La farsa de Nico Williams tiene muchas aristas y una única verdad que duele en el Athletic
Jon Uriarte se siente agredido por estrategias visibles y declaraciones irrespetuosas. Nico Williams no se cierra las puertas de otros clubes y las dudas sobre su futuro son razonables
El Athletic ha entrado en colisión con el Barcelona por Nico Williams. Su presidente, Jon Uriarte, se queja de un modo de actuación invasivo, casi de acoso, que viene desde la Eurocopa. Nico se hizo estrella mundial con España, protagonizó escenas de hermandad con Lamine Yamal y los jugadores del Barcelona, además de tener una postura ambigua que incomodó en Bilbao.
Hace pocos días, Nico se ha pronunciado sobre su futuro para decir que sigue un año más en el Athletic. El extremo, que se revalorizó en la Eurocopa y tuvo el interés de más equipos que el Barcelona, dio razones familiares y de arraigo a la ciudad de Bilbao para quedarse. No sirven para quedarse tranquilo. Nico Williams tiene contrato hasta 2027 y habla de seguir una temporada, con lo que es fácil interpretar que se deja la puerta abierta a una posible salida.
Uriarte carga contra el Barcelona, indignado por el abrazo que le dio Hansi Flick, a ojos de todos, tras el partido en Montjuic. Un gesto descarado del nuevo entrenador del Barcelona, que justificó como una felicitación por el éxito que había tenido con España en la Eurocopa. De manera hábil, Uriarte desmontó a Flick. "Supongo que haría lo mismo con Vivian, aunque no pude verlo", replica el presidente del Athletic.
El caso Nico Williams es una farsa más de las que tiene el fútbol. Con muchas aristas y un futuro incierto que se puede resolver con la continuidad del jugador en el Athletic, puede llegar la renovación para venderlo por más de los 58 millones de euros que tiene de cláusula y a un equipo que pague más y mejor que el Barcelona.
El Athletic ha decidido que le conviene hacerse la víctima de diferentes episodios de intromisiones para conseguir el fichaje de Nico Williams. La única verdad y lo que le duele a Jon Uriarte es que su futbolista no es contundente en su postura de quedarse muchos años en el Athletic y hay que iniciar un proceso de conversaciones para revisar un contrato que le permita blindarse al club con mejores condiciones económicas.
Es comprensible que Jon Uriarte defienda sus intereses, que se sienta agredido por estrategias visibles y declaraciones irrespetuosas con las que se pretende televisar el fichaje de Nico Williams por el Barcelona. De igual manera, se puede entender que el futbolista no se cierre las puertas de otros clubes y que tenga dudas. Como es normal que el Barcelona muestre su interés y utilice su maquinaria mediática para preparar el terreno. Si algo se le puede reprochar a Laporta es que no es sigiloso. Esto es ya algo común en un presidente que hoy le va bien en lo deportivo, pero que tiene tendencia a tapar los problemas económicos con bombas de humo.
Los casos Etxeberría y Javi Martínez
La realidad de Nico Williams es la de un futbolista apetecible desde que explotó con España en la Eurocopa y esto nos lleva a recordar el caso Joseba Etxeberría. El canterano de la Real Sociedad que fichó el Athletic por salirse en el Mundial Sub-20 de Qatar con España en 1995. Fue la Bota de Oro de la competición con 7 goles y en Bilbao no lo dudaron. Había que ir a por él.
Hace muchos años de esto, pero supuso un terremoto en San Sebastián. El Athletic pagó los 550 millones de pesetas de la cláusula de rescisión de la perla de la Real Sociedad. Unos 3,3 millones de euros, que significaron la ruptura de las relaciones entre los clubes. Joseba Etxeberría brilló en aquel Mundial de Qatar, con solo 17 años y le convenció el proyecto del club que presidía José María Arrate. Etxeberría pasó de ser la joya de la Real Sociedad a convertirse en leyenda del Athletic en los 15 años que estuvo en Bilbao.
Así se mueve el fútbol. Como también se puede recordar el fichaje de un joven Javi Martínez, perla de la cantera de Osasuna, que con 17 años se marchó al Athletic tras el pago de una cláusula de rescisión de 6 millones de euros en 2006. Seis años después, el Athletic recibió 40 millones de euros del Bayern de Múnich, en una operación que supuso el fichaje más caro de la Bundesliga.
Con Nico Williams todo está abierto hasta que no sea más preciso y claro en sus declaraciones y esto, como es normal en este deporte que mueve millones de euros, no es fácil. Lo que hoy parece un futbolista comprometido y arraigado a un club, mañana es visto como un traidor.
No debería ser así, pero el negocio del fútbol es diferente, afecta a los sentimientos y se le pide códigos que traspasan la frialdad de las operaciones que se mueven por la ley de la oferta y la demanda. Un caso próximo, aceptado como dentro de la normalidad, ha sido la venta de Mikel Merino. Una estrella en la Real Sociedad y artífice del gol que dio la clasificación a España en las semifinales de la Eurocopa contra Alemania, vendido al Arsenal por 33 millones de euros más otros cinco en variables. Todo acaba teniendo un precio.
El Athletic ha entrado en colisión con el Barcelona por Nico Williams. Su presidente, Jon Uriarte, se queja de un modo de actuación invasivo, casi de acoso, que viene desde la Eurocopa. Nico se hizo estrella mundial con España, protagonizó escenas de hermandad con Lamine Yamal y los jugadores del Barcelona, además de tener una postura ambigua que incomodó en Bilbao.
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