La misión más difícil de Luis de la Fuente: mantener el nivel tras alcanzar la gloria

El nombramiento fue cuestionado. Pocos entendieron la decisión de Luis Rubiales aquel 8 de diciembre de 2022, fecha en la que Luis de la Fuente fue confirmado como nuevo seleccionador nacional. El fracaso de Luis Enrique en el Mundial de Qatar, con la dolorosa eliminación ante Marruecos en penaltis, provocó un cambio en el banquillo de la Selección. Se apostó por un hombre de la casa, por la promoción interna.

El relevo vino acompañado de numerosas críticas, aunque la que más se repitió estuvo relacionada con la escasa experiencia de De la Fuente. Es tan cierto que el seleccionador carecía de bagaje más allá de las categorías inferiores como que ha aplacado a todos sus detractores. Es, junto a Vicente del Bosque, el único entrenador que ha ganado dos títulos con la Selección (la Nations League y la Eurocopa).

El mérito de De la Fuente, sin embargo, no son en exclusiva los títulos. Conocía bien Las Rozas y al núcleo duro de la Absoluta, chavales que tienen fe ciega en él porque ya los llevó a la gloria en las categorías inferiores. Sin un protagonismo excesivo y con una importante cohesión del grupo, el riojano catapultó a España al éxito en una Eurocopa en la que Italia, Croacia, Francia, Inglaterra y Alemania no pudieron con la Roja. No fue un camino de rosas.

Antes ya había logrado la Nations League, en junio de 2023. Es un torneo menor, pero el primero que ganaba España en más de una década. Aunque Luis Enrique clasificó al equipo para las semifinales, De la Fuente venció a Italia (2-1) antes de ganarle a Croacia en una épica tanda de penaltis. Las bases estaban puestas, aunque antes hubiera disgustos.

El mal inicio

El inicio de De la Fuente fue malo. España ganó en su debut ante Noruega (3-0), pero ante Escocia en Hampden Park (2-0) aparecieron los fantasmas y llovieron las críticas. La Selección se había complicado la clasificación para la Eurocopa, aunque aquello no alteró en absoluto al seleccionador. La hoja de ruta era la misma.

El juego empezó a convencer. Divertido, vertical y sin alterar los axiomas que tantos triunfos dieron a España en el pasado. Para ello, De la Fuente confío en dos chavales que son tan complementarios dentro del campo como fuera de él. Nico Williams y Lamine Yamal se erigieron, junto a Rodri, en las principales certezas del equipo.

Las apuestas de De la Fuente

Ese juego vertical caracterizó a España en la Eurocopa en las que los rivales se encontraron sin solución para neutralizar las ofensivas. A ese buen rendimiento de los extremos, se unieron las apuestas de De la Fuente: Fabián y Cucurella. Dos jugadores cuestionados, pero que a la postre completaron un extraordinario rendimiento en el torneo.

Pero la Eurocopa ya es pasado y ahora toca tener la vista en el porvenir. La primera parada es Belgrado, donde España quiere empezar el camino que le lleve a repetir título: la Nations League. Ya habrá tiempo de pensar en Estados Unidos, Canadá y México.