswki lanzó varios mensajes en esa línea. Pedía que el Barcelona jugara más arriba, mucho más cerca de él, para que le pudieran llegar más balones dentro del área, donde realmente destaca. Flick ya le conocía del Bayern y no dudó en aceptar el reto. Con la defensa elevada y el medio del campo más incisivo en ataque, al polaco le llegan más balones y los 15 goles en 13 partidos que lleva esta temporada así lo confirman.

Y, además, hay que sumar la explosión futbolística de alguien como Lamine Yamal, que se ha convertido en uno de los grandes peligros del Barcelona. Pero hay otro tapado que está firmando un curso maravilloso y que, ante el Bayern, firmó su segundo hat trick de la temporada. Raphinha suma 9 goles y 8 asistencias y, cuando todas las miradas están puestas en el joven extremo español, aparece el brasileño por la otra banda para seguir sumando y marcando las diferencias.

Este Barcelona poco o nada tiene que ver con el del pasado curso y, gracias a su victoria contra el Bayern, se permite llegar al Clásico más enchufado que nunca. Solo se han necesitado un par de cambios tácticos y de preparación para hacer del conjunto azulgrana un equipo engrasado y con las ideas claras de cómo tiene que jugar. La lección ofrecida ante el Bayern tiene un mensaje claro: aquí hay un equipo que, si sigue así, podrá luchar por todo esta temporada.