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'Tote', el insumiso que creció en el Real Madrid y acabó aburrido: "Perdí la ilusión por el fútbol"
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un rebelde que no se arrepiente de nada

'Tote', el insumiso que creció en el Real Madrid y acabó aburrido: "Perdí la ilusión por el fútbol"

La historia de 'Tote' es la de un talento que llegó al Madrid, dejó en el recuerdo un remate de 'rabona' que no acabó en gol en Huelva y se enfrentó a los dirigentes por sus mentiras

Foto: 'Tote'. en un partido entre el Hércules y el Getafe. (EFE/Manuel Lorenzo)
'Tote'. en un partido entre el Hércules y el Getafe. (EFE/Manuel Lorenzo)

Jorge López Marco, Tote, pasó a la historia del fútbol por ser el jugador que falló un gol con el Real Madrid de los Galácticos en un remate de rabona. Recibió una gran cantidad de críticas por querer adornarse en el disparo y no ejecutarlo de la manera más sencilla y práctica. Quedó en el recuerdo como una pifia. Tote era diferente para todo. Un futbolista que llegó al primer equipo del Real Madrid por su talento e inspiración y acabó asqueado del fútbol por ir de cara, decir lo que pensaba, denunciar las injusticias y enfrentarse a los dirigentes.

Tote tenía magia en el campo y, fuera del él, se llevó muchos palos por ser un insumiso. Vivió capítulos desagradables en su etapa en el Betis de Manuel Ruiz de Lopera y Serra Ferrer, con los que se enfrentó y fue apartado. Al difunto Lopera no se le podía llevar la contraria, le maltrataron con entrenamientos a las tres de la tarde en Sevilla a más de 40 grados y no se mordió la lengua. "El Betis de Lopera era una dictadura", dijo.

Un futbolista peculiar y con una fuerte personalidad que, 11 años después de su retirada, dice no estar arrepentido de nada. "Dejé el fútbol porque me aburría y no me llenaba. Podía haber seguido, me recuperé bien de una lesión en la rodilla y tenía ofertas, pero ya estaba cansado y no me divertía más. No quería jugar por jugar y me apetecía estar con la familia", cuenta en esta charla con El Confidencial.

Tote nació en el Atleti y creció en el Real Madrid. Colgó las botas con 33 años, tras una larga carrera que empezó en la cantera del Atlético de Madrid y pasó a la del Real Madrid porque Jesús Gil tomó la errónea decisión de cargarse los equipos filiales. Fue el mismo caso de Raúl González Blanco. De esta manera, fue captado por el club blanco. Empezó la ascensión de un futbolista con calidad y carácter que se convirtió en un goleador en las diferentes categorías del Madrid. Siempre bajo la vigilancia y la mano docente de Vicente del Bosque.

Así llegó al primer equipo un talento precoz que destacaba por su descaro, regates e inspiración. "Mi objetivo en el fútbol era debutar en la Primera División y en la Champions. Estar muchos años. Esa era mi ambición y no la de ser campeón del mundo. Debuté en el Real Madrid, con Toshack de entrenador, con 19 años en un partido contra la Real Sociedad en Anoeta. Salí por Manolo Sanchís. Cumplí mi sueño y era un premio para mis padres. Una recompensa por todo el esfuerzo que hicieron, el trabajo de ir a muchos campos de tierra, con lluvia, decepciones, lloros…".

Ídolo del Hércules

En el Real Madrid no quería estar por estar. Necesitaba jugar y empezaron las cesiones. Primero al Benfica, de vuelta al Real Madrid (solo jugó siete partidos). Se marchó al Valladolid (41 partidos) y regresó al Real Madrid, en el que jugaban Zidane, Ronaldo, Figo, Raúl, Roberto Carlos, Casillas, Morientes… El de los Galácticos (2002-03). El partido en el Nuevo Colombino, contra el Recreativo de Huelva, ya era una final y el equipo estaba jugándose el título de Liga. Se le ocurrió rematar de rabona una clara ocasión de gol. Falló. "En el Valladolid ya había marcado un gol así. El 95% de las veces me salió bien y tengo claro que si lo marco con el Real Madrid hubiera estado en todas las televisiones del mundo. Volvería a hacer esa rabona mil veces", asegura.

Se acabó su etapa en el Real Madrid y empezó el calvario en el Betis de Lopera, Serra Ferrer y Víctor Fernández. Quería triunfar en una ciudad tan futbolera como es Sevilla, pero las mentiras le hicieron más daño que las lesiones. "Me gusta la gente que va de cara", afirma. Y siguió su carrera en el Málaga, Valladolid y Hércules. En la ciudad alicantina tuvo una etapa de seis años, consiguiendo el ascenso a la Primera División, y convertido en un ídolo. Le llamaban Harry Tote.

Foto: Ancelotti abraza a Mbappé en un cambio de un partido. (EFE Sergio Pérez)

En el Hércules vivió de todo. Lo bueno, con el ascenso, y lo malo, con los impagos y los engaños. Fue protagonista de una denuncia de amaño de partidos por unas escuchas en las que reconoció que era partidario de las primas por ganar. No se probó nada en el caso de amaños. "No soy un mafioso. No he hecho nada malo", comentó. Pero ya en su sexto año, tras sufrir la lesión de rodilla y recuperarse, acabó harto de batallar, como capitán del equipo, con el dueño del club, Enrique Ortiz. Más falsas promesas y mentiras. "Perdí la ilusión por el fútbol, cumplí mis sueños y cuando pasa eso, mejor a otra cosa. La vida es muy larga y no hay nada más maravilloso que tener una niña", sentencia.

Tote sigue siendo directo en sus comentarios y apreciaciones. Se moja en los temas que le preguntes y sobre el juego del Real Madrid tiene esta reflexión: "Seguro que peleará por todo, pero futbolísticamente no me convence. Le cuesta salir jugando desde atrás, retiene mucho el balón y debería jugar más rápido. Demasiada conducción. Con Kroos y el gran Modric, el juego era más rápido. El centro del campo con Tchouaméni, Camavinga y Fede Valverde tiene otro perfil. Son muy buenos, pero no tiene la rapidez de cabeza de Kroos y Modric. Les cuesta más la exigencia de llevar el peso del partido. Aun así, el Madrid ganará porque son muy buenos. Tienen a Mbappé, que poco a poco se irá soltando y hace cosas diferentes". Tote, un genio y figura del fútbol.

Jorge López Marco, Tote, pasó a la historia del fútbol por ser el jugador que falló un gol con el Real Madrid de los Galácticos en un remate de rabona. Recibió una gran cantidad de críticas por querer adornarse en el disparo y no ejecutarlo de la manera más sencilla y práctica. Quedó en el recuerdo como una pifia. Tote era diferente para todo. Un futbolista que llegó al primer equipo del Real Madrid por su talento e inspiración y acabó asqueado del fútbol por ir de cara, decir lo que pensaba, denunciar las injusticias y enfrentarse a los dirigentes.

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