Un año y 'pico' después, el fútbol español aún sufre el daño de Rubiales (su amigo y su hermano)
El expresidente de la Federación Española de Fútbol cayó por su beso no consentido a Jenni Hermoso, después de que Pedro Sánchez le consintiera todo, con la complicidad de Blanco
La semana pasada se cumplió un año del título mundial logrado por la Selección española femenina de fútbol. Sin embargo, el hecho de que inevitablemente se cumpliera también un año del bochornoso piquito de Luis Rubiales a Jenni Hermoso dio a la efeméride el mismo sabor agridulce del domingo 20 de agosto de 2023. Entonces, hasta su "amigo Pedro" (Sánchez) y su "hermano" (Alejandro Blanco) se vieron socialmente obligados a renegar de él.
Por más que algunos medios, empezando por la televisión pública, intentaran conmemorar la gesta de las futbolistas y obviar un suceso que al menos contribuyó a provocar la caída de Rubiales, el daño que el inhabilitado, dimitido e imputado presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) le causó al fútbol español, en connivencia con el presidente del Gobierno y arengado por el del Comité Olímpico Español (COE), aún no ha podido repararse, especialmente en el femenino.
Basta con recordar que el sucesor de Rubiales, Pedro Rocha, se encuentra actualmente inhabilitado, mientras que su vicepresidenta adjunta, María Ángeles García Chaves, más conocida como Yaye, ejerce de florero. Es decir, el mismo papel que, según Javier Tebas, tenía el extremeño con Rubiales, quien le dejó al frente de la RFEF como testaferro cuando no tuvo más remedio que dimitir tras ser inhabilitado por la FIFA, mucho más ágil que el Consejo Superior de Deportes (CSD).
"El futbol femenino antes caía simpático y ahora una gran parte de la población y de los profesionales del fútbol nos detesta". Aunque resulte toda una paradoja después de haber ganado un Mundial, eso sí, empañado por todo lo sucedido tras el partido, y les resulte muy doloroso reconocerlo, este es un comentario habitual entre quienes conocían el fútbol femenino español desde mucho antes de ser profesionalizado.
Una profesionalización más ideológica que lógica
Una profesionalización que se hizo por motivos más ideológicos que lógicos. Con la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, llegando a decir que las jugadoras deberían cobrar lo mismo que los jugadores, al tiempo que el fútbol femenino era dopado financieramente con una millonaria subvención que para sí quisieran el resto de deportes practicados por mujeres.
Y qué decir de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien también quiso hacerse la foto con Jenni Hermoso, tras calificar de "impresentable" lo sucedido en Sídney y expresar su deseo de que la movilización social que se generó sirviera "para que se adopten protocolos por parte de las federaciones dirigidos a evitar este tipo de conductas". ¿Y cuál era el protocolo del CSD para no elevar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ninguna de las numerosas denuncias que sus distintos presidentes recibieron contra Rubiales?
Lo cierto es que, año y pico después de la caída de un Rubiales al que se le acumulan las causas judiciales, poco ha cambiado en la RFEF, más allá de ese buen rollito con LaLiga, que en el fondo no es sino un postureo de conveniencia. De hecho, en lo que al fútbol femenino se refiere, el navarro Rafa del Amo sigue siendo su máximo responsable, mientras que la seleccionadora es Montse Tomé, la que fuera segunda de Jorge Vilda.
Los 1,8 millones que la RFEF de Rocha pagó a Vilda
Sobre la salida del ahora seleccionador de Marruecos, recientemente Relevo confirmó lo que se rumoreaba. El 24 de mayo, tres días antes del juicio por su despido, las partes comunicaron al juzgado que habían llegado a un pacto. El titular no pudo ser más explícito: "La Federación de Rocha pagó 1,8 millones a Jorge Vilda para evitar ir a juicio por su despido".
Sí, la RFEF con Rocha ya al frente como presidente electo, tras ser el único que presentó los avales para aspirar a suceder a Rubiales, algo que de hecho hizo al dejarle este al frente de la Comisión Gestora. Justo después de la Eurocopa, llegó la inhabilitación del extremeño, aunque antes firmó el primer Convenio de Coordinación con la Liga F.
Un convenio "histórico", pero del que nada se sabe
Un convenio calificado de "histórico", si bien aún no se ha hecho público su contenido. Uno de los puntos que sí ha trascendido es que se mantiene el cupo de 5 extracomunitarias y la obligación de tener en plantilla de 25 a 6 jugadoras en formación. Es decir, que deben haber estado 3 temporadas en el mismo equipo o 5 en cualquier otro de la Liga F. Como los sindicatos, mantenidos por LaLiga y la RFEF, ni están, ni se les espera, parece que las futbolistas nada tienen que decir.
De otros puntos tan importantes, como el porcentaje de los derechos comerciales que la RFEF exigía cobrar y, sobre todo, el montante total de lo que los clubes deben pagar a esta en concepto de arbitrajes, nada se sabe. Lo primero parece que se ha solucionado, aunque teniendo en cuenta que la gestión estratégica de la Liga F está dejando mucho que desear, era normal. En cuanto a lo segundo, todo apunta a que nada ha cambiado, de ahí que los clubes no tardarán en estallar una vez más.
Para acabar por donde empezamos, cabe recordar que Rubiales está citado del 3 al 19 de febrero de 2025 por el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional para responder por un delito de agresión sexual y otro por coacciones. La Fiscalía solicitó dos años y medio de cárcel para el expresidente de la RFEF, uno por el beso no consentido a Jenni Hermoso y otro año y medio por las coacciones posteriores, además de una indemnización de 100.000 euros. Sin duda, un buen pico...
La semana pasada se cumplió un año del título mundial logrado por la Selección española femenina de fútbol. Sin embargo, el hecho de que inevitablemente se cumpliera también un año del bochornoso piquito de Luis Rubiales a Jenni Hermoso dio a la efeméride el mismo sabor agridulce del domingo 20 de agosto de 2023. Entonces, hasta su "amigo Pedro" (Sánchez) y su "hermano" (Alejandro Blanco) se vieron socialmente obligados a renegar de él.
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