Vinícius le enseña a Kylian Mbappé lo que es el Real Madrid: supercampeones de Europa (2-0)

La vida sigue igual en el Real Madrid. Da igual qué equipo esté en frente y que, de nuevo y como ante el Dortmund, la primera parte de los blancos fuera realmente mala. Este equipo tiene algo invisible a los ojos del aficionado del fútbol que hace que, pase lo que pase, siempre gane. Y esta noche, con goles de Valverde (tras una jugada maravillosa de Vinícius) y Mbappé (que empieza con buen pie), el Madrid venció a la Atalanta para proclamarse supercampeón de Europa (2-0).

Ancelotti no se dejó nada en el banquillo y salió con el que parece será su once de gala esta temporada: Courtois; Mendy, Rüdiger, Militao, Carvajal; Tchouaméni, Bellingham, Valverde; Vinícius, Rodrygo y Mbappé. Solo la baja de Camavinga en el último entrenamiento antes de la final trastocó los planes del entrenador italiano.

El Madrid dejó claras sus intenciones desde el arranque. Mbappé, de nueve; Vini, en banda. La Atalanta, con el equipo hundido esperando el error para salir al contraataque. En una de esas acciones, Zappacosta ganó línea de fondo tras superar a Valverde, pero la jugada quedó invalidada por falta en ataque.

En el primer partido oficial sin Toni Kroos, Ancelotti apostó por un cambio de sistema respecto a la temporada pasada: del 1-4-3-1-2 al 1-4-3-3, con Tchouaméni de pivote defensivo y Valverde y Bellingham en los costados. Ese ajuste ayudó ligeramente en salida de balón, pero aun así se notó que faltaba un jugador que hiciera los cambios de orientación que realizaba el centrocampista alemán.

La primera, de Mbappé

Como no, fue Mbappé quien estrenó la estadística de los disparos. Incorporación de Valverde y el francés, en el punto de penalti, disparó a puerta, aunque su golpeo pegó en el cuerpo de un defensa de la Atalanta. Poco después, centro de Carvajal que Vini no remató por escasos centímetros.

El plan defensivo de Gasperini pasaba por un marcaje al hombre, una táctica difícil de aplicar si fallan la sincronización y los esfuerzos físicos. Durante más de 25 minutos, el Madrid lo notó y en varias ocasiones tuvo que optar por el juego en largo, en especial con pases de Courtois.

La Atalanta no viajó a Varsovia para hacer el pasillo y en la primera clara que tuvo, De Roon mandó un disparo al larguero después de que este tocara en la cabeza de Militao. Susto para el Madrid. El equipo de Bérgamo, a raíz de la ocasión, ganó algunos metros hacia adelante.

Lookman no supo aprovechar un regalo de Tchouaméni. Fue Rüdiger quien impidió que el nigeriano encarara solo a Courtois. En la siguiente acción, amarilla a Bellingham tras llegar tarde a una disputa con el portero.

Rodrygo casi adelanta al Madrid

La Atalanta resistió y tras una gran primera parte, encaró el túnel de vestuarios recibiendo un único disparo madridista: Rodrygo, en la frontal, mandó un zurdazo al larguero. Al descanso, máxima igualdad y ambos equipos se marchaban con el resultado gafas: 0-0.

Ancelotti tenía que hacer algún cambio. La primera parte fue decepcionante y el hecho de que no hubiera prórroga era un importante riesgo a correr considerando los siempre temibles penaltis. Sin embargo, el entrenador italiano apostó por continuar la segunda parte con los mismos once jugadores con los que inició el partido.

La primera ocasión de peligro del segundo tiempo fue, de nuevo, para la Atalanta. Courtois tuvo que volar para hacer un paradón y evitar que el cabezazo de Pasalic adelantara a los de Bérgamo.

El Madrid contestó con un disparo con la zurda de Bellingham, que se marchó alto. Y en la siguiente ocasión Vinícius, que estaba siendo de lo poco salvable en el Madrid, asistió a Valverde tras un jugadon individual. 1-0 y el Madrid empezaba a respirar.

Tras el gol, el Madrid se desató. Vini falló un gol clamoroso y Musso salvó el segundo de Bellingham. Dos ocasiones clarísimas en apenas un minuto. Y cuando das cancha al Madrid... En el minuto 68, robo de Rodrygo, asistencia de Bellingham y golazo de Mbappé en su debut.

El Madrid sedó el partido

El 2-0 mató a la Atalanta. Tan solo alguna carrera de Lookman generaba algo de peligro, pero la zaga defensiva madridista evitaba cualquier tipo de ocasión de peligro. Salió Modric para dormir el partido. Le extrañaría no ver en el campo a su amigo Kroos.

Mbappé abandonó el terreno de juego en el minuto 82. Brahim ocupó el lugar del francés, que cerró su debut con un buen partido donde estuvo participativo y donde fue capaz de estar en el lugar preciso y en el momento adecuado para sentenciar la final.

No ocurrió nada más y el Madrid, de nuevo, se convirtió en supercampeón de Europa. Y Mbappé, guiado por Vinícius, ya sabe lo que es ganar como blanco.