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Taparse el logo de la competición, el último tiro en el pie del fútbol femenino español
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COMO PROTESTA POR NO HABER CONVENIO

Taparse el logo de la competición, el último tiro en el pie del fútbol femenino español

Mientras la presidenta de la Liga F denuncia que desde la RFEF le dijeron "que me dedicara a la maternidad", los sindicatos acordaron con las futbolistas un gesto muy poco inteligente

Foto: Las jugadoras del Real Madrid se tapan el logo de la Finetwork Liga F. (Real Madrid)
Las jugadoras del Real Madrid se tapan el logo de la Finetwork Liga F. (Real Madrid)

Entre todos la mataron y ella solita se murió. Así reza un conocido refrán castellano que se emplea cuando nadie asume la parte de responsabilidad que le corresponde en algo que se gestiona mal y acaba peor. Como hablamos del fútbol femenino español, lo correcto es utilizarlo en masculino y presente continuo. Es decir, entre todos lo están matando y él solito se morirá. Una vez más, y son demasiadas como para que sus protagonistas sigan sin darse cuenta, quienes se encargan de negociar su futuro, ya sea como patronal o sindicatos, están demostrando una desesperante incapacidad para llegar a acuerdos basados en el sentido común.

Dopado financieramente por el Gobierno de Sánchez para que las futbolistas tuvieran su primera liga profesional, todo un agravio comparativo con el resto de deportes, y no solo los practicados por mujeres. Con la ventaja de que el fútbol profesional masculino es el gran motor de todo el deporte español. Pero, eso sí, con el inconveniente de tener a la Federación Española de Fútbol (RFEF) permanentemente boicoteándolo en una versión cutre de la película La maté porque era mía, lo que invita a pensar que en el caso de Rubiales, a su incapacidad se une la intencionalidad. Así quedó claro, por ejemplo, con el desproporcionado incremento del gasto en arbitrajes.

Foto: Imagen del FC Barcelona-Granadilla Tenerife. (EFE/Toni Albir)

Con todos estos ingredientes, resulta que si la primera jornada de la primera edición de la liga profesional de fútbol femenino de España tuvo que aplazarse a causa de un parón arbitral, la última ha dejado la imagen de las futbolistas tapándose el logotipo de la Liga F, patrocinada por Finetwork, que los 16 equipos llevan en la manga derecha de la camiseta. Un gesto supuestamente reivindicativo o de protesta por las negociaciones del convenio colectivo, las cuales se encuentran bloqueadas por la inconsciencia de unos, la falta de decisión de otros y la mencionada incapacidad de todos para entender que la realidad del fútbol femenino español es la que es y así hay que venderla.

En el caso del Real Madrid, donde la publicidad del anterior patrocinador de la competición, Iberdrola, ya brilló por su ausencia tanto en las camisetas como en las vallas del Estadio Alfredo di Stéfano, lo más curioso es que fue el propio club quien difundió la imagen de las jugadoras tapándose el logo antes de su partido contra la Real Sociedad. Sabido es el permanente enfrentamiento de Florentino Pérez con LaLiga que preside su íntimo enemigo Javier Tebas, algo que, como era de esperar, se ha hecho extensible a la Liga F, aunque en este caso la patronal la preside Beatriz Álvarez Mesa, quien necesita tiempo, además de un buen equipo a su alrededor.

La denuncia de la presidenta de la Liga F

La asturiana denuncia que "desde el principio, desde mi primera llamada a la RFEF, se me han puesto zancadillas. No se me ha permitido sentarme en una mesa. Acababa de ser madre y solicité una reunión telemática con la federación, no se me permitió y me enviaron una carta diciendo que me dedicara a mi maternidad", Álvarez Mesa aprovechó su participación en el reciente ISDE Sports Convention 2023 para explicar que "si ingresas diez, no puedes gastar diez en el salario de las jugadoras Si queremos ser profesionales, no podemos matar ahora a los clubes independientes y a los deficitarios. No se puede ir a pérdidas toda la vida".

Después de haber constituido la mesa negociadora en julio del año pasado y llevar más de nueve meses de reuniones, en la mayoría de las cuales se dedicaron a marear la perdiz, la competición ha terminado sin que se haya llegado a ningún acuerdo. Tal vez el principal problema radica en que ni siquiera los cinco sindicatos, a saber, AFE, Futbolistas ON, Futpro, UGT y CCOO, e incluso dentro de uno de ellos, están de acuerdo en lo que deben pedir y, sobre todo, con qué criterios hacerlo. Cabe recordar que la presidenta de Futpro, Amanda Gutiérrez, habló de un salario mínimo de 50.000 euros cuando este está actualmente en 16.000.

placeholder La presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez Mesa, y el de LaLiga, Javier Tebas. (EFE/ Javier López)
La presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez Mesa, y el de LaLiga, Javier Tebas. (EFE/ Javier López)

Reunión con las propias futbolistas

De ahí que el miércoles de la semana pasada se celebrara una reunión —que no asamblea— con un grupo de futbolistas, con el objetivo de explicarles la situación y decidir con ellas la elaboración y difusión conjunta de un comunicado en el que dejaron de manifiesto su "total y absoluto rechazo a la propuesta realizada por la Liga F", para añadir el siempre recurrente "ellas son las verdaderas protagonistas y deben tener un sueldo que les permita vivir de esta profesión dignamente", y anunciar que "por ese motivo, en la próxima jornada se hará un gesto como muestra de descontento".

Parece que en este gesto tampoco hubo unanimidad, pues las jugadoras del Sevilla FC no saltaron al campo tapándose el logo de la Liga F, desde donde, como era de esperar, respondieron a los sindicatos asegurando que su comunicado contenía "no solo un cúmulo de falsedades y contradicciones con relación al desarrollo de la negociación, sino que además hace un uso tendencioso y populista de determinadas cifras económicas con el único objetivo de confundir a futbolistas y opinión pública". En la calle Fortuny, sede de la Liga F, deberían ponerse las pilas, pues muchos clubes empiezan a creer que lo que les vendieron no se ajusta a la realidad y priman intereses personales.

Aunque en la citada reunión la palabra huelga estuvo sobre la mesa, según Futpro, respaldada por una amplia mayoría de futbolistas de todos los clubes, el hecho de que a la Finetwork Liga F tan solo le restara una jornada, hizo ridículo plantearla. Eso sí, ya puestos, podían haber trasladado la huelga a la Copa de la Reina, cuyas semifinales, Alhama CF-Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao-Real Madrid se disputan este martes y miércoles, respectivamente, pero esta competición la organiza la RFEF y enfadaría a quien mueve los hilos de algunos sindicatos, concretamente de uno y medio, que no es otro que Andreu Camps, la diestra y siniestra mano de Rubiales.

Foto: Rubiales besa a Alexia Putellas antes de entregarle la copa. (RFEF)

De hecho, es curioso que el gesto elegido para que las futbolistas protestaran fuera tapar el logo de la Liga F, cuyo patrocinador principal, Finetwork curiosamente ha dejado la RFEF, cuyo logo la temporada pasada también taparon varios clubes, inicialmente sancionados por ello. Desde luego, castigar a una marca que ha apostado por dar su nombre a la competición no parece lo más inteligente. Sobre todo cuando lo que se reivindican son mejoras salariales o laborales en general. El fútbol femenino español está viviendo una situación excepcional, con ese dopaje financiero del Gobierno del que hablábamos al principio, y lo que realmente necesita es ser sostenible. Saber exactamente lo que puede generar, para saber exactamente lo que se puede gastar. No menos, pero tampoco más.

Entre todos la mataron y ella solita se murió. Así reza un conocido refrán castellano que se emplea cuando nadie asume la parte de responsabilidad que le corresponde en algo que se gestiona mal y acaba peor. Como hablamos del fútbol femenino español, lo correcto es utilizarlo en masculino y presente continuo. Es decir, entre todos lo están matando y él solito se morirá. Una vez más, y son demasiadas como para que sus protagonistas sigan sin darse cuenta, quienes se encargan de negociar su futuro, ya sea como patronal o sindicatos, están demostrando una desesperante incapacidad para llegar a acuerdos basados en el sentido común.

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