Fútbol femenino español: entre el fin de ciclo de “las putas amas” y los líos que lo hacen odioso
Tras el fiasco olímpico de las campeonas del mundo, la competición doméstica sigue siendo un foco de conflicto. El CSD vuelve a tener que intervenir y audita minuciosamente la Liga F
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"Somos las putas amas", dijo Jennifer Hermoso tras ganar el primer Mundial para el fútbol femenino español y justo antes de ser víctima del bochornoso comportamiento de Luis Rubiales, que la condenó a ser más conocida por el piquito que por el título. Casi un año después, esas mismas jugadoras viajaron por primera vez a unos Juegos Olímpicos y no solo no lograron colgarse la medalla de oro, para la que eran las grandes favoritas, sino que se quedaron sin la de bronce.
Tal y como escribió un experto en fútbol femenino como Manuel Merinero, "asistimos al cierre de un ciclo ganador y, como todo fin de ciclo, tiene que traer aparejados una serie de cambios". "Empezando por la seleccionadora, Montse Tomé, la segunda de un Jorge Vilda al que traicionó y negó repetidas veces al grito de yo no soy Jorge Vilda", podía leerse en ABC, donde señaló una "anodina actuación que ha dejado al descubierto carencias y posibles tensiones que hay que analizar".
Efectivamente, como recordaba el que fuera socio fundador del Club Deportivo Tacón y, tras su fusión por absorción, responsable de poner en marcha la estructura del Real Madrid femenino, "el puesto le vino grande a Montse, y se vio desde el primer día. Lo salvó in extremis y, para mantenerse en el cargo, la asturiana cedió a las pretensiones de las jugadoras y la dinámica ganadora que llevaba el equipo le permitió ganar la Nations Cup". Se puede decir más alto, pero no más claro.
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Aunque si hay algo que está claro es que este fin de ciclo debería ir acompañado también por la salida de esas "putas amas", que no son otras que veteranas como Irene Paredes, Alexia Putellas y la mencionada Jenni Hermoso. Teniendo en cuenta la gran cantidad y calidad de futbolistas que vienen por debajo, y prueba de ello es que todas las selecciones españolas arrasan en las categorías inferiores, sería el último servicio que podrían hacer a ese fútbol femenino por el que tanto han luchado.
Una perspectiva más ideológica que deportiva
Un fútbol femenino que, tal vez por haber sido dopado financieramente por el Gobierno, es utilizado por unas y visto por otros desde una perspectiva más ideológica que deportiva. Con unos líos que lo hacen cansino, cuando no odioso, y una sostenibilidad a día de hoy insostenible. Incluso para los clubes de LaLiga, hartos de tener que asumir las pérdidas que les genera. Por mucho que haya quien se atreva a decir que las futbolistas deberían cobrar lo mismo que los futbolistas. De locos.
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La utilización del fútbol femenino es palpable cuando, por ejemplo, se lee que "en un movimiento sin precedentes, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y Liga F han alcanzado un acuerdo histórico, firmando el primer Convenio de Coordinación entre ambas entidades. Este convenio, ratificado por los clubes de la Primera División de fútbol femenino en una Asamblea, será presentado en detalle en las próximas semanas".
Así, a bombo y platillo, calificando de histórico algo por el mero hecho de ser el primero, se vendió el pasado 18 de julio el acuerdo al que llegaron los presidentes de la RFEF y la Liga F, el todavía habilitado Pedro Rocha y Beatriz Álvarez, respectivamente, para regular durante los próximos tres años unas relaciones que con Luis Rubiales fueron un permanente foco de conflicto. De ahí que no sea casualidad que el inhabilitado, imputado y dimitido presidente de la RFEF cayera por lo que cayó.
Primer conflicto pese al "histórico Convenio"
Sin embargo, no ha pasado ni un mes del mencionado comunicado y ya ha surgido el primer conflicto entre RFEF y Liga F. En realidad, es el mismo que se ha repetido desde el nacimiento de la liga profesional femenina de fútbol. "No hay acuerdo entre la federación y los clubes", informaban a este diario desde la Liga F el pasado fin de semana al preguntar por la ausencia del calendario, algo impensable en el caso de LaLiga y el fútbol profesional masculino.
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Los puntos discordantes eran la fecha de la final de la Copa de la Reina y la de la del final de la propia competición liguera. "Tendrá que resolver el Consejo Superior de Deportes (CSD) cuando acaben los Juegos Olímpicos de París", apuntaban las mismas fuentes de Fortuny, sede de la Liga F.
Y eso que desde el llamado Comité de Coordinación del fútbol español se vendió que la firma de este convenio "marca un punto de inflexión, ya que la Resolución del CSD, que hasta ahora regulaba las relaciones entre la RFEF y Liga F, queda obsoleta. En su lugar, se establece un nuevo marco regulador que refleja la nueva era de entendimiento y cooperación en el fútbol español".
El CSD audita las cuentas de la Liga F
Además de la celeridad con la que operado la institución que preside José Manuel Rodríguez Uribes, sorprende que esta vez el CSD haya dado la razón a la Liga F y no a la RFEF, como sucedía sistemáticamente cuando Rubiales era su presidente. Claro que las relaciones entre CSD y RFEF no son las mejores desde antes y después de la inhabilitación de Pedro Rocha. Esto y que no hay que olvidar que la profesionalización del fútbol femenino fue un empeño del actual Gobierno.
De hecho, el CSD está auditando las cuentas de la Liga F e igual en Fortuny se llevan un susto, pues la gestión estratégica de Pedro Malabia, a quien los clubes ven como el peón de Tebas en el tablero del fútbol femenino, igual no es la más adecuada para una competición que, al menos a día de hoy, está a años luz de LaLiga, de la que la Liga F tanto depende y seguirá dependiendo mientras no sea capaz de autofinanciarse.
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Y es que cabe recordar que la millonaria subvención del CSD al fútbol femenino —de ahí la rigurosa inspección de sus departamentos jurídicos y económicos—, acaba la próxima temporada. Por cierto, ¿por qué casi un mes después del "histórico" Convenio de Coordinación no se conoce su contenido? Quizás porque más que histórico, fue histérico. Firmado deprisa y corriendo, después del paripé plasmado en una foto en la que salen ocho imputados y antes de que Rocha fuera inhabilitado.
"Somos las putas amas", dijo Jennifer Hermoso tras ganar el primer Mundial para el fútbol femenino español y justo antes de ser víctima del bochornoso comportamiento de Luis Rubiales, que la condenó a ser más conocida por el piquito que por el título. Casi un año después, esas mismas jugadoras viajaron por primera vez a unos Juegos Olímpicos y no solo no lograron colgarse la medalla de oro, para la que eran las grandes favoritas, sino que se quedaron sin la de bronce.