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El Real Madrid huele a la sopa sosa de estrellitas del colegio y Ancelotti es un mal cocinero
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El Real Madrid huele a la sopa sosa de estrellitas del colegio y Ancelotti es un mal cocinero

El Real Madrid especula y ofrece un juego previsible que no está a la altura del potencial de sus futbolistas. Ancelotti, de manera sorprendente, reconoce que el equipo no evoluciona

Foto: Luka Modric disputa un balón en el partido contra el Lille. (REUTERS Stephanie Lecocq)
Luka Modric disputa un balón en el partido contra el Lille. (REUTERS Stephanie Lecocq)

La sinceridad con la que Ancelotti asumió la derrota contra el Lille y el reconocimiento de que no hay evolución en el juego del Real Madrid es un mal síntoma. "Parecía que el equipo estaba mejorando y hemos vuelto atrás", dice el cocinero de una plantilla con excelentes futbolistas y a la que le acompaña, gane o pierda, la nostalgia del abandono de Kroos. Con estos ingredientes y el mes y medio que llevamos de competición, Ancelotti tendría que haber hecho ya un mejor caldo. Lo que se ve es un fútbol denso y previsible.

Este es el principal reproche que se le hace al entrenador del Real Madrid. El juego huele a sopa de estrellitas del colegio. Ese sabor a la infancia de un plato soso, insípido y que de tanto repetirlo daba arcadas. Lo mejor que puede hacer Ancelotti es asumir que tiene un problema futbolístico que radica en un equipo con dificultades para generar fútbol fluido, tener claridad y una mejor asociación de los futbolistas.

Detectado el problema de la involución de fútbol, lo que le toca al entrenador es construir una estructura de equipo con equilibrio y afinada. Lo primero es una obsesión y lo hemos visto en los dos últimos partidos. Tanto contra el Atleti como contra el Lille, el plan del Real Madrid ha sido el de no cometer errores que le puedan costar un gol. Ha sido un equipo conservador en el derbi y en la Champions. Los jugadores tienen más interiorizado que es fundamental la solidez y el compromiso defensivo que lanzarse al ataque y amenazar en campo del rival.

El Real Madrid especula y ofrece un juego previsible que no está a la altura del potencial de sus futbolistas. Tiene una plantilla para jugar mejor al fútbol y, sobre todo, para intimidar. Y lo que se vio en Lille fue un horror. El Real Madrid salió con cuatro centrocampistas muy físicos (Tchouaméni, Fede Valverde, Camavinga y Bellingham) y encontró enormes dificultades para conectar con Vinícius y Endrick. La verticalidad y el rock and roll del que habla Ancelotti, como patrón de juego, no se vieron en un equipo bloqueado. Carvajal y Mendy tampoco dieron profundidad por las bandas.

El primer cambio es significativo. Salió Fran García por Mendy para darle velocidad y llegada al equipo. El lateral español sumó energía, pero faltaba fútbol y se esperaba que con Modric, Mbappé y Arda Güler el impacto fuera otro. No se notó hasta los últimos cinco minutos del partido, con un juego primitivo y de centros al área. Para jugar a esto venía bien tener a Joselu.

Foto: Andrés Iniesta en un acto de la Liga. (EFE J.P. Gandul)

Es el fútbol plano y desordenado lo que preocupa de este Real Madrid. La sensación es que falta un cerebro en el centro del campo. Un futbolista que sepa cómo y cuándo hay que sacar el balón jugado desde la defensa, manejar el control y darle continuidad a las acciones. El Real Madrid se quedó con Modric tras la salida de Kroos con la necesidad de tener una pieza que le pueda hacer de director de orquesta. El croata tiene más talento que cualquier otro centrocampista, pero se ve arrastrado en la indefinición y la aceleración de unos compañeros que corren más que piensan.

"Es un golpe de atención que nos viene bien y a veces la derrota es útil", es la conclusión que saca Ancelotti. Al italiano se le señala por no tener un equipo trabajado, por falta de automatismos para generar fútbol con claridad y fluido. Empieza a ser necesario que dé con la tecla y solucione lo que hoy es un bodrio. Los próximos partidos del Real Madrid en la Champions son contra el Borussia Dortmund, Milan y Liverpool.

La sinceridad con la que Ancelotti asumió la derrota contra el Lille y el reconocimiento de que no hay evolución en el juego del Real Madrid es un mal síntoma. "Parecía que el equipo estaba mejorando y hemos vuelto atrás", dice el cocinero de una plantilla con excelentes futbolistas y a la que le acompaña, gane o pierda, la nostalgia del abandono de Kroos. Con estos ingredientes y el mes y medio que llevamos de competición, Ancelotti tendría que haber hecho ya un mejor caldo. Lo que se ve es un fútbol denso y previsible.

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