"El Real Madrid tiene más lazos con la Segunda República que con el franquismo"
El periodista ha publicado 'La pelota sí se mancha', una obra en la que aborda las numerosas ocasiones en las que "los tentáculos del poder han manchado el fútbol"
El deporte es (o debe ser) una notable fuente de valores y comportamientos éticos, vulnerados y quebrantados en ocasiones por el poder establecido. Este es el tema que aborda el periodista Salva Martín (Melilla, 1985) en su último libro, La pelota sí se mancha (Última Línea, 2024), cuyo título altera el sentido de la icónica declaración de Diego Armando Maradona en su despedida en La Bombonera.
Son diez capítulos en los que aparece ETA, Maradona o el Mundial 2030. "Quería cubrir todas las visiones en las que el poder mancha a la pelota", confiesa Martín en conversación con El Confidencial. Y son varias: "El poder político, el violento, la mafia, el terrorismo, la guerra, los espías y el totalitarismo. No quería destacar, pero sí alertar del peligro de todos los tentáculos que el poder tiene para manchar el fútbol".
Aunque este decálogo pase por todas las visiones, Martín contaba con más historias guardadas. "Tenía equipo suplente, sí. Hay reportajes y libros sobre la influencia del poder en el fútbol y sobre los clubes politizados. Pero me di cuenta de que faltaba uno en el que se englobaran hitos concretos de forma práctica".
Martín habla con rotundidad del Mundial 2030, en cuyo título parafrasea a su modo a Alfredo Pérez Rubalcaba. "Lo he titulado el Mundial Frankestein, porque será en seis países y tres continentes. Una amalgama así ya te dice cómo va a ser esa edición. Como Qatar ya lo había albergado en 2022, le tenían que dar uno a Arabia Saudí. Para dejarle el camino libre en 2034, le han adjudicado el de 2030 a seis países distintos. Nada como un Mundial engloba tal conjunción de intereses políticos, diplomáticos y de bajos fondos".
Las relaciones políticas del Madrid
España acogerá el Mundial en 2030, 48 años después del celebrado en 1982, en el que ETA estuvo presente. "En el Mundial del 82, la banda, aunque no logró atentar contra intereses de la competición, sí condicionó la seguridad de la misma hasta el extremo y, eso sí, siguió asesinando en otros puntos de España. Un ejemplo fue el guardia muerto por el disparo de un rifle con mira telescópica, en Pasajes, mientras se celebraba la ceremonia de inauguración en Barcelona con la famosa paloma de la paz".
Medio siglo antes del Mundial que confirmó la transformación de España a nivel internacional, se proclamó la Segunda República, un periodo histórico en el que el Real Madrid tuvo éxito. "El club tuvo más lazos con la Segunda República que con el franquismo. Entre 1931 y 1933, ganaron sus primeras Ligas. Ahí es cuando se hacen grandes, porque hasta ese entonces los equipos vascos eran los de mayor envergadura".
Pero… ¿el Madrid no era el equipo del régimen? "Cuando concluyó la Guerra Civil, el Madrid, como casi todos los equipos, acabó destruido material y humanamente. El régimen quería un equipo y lo intentaron con el Nacional, aunque finalmente descartaron esa opción porque estaba en Segunda. Finalmente, fue el Atlético Aviación, actual Atlético de Madrid, porque aceptaron renunciar a su nombre y a la gestión, así el régimen les proporcionó dinero y recursos. Eso, el Madrid no lo aceptó. Si eran franquistas, ¿por qué tardaron 14 años en ganar una Liga?".
El horror en Argentina 78
Martín explica la mala relación del club con Franco a través de un ejemplo. "Al dictador no le hizo mucha gracia que Santiago Bernabéu, un hombre republicano, fuera presidente del Madrid. Tampoco que fuera uno de los principales impulsores de la Copa de Europa. Incluso amenazó con detenerlo cuando viajaba a Francia para reunirse con otros dirigentes".
La pelota sí se mancha también tiene espacio para historias curiosas como la del Atlético Tetuán, el único club africano que ha estado en Primera División. "Tras un acuerdo con Francia y Alemania, a España le toca de rebote el norte del actual Marruecos y crea un directorio militar para controlarlo, que fue un error. La historia del Atlético Tetuán es la de un equipo que alcanza la élite del fútbol a la vez que hay un conflicto bélico en la zona. El otro día leí una frase interesante: el fútbol no te da soluciones, pero da alegrías. Y a veces eso es suficiente".
El Mundial no aportó soluciones a Argentina en 1978, mientras atravesaban una cruenta dictadura dirigida por Jorge Rafael Videla. Pero les dio felicidad con ese título mundialista… a algunos. "La ESMA era el centro de detención y tortura más famoso durante el régimen. Incluso sacaron a algunos presos en coches a pasear por la ciudad. Ese centro estaba a 100 metros del Monumental, donde se disputó la final".
El ocaso de Maradona en Nápoles
Argentina acogió un Mundial adjudicado durante la etapa de Perón, a pesar de que Videla quiso renunciar al evento. "Como buen dictador, no le gustaba el fútbol. Pero lo convencieron de que podía ser útil para lavar todas las tropelías que estaban cometiendo. Esa utilización del deporte es la más sucia que se puede hacer".
El libro ahonda en numerosos relatos y periodos históricos, pero en solo un capítulo figura un nombre propio: Maradona. La relación del astro con la Camorra napolitana siempre estuvo presente desde su aterrizaje en Nápoles en el verano de 1984 tras una abrupta salida de Barcelona. Allí mantuvo un fluido contacto con los Giuliano, el clan más mafioso de la ciudad.
"En el momento en que un activo es rentable, lo estrujan al máximo. Y es lo que hicieron con Maradona. Les daba igual cómo se llamara. Su declive deportivo, conducido por su excéntrica forma de llevar la vida, hizo que dejara de ser rentable. Hasta entonces, se habían aprovechado, porque hicieron un gran negocio gracias al merchandising que vendieron", asegura Martín.
La relación con la Camorra se rompió a raíz de la eliminación de Italia en el Mundial de 1990 a manos de Argentina. Ese fue el último evento futbolístico que disputó Yugoslavia, aún unida antes de que la Guerra de los Balcanes. "La relevancia del fútbol en ese conflicto fue total: porque los ultras fueron mucho más allá".
Los hooligans tomaron partida en la guerra. "Los ultras de varios equipos, principalmente los del Estrella Roja, se convirtieron en el grupo paramilitar más sangriento y más nocivo de todo el conflicto. En este capítulo he querido resaltar el peligro de dejar que entre gente a la que solo le interesa el esparcimiento de su basura y violencia".
Hay capítulos más próximos a esta época contemporánea, aunque algunos no son recientes y la labor de documentación ha sido complicada. "He tenido que tirar de testimonios directos de periodistas, comunicadores, historiadores… He mirado los periódicos de esos periodos y he encontrado libros, revistas, publicaciones gracias a coleccionistas que me han servido para unir el puzle y publicar el libro. He conseguido que no haya argumentación o interpretación sin un dato que lo respalde". Martín también ha tenido que mancharse para escribirlo.
El deporte es (o debe ser) una notable fuente de valores y comportamientos éticos, vulnerados y quebrantados en ocasiones por el poder establecido. Este es el tema que aborda el periodista Salva Martín (Melilla, 1985) en su último libro, La pelota sí se mancha (Última Línea, 2024), cuyo título altera el sentido de la icónica declaración de Diego Armando Maradona en su despedida en La Bombonera.
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